martes, 7 de abril de 2009

No, no more Bad Town...



Para Tania

Hoy, en mi trabajo, vi algo que me hizo reflexionar.

Un tipo, de corte ejecutivo, del departamento de planeación y finanzas, llegó a la sucursal desde la matriz en la Ciudad de México. Era flaco, y lo que me impresionó era su cabello tan engominado, que parecía un casquete sólido e impenetrable. Estaba peinado hacía atrás, con las puntas cayendo sobre su occipucio, erguidas levemente, ufanas.

Tuve mucho tiempo para meditarlo. Las horas en mi trabajo corren despacio; soy un guardia de seguridad, prácticamente el mandadero de todos, el de menor rango y cuantía. Hace poco me exigieron que recortara mi barba, y al encontrarme con hijos de puta como ese, quisiera preguntarle al mundo entero, incluso los que nada tienen que ver con el corporativo, ¿qué carajos les hace mi barba, y por que ese casco de la vulgaridad, ese casco del mal gusto es más tolerado?

Nadie conoce mi pasado, ni saben como vine a parar aquí, cuidando el acceso de las oficinas, llevando una bitácora rancia, e intentando releer los libros viejos de mi madre, porque tampoco me alcanza para comprar novelas nuevas. Leo a H.G. Wells, a Daniel Defoe y Robert Louis Stevenson. ¿A quién no le agrada releer La Isla del Tesoro o Robinson Crusoe?

(Me gusta la parte donde Robinson sube la colina, y ya en la cima, descubre que está solo en una isla. La releo muchas veces hasta alcanzar el llanto, y lloro cuando nadie pasa por la puerta, lloro quedito, y lo disfruto, como si fuera onanismo oftálmico).

No quiero tampoco que la gente de ésta empresa descubra que tienen un guardia de seguridad literato. Si éste fuera otro país, leer no tuviera nada que ver con el trabajo, así que no pido reconocimiento. Además, al menos yo puedo leer de vez en cuando. El trabajo de mi esposa ese sí es todavía más agónico y lento.

Ella trabaja como gritona en un programa de televisión. De esos con shows en vivo, concursos, entrevistas y monólogos. Es palera pagada. Cuando veo el programa de las dos de la tarde, conducido por un imbécil relamido como el ejecutivo que vi hoy y por una fulana emperejilada con ropa de colores pasteles y maquillaje excesivo, puedo escuchar los gritos y algarabía del público, y cuando me concentro, distingo los de mi esposa, y dejo de pensar en la cumbre de Crusoe, y mi imaginación se llena de tardes, cuando el día termina pero comienza para los dos.

Llego y me quito el uniforme, y veo mis botas Martens y sonrío, porque en el corporativo no se han dado cuenta de mi último bastión de integridad. Luego contemplo mis hombros y mi pecho, y sonrío de nuevo, por que ahí tengo mis tatuajes, y soy de nuevo yo, todavía inacabado, hasta que llega ella.

Entra callada; está tan afónica de tanto gritar que solo me mira y el parpadeo de sus ojos me sugiere que solo Knowledge de Operation Ivy puede iniciar las cosas a la perfección. Yo estoy de nuevo en jeans, en mis botas, sin camisa, y ella era lo último que necesitaba para ser de nuevo punk, ella es la mohawk que no puedo usar, ella es todos los atavismos que he tenido que abandonar. Pienso de nuevo en Robinson Crusoe, que no tenía que rasurarse ni cortarse el cabello, ni vestirse bien, pero estaba solo, estuvo solo por tantos años, y yo no le envidio, porque la tengo a ella, que conjuga todo lo que el tiempo me arranca para regresármelo.

Los dos bailamos ska, sonrientes, callados, en nuestro ínfimo departamento. Bailamos Bad Town de Operation Ivy, y luego Ghost Town de The Specials, y el espectro de un día largo es de nuevo aire condensado que se renueva, abriéndose como una flor silvestre gigante, perezosa, en cuyo interior duermen todos los que deben olvidarse de si mismos ocho largas horas diarias.

11 comentarios:

Unknown dijo...

De alguna manera me recordaste una secuencia de "Batalla en el cielo" (recién olvidé el nombre del director), donde el chofer pasa un largo camino en silencio para llegar a su casa y tener sexo explícito con su esposa (con sexo explícito me refiero a que en pantalla se ve cómo se la tira, en una de las secuencias porno más tristes, desangeladas y traumatizantes de la historia del cine nacional). Todo enmarcado con el silencio de la vida vacía de las personas que viven sin esperanza, sólamente acumulando tiempo en sus ajados cuerpos tan llenos de grasa y excesos que sirven de placebo a la falta de interés por tener un propósito real.

De alguna manera, me parece muy significativo el hecho de que tu personaje tenga que ocultar un hábito del cual se siente orgulloso. Me agrada mucho la repulsión que tiene hacia el representante del sistema que le mantiene en su puesto y que le limita, le castra simbólicamente al sugerirle que se rasure... y la liberación al final del día con aquella pareja con la que se permite ser él mismo... de alguna manera es esa identificación la que me atrapa y me engancha, pues en algún punto de mi vida es lo que he llegado a hacer con mi esposa.

Como siempre, se agradecen estos textos, sin afán de ser salamero ni mucho menos. Enhorabuena.

Luis dijo...

Uf, La isla del Tesoro, Robinson Crusoe y Punk, la combinacion y el final me pusieron la piel de gallina.

Y me identifique muchisimo con eso de esconder el habito de la lectura por la imbecilidad del ambiente laboral.

Dib dijo...

A mi no me gustó Robinson Crusoe.
Pero bueno.

Kurazaybo dijo...

Vaya, no se si es un post triste o alegre =S

Como que en los primeros parrafos abusas un poco de las comas.

Manuel Lomeli dijo...

Cuándo, y disculparas, se ha dicho, si es que, en este mundo, o en otro, ya no importa, que el uso, abuso, o desuso en todo caso, de comas, de esas hermosas elongaciones, tropezones, al pie de una letra, se hallan, o se encuentran, supeditadas a una economía, abstracta o concreta, ortográfica o léxica.

Snif.

Borregata dijo...

A mi me pareció lindísimo sobre todo el final. El final del día también es algo que espero a todas horas.

Chilangelina dijo...

Amé la referencia a tu onanismo oftálmico.

Prometo pa'l otro martes publicar primero yo.

Kurazayo dijo...

Jajaja no tardaria mi maestro de español de la secundaria en desmayarse y ponerse amarillo al leer ese comment

«danito» dijo...

Relindo... y si, en el trabajo es mas bien complicado ser ese que uno es.

A mi me hizo pensar en el otro lado de la moneda, cuando por la calle te ven los punks, los emos, los *tribuurbanafavorita* con ojos de ¡pincheoficinista!

snif!

Anónimo dijo...

q,,, onda, mi, cha,n,go,,, t,e late,,, cómo,,, es,c,r,ibo? e,,s c,,orrecto?,,,, alguien habló,,, sobre usar, las, comas, así,, en este u otro,, mundo?,,,,saludos,,,

CÉSAR R. GONZÁLEZ dijo...

Déjate de laceraciones personales

Escribe de lo tuyo: secreciones

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