lunes, 24 de noviembre de 2008

Gloria


No podía sacarse la visión divina de los ojos. Estaba comprando manzanas. Artemio solamente había ido por su caja de cigarrillos y entonces la topó desde su tersa espalda. Un olor a perfume delicioso llegó hasta su corazón en aquella mañana de diciembre y ya no pudo apartarse del impacto combinado del pelo cayendo deliciosamente en la piel y aquel olor, altamente recordable. Estuvo dándose de vueltas, como eligiendo más cosas solamente para verla darse la vuelta y conocer más de aquella extraña... pero ella estaba muy animada platicando con la señora de la tienda. -¿Buscaba algo más, joven? –le preguntó el señor que siempre estaba en una silla de alambre tomando el sol afuera del local, solícito. –Unos cigarros, por favor- balbuceó, -en un momentito- dijo aquel anciano, -ahorita le despachan- Artemio se sonrió para sus adentros, pues ni obtuvo su pedido, y el anciano lo puso en evidencia de que solo estaba ahí para cerciorarse que aquella parte trasera debía tener un frente todavía más espectacular, y además le había dicho “joven”.

Artemio tenía treinta y siete años y algunos meses cuando llegó a aquella tienda de abarrotes... y frutería, claro está. La noche anterior estuvo hasta tarde trabajando en un amplificador que no daba feedback y una guitarra hermosa y cara que no emitía sonido alguno. Él había soñado con tener guitarras entre sus brazos y arrancarles notas que hicieran saltar a una multitud entera, con interpretar himnos y ser recordado para toda la vida en el “rock n´Roll Hall Of Fame”... -sueña a lo grande, que puedes llegar- fueron las pocas palabras que guardó en la memoria de Gloria, antes de que tomara sus cosas y se fuera para ser cajera de supermercado en otra ciudad. Artemio carece de muchas cosas. Una mujer que lo soporte y le crea que será -tarde o temprano- un músico de altos vuelos, un verdadero talento que lo haga destacar del resto de hueseros más doctos y con repertorios más amplios que abundan en la ciudad –pinche rock de ahora, puras mamadas, pura distorsión- se justificaba a sí mismo, quien solo sabía ejecutar solos y adornos de heavy metal, y lo más importante, se había granjeado un nombre acorde a una estrella. Por eso Artemio era mejor conocido como “El Vampiro”.

Huelga decir que se esmeró en hallar una imagen acorde a su nombre de batalla elegido en base a “carisma” de KISS. Pasaba horas escuchando aquel disco cuando adolescente, que su tío Mincho siempre se burlaba –“¿todavía no traspasa la aguja esa mierda?”. El pelo estaba cayéndosele a puños, y desde que se enteró que ya no era el mismo joven con la chispa ardiendo en sus ojos, empezó a ponerse un paliacate en la cabeza. Lentes oscuros, pantalones hechos jirones y chamarra de cuero... el Vampiro estaba listo para hacer historia... de alguna manera.

En la tienda la mujer pagó sus manzanas y se dirigió a la puerta, mientras, Artemio estaba embebido mirándose reflejado en un refrigerador enorme... reaccionó, no iba a permitir que ella se fuera sin conocerle la cara, así que, acudiendo a una suerte monumental, reparó que había dejado sobre el mostrador el estuche con los lentes, lo tomó, olvidando sus cigarros y su imagen decadente para salir tras ella. Cuando Amanda sintió la persecución y el tronar de las botas tejanas del vampiro, volteó de golpe, encontrándose así con una visión que no olvidaría. Lejos de tender la mano y recibir el estuche, gritó y arrojó al piso la bolsa de fruta, el monedero y las llaves del coche, Artemio se desconcertó al grado que no atinó a cubrirse la cara cuando ella lo arañó, en un acto reflejo, tirándole los lentes oscuros, descubriendo sus grandes ojeras y sus ojos verdes. En la calle se formó la confusión. Los transeúntes se detenían a mirar en que acabaría aquel asalto, el señor de la silla se cayó al intentar incorporarse y Artemio no atinaba a articular palabra... –Había olvidado sus lentes- dijo con una voz a punto de quebrarse. Efectivamente Amanda era una mujer hermosa, a sus treinta años, conservando una belleza compartida en partes iguales con la naturaleza y las bondades del maquillaje, las cremas y el tinte. Pero de nada sirvió. El gesto de miedo y asco en su cara daba al traste con la visión que había hechizado al vampiro.

