Lo frágil de mis banderas
Justo ahora que he abandonado un trabajo en el gobierno panista y alguien me ha echado en cara mi deslealtad y mi absoluta falta de compromiso con su causa, me puse a pensar en la autenticidad de mis banderas para caer en la cuenta que fuera de mi enfermiza afición por los Tigres y mi fidelidad matrimonial tras once años de casado, he traicionado demasiadas cosas. A igual que Sabrina, personaje de la Insoportable levedad del ser, a veces encuentro un ácido y delicioso saborcillo en la traición. Aquí va una breve historia de mis traiciones.
Mis endebles convicciones políticas
Cosas de la vida. En el terreno político es en el que más aplico esa frase de Groucho Marx: “Estas son mis convicciones ¿no le gustan? Pues no se preocupe, aquí tengo otras”. Aunque en teoría soy un periodista con más de 14 años de experiencia en cobertura política y dicen que hasta me pagan por hacer una columna sobre el tema, la triste realidad es que mis propias convicciones políticas son el monumento a una esquizofrénica inconsistencia.
En 1985, durante la campaña electoral de Fernando Canales en Nuevo León fui un panista rabioso y convencido. Tenía 11 años de edad y ser panista se me hacía lo más cool del mundo (habiendo nacido en un hogar burgués y regiomontano la influencia era grande). Hasta acompañe como voluntario a Alejandro Páez en su campaña por la Alcaldía de San Pedro. No estaba mal para empezar una carrera política. Empecé más temprano que muchos que ahora son funcionarios. Siendo constante, chance y a los 21 me colaba como regidor en algún municipio. Pero no.
A los 14 años abrí los ojos y tuve un breve periodo de marxismo-leninismo declarado que mis padres trataron de combatir a toda costa y después de algunas lecturas básicas (por supuesto me fleté el Manifiesto pero nunca El Capital) mi mayor involucramiento en movimientos radicales me hizo empezar a adentrarme en Bakunin, Guerin y Malatesta.
Pero a mis 18 años, siendo alumno de la Facultad de Ciencias Políticas de la UANL, tuve el deseo de cambiar al mundo militando activamente en el FJR del PRI. Como siempre se me ha dado cierto don natural para los debates y los concursos de oratoria (he ganado tres), allá andaba yo en foros, discusiones y certámenes defendiendo al tricolor. Era la época en que Colosio era presidente del PRI. Mi militancia activa duró menos de un año, pero aún así tengo buenos amigos en el PRI de Nuevo León.
En 1994 celebré con beneplácito el nacimiento del EZLN e incluso acudí a algunos mítines de apoyo. Hasta presenté en 1995 una ponencia sobre la creación de zonas autonómicas. Hoy pienso que hay que salvar a los indígenas de los indigenistas y el moderno zapatismo se me hace, en el mejor de los casos, una reminiscencia que sólo alguien muy iluso y romántico se puede tomar en serio. Voté por primera vez en 1994. Mi voto fue para el PRD. El Cuatemochas Cárdenas. En 2000 voté por Rincón Gallardo y en 2006 el exceso de trabajo no me permitió votar, aunque confieso que pensaba votar por Calderón.
Siento especial respeto por los anarquistas y anarcoterroristas españoles de principios de siglo (de los pocos seres totalmente limpios que ha arrojado la política) aunque mis textos políticos favoritos son los de la Ilustración (hablando de Historia Universal) Como quien dice, son mis ideas rectoras. Pero me gusta más la antigüedad que el presente. Yo sentía especial respeto por Anthony Gidens, el politólogo de cabecera de Tony Balir y miren las babosadas que acabó haciendo ese lacayo de Bush.
Mi doble vida futbolera
Para mí el futbol se divide en Tigres y el resto. Con Tigres soy un simple aficionado irracional que es capaz de torturarse con juegos pésimos o simplemente soporíferos y aún así seguir apoyando incondicionalmente a su equipo. “Me aficiona quien me convence”, dice Phuy. Tigres no me ha convencido en miles de juegos, pero esto va más allá de una afición. En mi fase Tigre, no me precio de ser un conocedor, sino un vil hooligan barrabravero que se parte el alma por su equipo.
Con el resto de los equipos del planeta (con excepción de rayados al que odio con fervor), me precio de ver el futbol con mentalidad de director técnico ajeno a toda pasión.
Por ello disfruto más viendo el futbol de otras latitudes que el de mi país. En promedio, veo más partidos de la las ligas de Argentina, Inglaterra, la Champions y la Libertadores que de México. De ahí el único imperdonable es el de Tigres.
