Pocas frases me son tan familiares. La escuché una y otra vez en mi día a día mientras estudiaba la preparatoria. Y es que, ya lo he dicho muchas veces, estudiar en el CBTis 118 fue una experiencia irrepetible.
Ahí conformamos un grupo muy unido y que se llevaba bastante pesado. No te importaba demasiado lo que te hicieran, no lo tomabas personal porque sabías que siempre podías desquitarte a la próxima vez con el cabrón al que le tocara la siguiente “broma”. Hay cientos de anécdotas que podría contar, pero por hoy usaré sólo una.
El CBTis 118 se encuentra ubicado debajo de un cerro, y ocupa solamente un 40% del terreno total que tiene. El resto, al fondo de la escuela, es un terreno baldío que siempre resultó ser una caja mágica de sorpresas. Entre todas las curiosidades que llegamos a encontrar ahí, una de las que sobresalen es una rata muerta completamente aplastada. Seca.
No recuerdo qué estábamos haciendo esa vez, pero al verla un cabrón la tomó por la cola y comenzó a jugar acercándosela a todos los demás. Después de un rato de divertirnos así regresamos al salón, claro, llevando a nuestra nueva mascota con nosotros.
Siempre tuvimos un apetito por hacer maldades que rara vez podíamos saciar. Esa ocasión, ya estando en el salón dijo el cabrón que traía la rata: ¿qué hacemos con ella? No sé a quién se le prendió el foco, pero cuando vi ya habían tomado de la mochila de alguien la torta que llevaba. La sacaron de la bolsa, le quitaron la servilleta que la cubría cuidadosamente, la abrieron y después insertaron la rata justo encima de las carnitas. La taparon, envolvieron y guardaron como si nada hubiera pasado, excepto por un detalle, se aseguraron de dejar la cola a la vista, como si te la fueras a comer justo al primer bocado.
Como siempre después de hacer una maldad, nos sentamos todos en nuestro lugar (la clase estaba por comenzar) y esperamos pacientemente a ver la reacción del incauto cuando se diera cuenta. En esta ocasión la víctima era el Fabe.
Al terminar la clase todos vimos con júbilo cómo sacaba su torta de la mochila, la retiraba de la bolsa y mientras removía la servilleta, al notar la cola gritaba con tono nostálgico:
-Esas son mamadas. Chinguen a su madre. Ahhhh, mi torta de carnitas. Ya me la estaba saboreando.
Hasta la fecha le entra la melancolía cuando le recordamos esa broma que se llevó a cabo hace más de ocho años.
16 comentarios:
fresa mamon
LOL
Pobre guey, ya se la andaba saboreando. Jajajaja
algunas veces quise estar en un cebetis pero en mi provincia hay creo que dos y hasta la chingada, tuve que adjuntarme a hacer bromas con los de bachilleres y no, nos fue tan mal en ese aspecto....
esas son mamadas....
¡Que delicado!
Así le hubiera arrimado chico tarascón, ¡que chingaos!
Estuvo de huevísima...malo malo malo.
-sigh-
che mulder.
-sigh-
hazle un favor al mundo y a recolectivo y tómate todo el bote de shampoo.
pss... es que las carnitas son sagradas!
Chaaaaaale! eso no se le hace a alguien que fue tu amigo ¿o lo siguio siendo?, no mames...
la historia está cagada, pero creo que si el fabe hubiera sido sipisapo hubiera sonado mejor: algo así como "edads dson mamadads, mi torta de carnitads ya me la edstaba saboriando" jajaja
Mulder, no te hagas pendejo, TU TE LA COMES
En los CBTis se forma el caracter de los futuros dirigentes del mundo
Son mierda en cuanto a la cuestion educativa se refiere... pero sales siendo un ente chingativo listo para lo que venga frente a ti...
Ahhh, que tiempos aquellos.
Pinchis enfermos.
¡Pobre rata! Sniff*
wwwaacalaa!!!
Y pensar que estuvo a punto de pegarle la mordida... uuu
Hubiera sido la historia del siglo...
chingaoo! y pensar que sería finalmente develado el secreto de qué es lo que te comes (porque sé que te la comes)
Esas son mamadas pinche Mulder.
ke cagadooo
asi de ke más risa pq el wey ni se asustó
yo también estuve en un cbtis
CBTis 189, ORGULLO DE LOS ARADOS jajaja era cagado ver eso... sí, estaba en un ejido
8 años después, está rodeado de civilización u.u ya no tiene la parcela atrás donde solíamos ir a pistear wawawa
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