El dejó caer al piso el estuche y amargamente se dio la vuelta para volver a la tienda, con la cola entre las patas, por sus cigarros. –Y una caguama- agregó al pedido. El Vampiro regresó a su habitación sintiendo que un nudo en su garganta lo asesinaba. Se desayunó un cigarro y su cerveza mientras veía por la ventana. Qué grande es la ciudad y qué cruel, que pequeña la vida y que grandes los sueños... pensaba. Agarró apresuradamente su mochila y se fue a seguir con la faena del día. Ahí estaban esperándolo sus dos pacientes, el ampli y la guitarra. Se dedicó a sacar el sonido donde simplemente no lo había y a cada paso se detenía a acomodarse el pañuelo y bajar las manos para sentir aquellos arañazos en su cara... bruscamente enciende la radio y de pronto suena una voz que se le hace familiar, casi siente que está en familia cuando anuncia “Frecuencia total... sólo éxitos”... y de pronto suena “Black Magic Woman”... y Santana va y viene por los trastes, deslizándose por las notas y los acordes, arrancando una muestra más de la grandeza del rock a su guitarra. Artemio sabe perfectamente en que parte de la guitarra salen esos tonos y mueve los dedos sobre la guitarra muda que tiene en sus brazos... pero nada suena. Se siente extrañamente invadido por una nostalgia espantosa y fría. Manda al diablo la guitarra y mejor se va derecho a comprar más y más cervezas... y cigarros.

Vence la pena y compra. Regresa y se empina su caguama hasta sentir que su garganta estalla, en la radio está sonando ahora “Stairway To Heaven” y entonces el vampiro se rompe. Salen gruesas lágrimas y bajan por sus nuevas cicatrices y su barba descuidada, hasta que su sabor salado se revuelve con el amargo de la cerveza... se queda quieto, temblando, tratando de rehacerse, él no es ninguna nena... solo que se siente más solo que nunca. Esboza una sonrisa torpe y retoma sus quehaceres. Tan empapado está en el rock que aprendió como hacer sonar aquellos pedazos de metal y madera, se clava en el trabajo mientras que suspira cada que el olor del perfume de Amanda llega hasta su recuerdo, y ya que sale de su ensimismamiento, le da otro largo trago a su cerveza... por sus oídos ya han desfilado los gloriosos ídolos a los cuales había consagrado su vida entera, las canciones que hubiera querido componer... las sensaciones que habría querido provocar. De pronto se levanta y tambalea. La cerveza no es pendeja –piensa- y se ríe de nuevo. Agarra y justo cuando va a seguir en aquella guitarra renacida los mismos acordes que suenan en la radio, entra a su pequeño taller Peluche, Peluche es un muchacho extraño según la apreciación del Vampiro, con sus bermudas aguadas y con bolsas “que solo ese güey sabe para que las quiere”, y una playera del Ché Guevara. Su pelo parece una espiga de diente de león, moviéndose a cada paso que da. -¿se puede?- dice Peluche – “a huevo que se puede, cabrón, mira nomás, pobre guitarra, ¿la traías de matamoscas o que pedo?”... ríen.

Peluche conecta la guitarra en el ampli del vampiro, el otro nomás no queda... le sube a su volumen y le mete saturación hasta que suenan notas rasposas y armoniosas, que le dicen al vampiro que el chavo tiene madera, -pero en una pinche música para locos- recuerda las palabras del tío Samuel. Peluche está entrado haciendo música que al vampiro nomás no le acaba de gustar... de pronto se levanta apresuradamente el Vampiro y le desconecta la guitarra. –“Tocas tan pinche feo, que parece que la pobre lira todavía está descompuesta”- le dice en tono de broma. Entonces Peluche le cede la guitarra y Artemio le pone su pedal y apaga la radio. El mismo Peluche se sorprende de escuchar las maravillas que hace el Vampiro con su Squire. Agarra un tono delicioso y se va tendido sobre la línea de notas y a cada paso embellece su canción con riffs ácidos y virtuosos, con adornos que parecen decir que Artemio no estaba loco cuando dejó la casa, la escuela y la novia para venir a la ciudad a ser una estrella del rock, en la calle se empiezan a juntar los curiosas viendo como el Vampiro se retuerce, se desgrana, se yergue, imponente, sin dejar de ejecutar en un solo momento. -¡Está sacando el requinto con los ojos cerrados!- piensa para sus adentros Peluche, que no puede dejar de ver sus dedos y compararlos con la danza que hacen los del Vampiro, van, suben, estiran y tensan cuerdas en una verdadera sinfonía de un solo hombre, en la acera ya hay una decena de personas que se acercan como moscas, atraídas por la canción desbordada.

