
De las veces que he estado frente a un juez las más perturbadoras no fueron las dos en las que tartamudeé un "si" cuando me casé, sino la vez que me divorcié.
Esa ocasión no era un juez sino una juez y por razones que en ese momento atribuí a carencia de pito burócrata, la funcionaria echó un discurso reteemotivo para impedir que mi ex y yo nos divorciáramos. Después supe que por ley y como parte de su chamba, la juez hace un intento por convencer a las parejas que quieren divorciarse que lo mejor es que continúen casados.
Esa legislación provocó que me tuviera yo que soplar frases como la siguiente.
- No saben cuántos hogares desechos he tenido que ver. Es muy triste - nos dijo.
Me imaginé que en los ratos que no trabajaba de juez, se dedicaba a ser operadora de bola de demolición.
Juntas de aveniencia le dicen a esas sesiones. Quien las haya bautizado así es un gran bromista o es muy ingenuo.
Es el amor burocratizado, por asombroso que parezca.....
ResponderEliminarSuertudo tu, acá la juntas de aveniencia las hace el secretario (divorciado...2 veces)
ResponderEliminarInteresante (viéndolo de lejos). No me imaginaba que eso también pasaba en México. Nunca he sido de divorcios, sino de familias incompletas.
ResponderEliminarCurioso.
Lo de la bola demoledora rifó sobremanera.
ResponderEliminarYo también me he divorciado tantas veces que ya hasta lo disfruto...
Nah, ¿pero a poco no es kafkiano?
Saludos, Controlzape