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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
domingo, 8 de febrero de 2009
Lengua de plata.
Si a Brandon Baruch, el magnate de las telas, fuera entrevistado unos minutos después de la muerte... diría con su característico carisma lo siguiente-. El mundo de los muertos tan sólo es limitado por la imaginación, y las experiencias pasadas. No me arrepiento de mi lengua de plata -sonreiría después. Sus dientes brillarían contra el reflejo de su lengua plateada, cruzaría las piernas y juntaría las manos en un gesto sumamente reflexivo. Después de todo, Brando Baruch habló con los dioses.
Cuando al cuerpo de Brandon Baruch, de noventa y nueve años de edad, le abrieron la boca y pusieron una moneda de plata en su lengua, esta se fundió cuando le cerraron la quijada suavemente. Sólo un mocoso de once años, quien poseeía en su sangre una larga tradición de rituales, detectó el humo espiritual que se fundía con el humo argento. Más tarde le preguntó a su padre que había sido ese olor y este simplemente le respondió-. Brandon Baruch ha logrado ir a la tierra de los muertos. Lástima que su corazón esté más pesado que el del plumaje completo de los buitres.
El mundo de los muertos consiste en distintos pasajes que deben andarse con mucho cuidado. A cada puerta, hay un acertijo y hay una respuesta. Brandon Baruch, así como los faraones antes que él, no era ningún idiota. Sabía que el tiempo era eterno, y que no había ninguna prisa por alcanzar un espacio entre los dioses. Sus manos largas y delgadas pasaron tantas veces por los jeroglíficos de su Libro de los Muertos, tantas veces fue necesario. -Concentración y disciplina -se repetía numerosas veces, ante los acertijos o las preguntas más difíciles. Ni las preguntas de Horus, ni las preguntas de Rah, así como la de los escarabajos y las ranas, debían ser menospreciadas. Cada pregunta constituía un sólo escalón, y Brandon Baruch, práctico como era, sabía que cada escalón era igual al anterior y su unidad formaban el conjunto.
Después de mucho tiempo, nadie sabe cuánto a ciencia cierta, Brandon Baruch estuvo frente a Osiris y el último escalón: La báscula que definiría el peso de su corazón. Tenía amuletos, había respondido las preguntas, y había gastado el tiempo preciso para buscar la redención. Antes de hacer la clásica pregunta, Osiris se levantó de su trono y sonriendo como una hiena, demandó saber lo siguiente.
-¿Es cierto, Brandon Baruch, qué tenías un perrito minitoy llamado Osiris?
Brandon no supo que responder ante la pregunta y luego se dio cuenta que no era necesario. Su corazón pesaba más que la hoja por el simple hecho de haberse burlado de los dioses. Demasiado tarde comprendió, que su lengua de plata, su perrito minitoy, y su vida en general, habían sido un lujo innecesario.
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Otra manera de morir
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A continuación nuestra lista de colaboradores:
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Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
7 comentarios:
meeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeerga!
Me mamó este post, a tal grado q no c ni porq O_O
Ja, en tu blog lei tu reciente obsesión con la egiptología y en este cuento la plasmas de manera extraordinaria...
El juicio del dios cristiano es muy muy muy aburrido, si deverdad existieran los dioses, yo quisiera un juicio griego :)
La ironia del minitoy me saco una sonrisota! vientos.
La egiptología rules!!!
Saludos Agustín.
M-I-E-R-D-A.
Se lo trabó con lo último.
Me encantó el relato, saludos.
Escribes horrible. Odio la palabra 'plasmar'.
Quita los comentarios, te conviene.
Je, saludos a todos y gracias por sus breves comentarios.
Encantado de plasmar mis letras en este lugar.
:D
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