Artemio está parado en medio del universo y de pronto nada le importa que nadie esté esperándolo en casa, que Amanda le haya dicho en silencio que su aspecto es feo, que esté cumpliendo años atascado en un sueño, que su pelo esté escaseando... en ese momento Artemio no existe y el Vampiro está usurpando su cuerpo huesudo y ebrio, haciendo válida su existencia en aquel terreno extraño, tierra de nadie y de todos. Con los ojos apretados, el Vampiro va por sus recuerdos. La alegría de haber sacado esa rola la primera vez, la amargura de haberla escuchado mejor ejecutada por un chavo de la mitad de su edad, la última noche entre las piernas de Gloria, sus palabras. El cepillo de dientes que dejó en el baño, con el que limpia ahora sus botas, todo junto, atiborrándole la cabeza y saliendo por sus dedos, la visión de su madre, ya mayor, llorando mientras que él se iba a comerse el mundo sin mirar atrás siquiera para ver que lo bendecía y besaba la cruz... llega el último acorde y de pronto, nada.


El Vampiro está parado mientras que la guitarra agoniza en una última nota, vibrando hasta el infinito. De pronto Peluche se suelta aplaudiendo como un loco, la gente que ya es una docena lo sigue en aquel reconocimiento a su talento. El Vampiro es más que una apariencia, que un seudónimo que le quita la pena, que un sueño de opio. Entonces, extiende la guitarra y se la entrega a Peluche. Bajo sus lentes oscuros, sus ojos están llenos de agua. Traga saliva y hace un monumental esfuerzo para que no se le quiebre la voz –“anda, chamaco, ve y practica cosas que valgan la pena, porque te sabes puras mamadas”- le dice, y Peluche se va, agitando su pelo esponjoso, que le recuerda a Artemio la flor del guaje que tenía en el patio de su casa... cuando tenía casa. La gente se empieza a alejar, todavía embelesada, del tallercito. El Vampiro sale a cerrar y un chaval se le para enfrente y le pregunta el nombre de la rola. “La llamada de Ktulu” - contesta secamente y remata –“ignorante”.

Aquella tarde, Artemio se fue temprano a su cuarto. Pasó por otras cervezas y se quedó embebido oyendo sus viejos discos... ¿cuántos años hace ya que llegó a esa ciudad? ¿Cuantos días que se duerme al lado de un lugar vacío?, ¿cuántas horas que tocó?... y aquella canción todavía le arde en las manos. Dieron las nueve y el Vampiro se dio un baño y se cambió. Sacó su orgullo de su estuche y checó que todo estuviera en orden. Aquel día es jueves y todos los jueves el vampiro toca con su banda en la planta alta del bar “Black House”. Camina con sus botas limpias, no en vano el cepillo de dientes de Gloria, por la calle mojada y va estrellando los espejos que forman los charcos del pavimento a propósito. Aquella noche, en el bar, una espada de luz salió por la garganta del Vampiro, arrobando a su público fiel, aquel que sí conoce las canciones, aquel que sabe cuáles suenan espectaculares con aquella banda de cuarentones y que cada jueves le hace esbozar una sonrisa de a de veras... cuando regresó a casa, ebrio, sudado y cansado... se dejó caer en la cama vacía. Sintió la boca seca. Palpó en sus mejillas la huella de pagar tributo a la belleza de Amanda, con los callos reviviendo en sus dedos que duelen… y está infinita y tristemente solo... Entonces Artemio entendió que solamente los pendejos dejan morir al Rock N´Roll.

28 comentarios:

c324r dijo...

Nunca pensé que fuera a acudir a algo ya escrito. Pero sucedió que el Falso Maracuyá se fué y hoy en la mañana me encontré con que mi petición de venirme a los lunes había sido escuchada.

Este cuento es viejo. Ya muy viejo, supongo que lo siento como algo especial porque cuendo lo escribí, tenía el corazón lleno de amor y de canciones... si, eso podría ser.

Bueno, una vez hecha la aclaración, ojalá les agrade, acá nos leermos los lunes.

Muy sinceramente.

Anónimo dijo...

Muy buen retlato y que pasada de lanza de la Amanda, esas si son mamadas, y lo mas chistoso que hace 2 dias estava de curiosa en tu blog y lei este relato, volverlo a leer es muy agradable y calro que voy a leerte todos los lunes ahora

Anónimo dijo...

QUE PUTA HUEVA

Ademas de que esta megalargo, esta de verdadera hueva.

Pero bueno, que se puede pedir de ti.

Un Fulano dijo...

Ah no mamés, no puedes hacer un resumen?

Esta de hueva .

Zimmerman dijo...

Me gustan los recalantados, en especial el de navidad, no tiene madre la comida sabe mejor.

Unknown dijo...

