No he leído Rojo y Negro pero revisando el artículo correspondiente en la wikipedia veo que el rojo y negro del título no son de una bandera de huelga, sino los colores de uniformes de militares y clérigos en los días de la restauración borbona, que es cuando se desarrolla la historia de Julien Sorel.
Supongo que en aquellos días una manera de obtener reconocimiento social y fortuna en caso de que se hubiera nacido en cuna pobretona pero ambiciosa, como el protagonista de la novela de Stendhal, consistía en dedicarse a las armas o al sacerdocio.
Ciento ochenta años después, el hecho de vestir sotana o uniforme de soldado más que trampolín social yo lo veo como sinónimo de vocación de ser tarugo. Sobre todo en estas latitudes.
Ya todos conocemos los dislates de algunos jerarcas católicos quienes, esgrimiendo crucifijos, echan espumarajos sobre cómo debe vivir uno su vida. Es un tema muy manoseado. Nomás agregaré que en la actualidad, el que le dedique su vida a diosito sólo puede aspirar a algún reconocimiento si ademaś de castidad hace votos de silencio.
Sin embargo, los dedicados al otro color de Stendhal, los soldados, por más que les busco, no tienen remedio.
Imaginen que están ustedes muy quitados de la pena en su casa cuando, de pronto, desde el exterior, tumban la puerta y se presentan ante uds media docena de elementos de las heróicas fuerzas castrenses esgrimiendo, además de armas más grandes que la estatura de cada uno de ellos, una varita en forma de Y.
- Sr ciudadano, hágame el favor de bajarse los chones pues al sargento aquí presente le acaba de palpitar la varita mientras pasábamos frente a su casa - dice el que trae más barras en las solapas.
Si uds no son dejados ni apocados quizá respondan:
- ¿Que su varita hizo qué chingados?
A lo que los elementos de las fuerzas castrenses, con la bonhomía y amabilidad que los caracteriza, quizá respondan.
- Mire ud, lo que pasa es que la varita del sargento se pone a palpitar cuando detecta que hay mariguana cerca y vea, hasta parece trompo chillador cuando la acercamos a sus chones. Por eso lo invitamos a que se los baje para una inspección.
Ante semejantes razonamientos uds, si saben de varitas zahorí, del efecto ideomotor, de falsos negativos, de falsos positivos y no se amedrentan fácilmente quizá digan:
- Sres de las fuerzas castrenses uds están retependejos.
Pues bien, ahora, donde uds imaginaron una varita zahorí, pongan un aparato llamado "detector molecular GT200" que cuesta miles de pesos y que el ejército usa en su guerrita contra el narco, y tengan en cuenta que lo único que detecta ese aparato es la credulidad del fulano que autorizó su compra. Completada pues la imagen, ya saben porqué digo que vestir de uniforme en estos días es garantía de ser considerado retardado mental.
pd. Quien quiera saber más de qué va el famoso GT200 lea esto.
Si fuera la única forma de tener asceso a la cultura. Por Belial que me vuelvo religiosa.
ResponderEliminarYoSabina
Los votos de silencio, ¿también cuenta la palabra escrita? Esa es más ruidosa.
ResponderEliminarArrrghhh par de pendejas las de arriba.
ResponderEliminarAh y el texto... muy equis o ¿no?
Por comentarios como este del anónimo, me reservo a leer nada más. Que mal viaje y hueva, neta.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar...... caray, ahora si te salió chueco el penal... ni modo, ya será para la otra
ResponderEliminar... por cierto, calma Ave Fenice, ya te sientes Sor Juana...
ya conseguiste trabajo o sigues de muerto de hambre??
ResponderEliminar