jueves, 23 de julio de 2009

King y Sagan, saben


Cada vez que abordo el tema de últimas voluntades con amigos y familiares, me gusta horrorizarlos solicitando que si me muero antes que todos ellos, pasen mis restos por un crematorio y luego los mezclen con el café que se obsequiará a los asistentes a las festividades posteriores a mis exequias. De esa manera, los que digan “qué bueno que ya se murió ese hijo de la chingada porque me caía como una patada en el estómago” van a estar diciendo una gran verdad, pues dejaré instrucciones para que me rellenen con arsénico tan pronto como me muera.

Eso que acabo de decir, no sería en rigor mi última voluntad, sino mi último revire en caso de que padezca yo un fallecimiento bien planificado, después de una agonía larga, tediosa y dolorosa que, sin duda, sería usada como excusa para que los creyentes que me rodearan me espetaran a cada rato el siguiente dislate: “Ahora que te estás muriendo, arrepiéntete y reza”.

Sería como revirar: "Ahora que tú sientes que te estalla la panza ¿qué prefieres? ¿hincarte para rezar o correr a buscar a un médico?"

Tarados.

Como última voluntad prefiero otra.

Después de mear en las tumbas de todos mis conocidos y darle un beso de despedida al cráneo de mi esposa que llevaría algún tiempo siendo usado como pisapapeles, yo me subiría a un cohete y me iría a la chingada de aquí.

Esa idea, que se parece a lo que han descrito Chilangelina y Luis en sus respectivos posts de esta semana, a mí se me ocurrió durante la lectura de un par de libros.

Los Tommyknockers

Aquí Stephen King, toma prestada la premisa de Lovecraft en el El Color que cayó del cielo, y narra una historia donde los residentes de un pueblito de Maine son sometidos a la influencia de una nave extraterrestre desenterrada en los terrenos de una escritora de novelas de vaqueros.

El protagonista, Eric Gardener (Gard para los cuates) después de beberse una cantidad de alcohol que espantaría a los participantes de la Alcohomanía, y de evitar a sombrerazos, escupitajos y albures los ataques de los “nuevos y mejorados” habitantes de Haven que lo quieren matar, se sube a la nave, les hace un dedo a sus paisanos convertidos en aliens y se va. El fin de Gard es así:

“Echado en el suelo transparente de la sala de mandos, ya a más de cien mil kilómetros espacio afuera, Jim Gardener sonrió tendido en un charco, cada vez más amplio, de su propia sangre...”
Contacto

Sagan, en su novela, aborda lo que él cree que pasaría si en la antesala del milenio una señal de radio de origen extraterrestre (proveniente de Vega) fuera captada por científicos del proyecto SETI. La señal contiene instrucciones para construir una máquina que permite contactar a nuestros vecinos veganos en persona.

Aquí, el personaje más interesante (sí, más que Ellie Arroway) es un señor que se llama S.R. Hadden. A diferencia de su contraparte cinematográfica, el Hadden que imaginó Sagan no se muere de cáncer en el MIR orbitando la Tierra. La última voluntad de Hadden tiene que ver con alcanzar la inmortalidad. Para conseguir eso se sube a una nave, sale del Sistema Solar y se queda congelado como paleta esperando a que “alguien” lo reanime millones de años después.

El final de Hadden es así:
“En la confianza de que su fin sería al mismo tiempo su comienzo, cerró los ojos y plegó los brazos contra el pecho, en el instante en que se encendían los motores y la bruñida nave emprendía su largo periplo rumbo a las estrellas.

"Dentro de miles de años, sólo Dios sabe qué estará ocurriendo en la Tierra", pensó, aunque eso no era problema suyo y jamás lo había sido. Pero él, él estaría dormido, congelado, en perfecto estado de conservación, mientras su sarcófago atravesaba el vacío interestelar, superando a los faraones, venciendo a Alejandro, eclipsando a Tsin.

Había planeado su propia resurrección.”
Pues bien, yo a diferencia de estos personajes que he citado, no me interesa morir como héroe anónimo, ni convertirme en producto congelado para que ET me resucite. En cambio sí estaría muy dispuesto a pasar mi último lustro viajando rumbo al centro de la galaxia y alejándome de la Tierra.

Mandando mis átomos, antes de que se desorganicen de tal manera que me pierda yo las alegrías y los disgustos del viaje, hacia el horno donde se forjaron.

7 comentarios:

Dib dijo...

Jajaja. ¡Qué buena idea lo de las cenizas!

Yo había pensado en hacer de mis cenizas varios diamantes y como última voluntad, que alguien se los entregara a mis "amigos" para que a su vez, ellos los entreguen como anillos de compromiso.
Así al menos una parte mía siempre estará con sus esposas =D

De lo del craneo como pisapapeles... yo había pensado en utilizarlo como caliz.

Por cierto, el último párrafo del texto, fue la maldita ley.

Moyete dijo...

Al final tu última voluntad es regresar al origen. Lo cual es de cierta manera volver a empezar, como también lo es la resurrección. Aunque la resurrección me parece también aferrarse a algo que inevitablemente va a terminar, por lo que me late más tu última voluntad.

Buen texto!

Anónimo dijo...

Que post tan mamon....

Luis dijo...

Moyete, no, no tiene nada que ver con la resurrección.

Supongo que esta vision de las cosas es común entre los que tenemos influencia y tendencias cientifficiosas; para mí también el final ideal tiene que ver con volver a ser polvo de estrellas.

Anónimo dijo...

pfff... weva, weva, weva, weva... mejor dí algo que sea verdad, si te sirvieran junto con el café aún y si tu fantasía se cumpliese, sólo la bebería tu familia, dudo que mucha gente vaya, es la primera vez que leo alguna pendejada de las que escribes y en serio me dió asco, venía en busca de algún post del chingón de salaverga, que en mi opinión era el único que quedaba bueno, ahora puro nerd, imbécil que dice que lo van a retacar de arsénico, NO MAMES!!! eso no va a pasar!!! es la primera vez que un post me enfada lo suficiente como para picarle en comentarios para ver si alguien comparte mi opinión, y mi enfado fué tal al leer esta basura que hasta estoy comentando, así que piensa que por lo menos alguien te dedicó como 2 minutos, chingada madre!!! desperdicié como 7 leyendo y comentando, a la verga, en ese tiempo puedo hacer algo más productivo como respirar o ver el techo.. .pfff, adiós

Anónimo dijo...

eres demasiado pretencioso y demasiado paupérrimo como para cumplir tu deseo!!

me imagino que es una buena chaqueta mental para un orgasmo...

pinche mamon!!

Kyuuketsuki dijo...

El polvo de estrellas de Sagan. Que buen final para un ser humano. Y para todo.

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