Se que es absurdo empeñar buena parte de la energía y las endorfinas en una camiseta que hace 28 años no gana una liga en Primera División, pero igualmente absurdo es matarse por una religión o por un partido político. La vida en sí, es absurda y el absurdo, amigos míos, no tiene categorías.
Los orígenes de mi ateísmo
Nací en un hogar católico y en la infancia cumplí con todos los sacramentos. Tengo insoportables tías del Opus Dei y mis padres son católicos practicantes, aunque no radicales. Mi Abuelo fue un filósofo seguidor de San Agustín y Santo Tomás, el mayor filósofo cristiano que ha parido México y el que tiene una obra mayor. De él heredé la pasión por los libros desde temprana edad. De los libros, principalmente, nacieron mis dudas sobre la existencia de Dios. Desde los 16 años soy totalmente ateo. Nada de que creo en Dios pero no en la iglesia. No. Yo no creo en una puta madre. Considero a las religiones monoteístas, principalmente la maldita trilogía judeocristiana- musulmana como la mayor peste que ha padecido la humanidad. Mis convicciones pueden mutar, pero mientras no suceda lo contrario, que se me aparezca la Virgen del Comal o algún milagrito por el estilo, sostendré que ningún Dios existe. No voy a discutir aquí de teología. Prefiero hablar de futbol.
Aborrezco las convicciones literarias.
En la literatura no tengo convicciones. Punto. Me gusta, me divierte, me aburre o la aborrezco, pero no la clasifico. Disfruto lo mismo a Emilio Salgari que a Mario Bellatín y considero que Julio Verne vale tanto como un José Revueltas y me hipnotiza por igual un Rafael Ramírez Heredia que un Ricardo Piglia, y respeto tanto a Tolstoi como a Milán Kundera sólo por hablar al azar. Me aburren los teorréicos y a los maextrozos y toda esa horda que se masturba con Roberto Bolaño y similares. Sufren demasiado haciendo clasificaciones, tanto, que se olvidan de leer y sobre todo, de disfrutar.
La música es mi mejor pasatiempo
De música ya he hablado mucho y no tengo convicciones. El Metal es un planeta central en un universo donde giran muchos otros géneros. Chavela Vargas, el Piporro, el rock argentino, la música colombiana, el tango y Bach son bienvenidos por igual en mis bocinas en donde Iron Maiden, Black Sabbath y Motorhead son soberanos absolutos.
Yo creo que tus banderas no son tan frágiles después de todo. Bien.
ResponderEliminarBanderas fragiles??
ResponderEliminarBanderas fragiles??
Chale.
¡Muy bueno!
ResponderEliminar¡Saludos!
Buenas Banderas..
ResponderEliminarte la rifaste en la de la música.
Saludos!
HOLA.ANTE SQUE NADA UN SALUDO.
ResponderEliminarSABES COMO DESCRIBIR TU FORMA DE SER DE UNA MANERA REALISTA Y SIN ESCRUPULOS,ESO S BUENO.
SOLO MEJORA CON ESE ASPECTO QUE TIENES DE LA POLITICA.
UN SALUDO.CUIDESE.
repitan conmigo el siguiente poderoso mantra desestresante:
ResponderEliminar¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE A ULISES AXEL EL PEDERASTA MARRANO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
ResponderEliminar¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO!
me gusto mucho mucho!
ResponderEliminaryo creo que no se trata de tener una sola bandera, un solo ideal, prefiero ir evolucionando y creer y vivenciar lo que más se me acomode en el momento
ciao!
Este hombre quien sabe por que, siempre me ha caido mal, como que siempre que me he metido a leer recolectivo tengo expectativas muy distintas a leer lo que escribe este hombre. Hoy empece leyendo su post y recorde que siempre lo he considerado un aburrido. En serio que da flojera.
ResponderEliminarComo que se esfuerza mucho, cada uno de sus escritos carecen de naturalidad, los siento acartonados. Es raro.
ResponderEliminarSolo quiero aclarar que el personaje que dices se llama Sabina. Y comienza sus traiciones en la pubertad. ¿Cuál fue tu primera?
ResponderEliminarYoSabina
Solo quiero aclarar que el personaje que dices se llama Sabina. Y comienza sus traiciones en la pubertad. ¿Cuál fue tu primera?
ResponderEliminarYoSabina
Interesante.
ResponderEliminarSaludos.