Si... Largo como la chingada, pero muy bueno

Cuantos vampiros hay por alli...

Te daria 5 puntos de chingoneidad, pero luego me sales con que donde los cambias... Esas son mamadas

Saludos

c324r dijo...

Vianet: Chido, Gracias.

Jolitzin: NO sé que tienes tú que andar esperando de los demás. Esas son mamadas.

Pepo: Ahí se lo dejo a tu mamá sobre el buró, junto con sus doce pesotes.

Fred: Ah, que no eres de pilas?

c324r dijo...

HDLCH: Si, se supone que viene a leer, culero. Si no le da para más, ahí está el condorito de oro.

Ja ja, chido.

Dib dijo...

Pues... nunca me ha gustado la guitarra, no'más no puedo tocarla... pero Santana es la ley.

La Rosy dijo...

"Vampiro", ¿coincidencias? jaime mausan tiene razon? jajaja.

Me gusto el sentimiento de tristeza de al principio y la emoción / pasión al tocar. Las transmites muy buen

Siempre he pensado que esa pasión es la que nos gusta de los músicos y por eso nos volvemos grupies :P

Hattori dijo...

Me pareció algo triste, eso de apuntar muy alto y al final no lograr elevarse sí cala.

Buen relato.

Anónimo dijo...

ssss a huevo que tenía que ser de Metallica, me latió.

weak dead: fight! dijo...

inconmensurable hueva

en verdad que el maraton de fin de semana del poliuretano en el hitory channel esta mas chido.

c324r dijo...

Dib: Pues no es la gran cosa, solo se necesitan:
6 Cuerdas
5 Dedos
4 Tiempos
3 Acordes
2 Manos
1 Pendejo-

Rox: Anda ese es el influjo de los Roquestars.

Hattori; Sin embargo, es mejor querer ser cabeza de ratón, que cola de león. Ignoro que chingados tiene que ver, pero quise sentirme muy sabio y la chingada.

Anónimo: Simón, los Masters Metallica antes de perder sus huevotes! Yeah!!

Ricky Ricón: Está mejor el maratón de las bellezas naturales de Tecolumpio de los Tejocotes en el Clítori Chale.

Inconmensurable... JA!

Anónimo dijo...

jaja chido post julio, lastima que a este puto blog ya se lo este cargando la verga y que esten invitando a mas amigos del pendejo luis

c324r dijo...

Anónimo: No es tanto eso, es solo que muchos vienen a leer lo que quisieran haber escrito ellos y ahí están de plañideros: "Ay, está largo - Ay, que cortito - Ay, se me chispó una almorrana - Ay, empató el pumas"...

Eso es lo que si es una mamada.

Anónimo dijo...

esta bien el relato, tiene partes hermosas, refleja el temor que todos sentimos ante la expectativa de la soledad.

Anónimo dijo...

Chido y nadamas. Debe de haber algo de heroismo en la derrota, ¿o sino porque chingados nos gusta tanto?

Falso Profeta x dijo...

El vampiro fronterizo se culeó a Xulio Xavy.

Anónimo dijo...

jajajajaa

Eo dijo...

no mames we, ayer lo vi y me dio weba, hoy lo volví a ver y dije ni pedo no tengo nada (importante) que hacer.

que bueno que no lo leí ayer jajaja, sino me hubiera puesto melancolico en la escuela jajaja. Esta chido, buena historia,snif.

weak dead: fight! dijo...

Awwww, Julio Cesar quiere que, aunque hayamos leido su 'cuento melan-colico' y pensado que esta de hueva, todos conjeturemos que su escrito es la verga venuda y chispeante, jajaja

No en esta vida.

c324r dijo...

Ricky Ricón: Estoy bien preocupado por lo que opines, de hecho, mantengo en suspenso la mordida que le voy a dar a mi torta de queso de puerco con quistes... ¿ya? ¿Esa es tu opinión?

Ah, bueno, ahora sí, ME LA PELAS.

crypt angel dijo...

el texto hace honor al tema esta bien pinche largo "esas si son mamadas"

weak dead: fight! dijo...

"ME LA PELAS"

no se porque no me sorprende tu triste respuesta, hasta parece que te asesoraste con el huevo... y "esas si son mamadas"

c324r dijo...

Ambos dos trague camote.

FIN

Killer dijo...

Que chido relato y que triste vida del pobre cabron vampiro.

Saludos

Anónimo dijo...

Sssssssssssss.... yo no sé... pero a mí me encantó... ahora sí que se va a oír requete raro, pero yo disfruté toda su largueza, de esas veces que ya quieres saber como acaba, pero al mismo tiempo no quieres que se acabe.

Felicidades

Bringass

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