domingo, 22 de febrero de 2009

Variante de una ruleta rusa.



Como yo, Alma nunca bebió demasiado. Una cerveza, dos, un tequila de vez en cuándo. Salía con su marido y él se tomaba la mitad de la botella, cinco de la cubeta, no tenía reservas. Él, honestamente, se divertía mucho. Cuando bebía, podía decirle a su mujer todas las palabras cariñosas que se guardaba a temor de ser cursi, o menos hombre, o de esos exagerados mamones que no le dan a sus mujeres espacio.

Ella lo odiaba por eso.

Tan lo odiaba desde hace unos meses, que se acostaba con otros. Uno que pudiera mangonearla agusto, que le pudiera jalar el cabello mientras se la cogía en cuatro, que le pudiera morder los hombros sin temor a que la descubrieran, que le pudiera nalguear y dejar las nalgas adoloridas, y bien cogidas. Si bebiera como él, pensaba Alma, entonces haría lo que hago con los otros en la cama, y no podría esconder ningún secreto.

Mientras tanto, él seguía tomando a su ritmo normal, se iba al baño a despojar la bebida para seguir bebiéndola, más tarde ella manejaba, lo ayudaba a subir, lo desnudaba y lo arropaba. Ella lo miraba mientras dormía y su rostro se iluminaba por la ventana. Secretos que se guardan en el corazón, por ejemplo, sus amantes. O que había matado a su abuelo en defensa propia, hacía algunos años, cuando intentó violarla. Alma le tenía respeto al alcohol, tenía respeto a sus poderes. El alcohol incluso, reveló al verdadero abuelo. -Hay cosas -dice Alma, sin sospechar que rompió una cuarta pared-, que son mejor no disfrutarlas nunca.

Alma sonrió. Nunca desconfíes de una buena sonrisa, decía Dostoievski. La sonrisa de Alma no era buena. La noche que estuvo verdaderamente harta de todos los secretos que había guardado, su rostro estuvo a punto de partirse a la mitad.

Mientras su esposo dormía, se levantó y sobre el buró puso tres cosas: un cuchillo de cocina, una carta de amor y un diario donde confesaba su otra vida sexual. Beber poco siempre le daba verdades a medias. Una chela, podía provocar un fugaz momento de honestidad donde amaba a su marido, deseaba dejarlo o deseaba matarlo igual a su abuelo. -Tanto odio, tantos los días, no puede ser del todo verdadero -suspiró. Buscó una botella de tequila y un caballito. El primer shot sirvió para empujar a la determinación y mientras su marido dormía, plácidamente, roncando su borrachera... ella lo miró una vez más, y después miró los tres objetos sobre el mueble, repasándolos muy lentamente.

-Creo que ya es hora... veremos cual de las tres es la original, mi corazón.

9 comentarios:

Mauricio Osorio dijo...

en q acaba??? no m dejes cn la duda! jaja esta interesant

Kuruni dijo...

Ahhh que buena historia, que triste, que horrible. ¿a nadie le gustan los finales felices?

Adrián dijo...

chingona historia.

Anónimo dijo...

pinche churro inconcluso este, un relato pitero con un final a medias.

Anónimo dijo...

Pues a mi me gustó y me dejó intrigada, uhh :D

Anónimo dijo...

Que bueno que sacaron a la verga al pendejo del calleja. Alguien que no puede compormeterse ni con un picnhe blog no merece el minimo respeto y si un escupitajo en la cara por idiota.

CHINGATUMADRE CALLEJA

Anónimo dijo...

ah no mames ponle un final we!

Erion dijo...

No es que huya de las cosas, no es que no las sienta... el problema aquí son las cosas que se me escaparon. Si quizá no de las manos, al menos se escabulleron frente a mi retorcido estado atonito, por saber que se iban, sin más. Uno por uno.

El primero, el deseo se largo llorando mientras dos gotas salinas dejaban marcas en mi pecho. La confianza y el respeto ya tenian las maletas hechas, esperando el dia que el valor decidiera entrar a la puerta, tomar a la voz y junto con los intestinos i pulmones, gritar a los cuatro vientos que se largaban... que la casa que construian hacia tiempo ahora era perfecta... que la pequeña habitacion con los recuerdos siempre era la misma, que estaban hartos de todo, de cualquier cosa, cualquier excusa... que no más! El tacto murio por debil. El orgullo y el que dirán ahora mandaban, pues cómo no, la adulacion y las mentiras les enseñaron tomar por idiota al tacto, los gestos y los detalles. Sinceramente los detalles no importaban, los que valen la pena los guardo en este cajón en el pecho.

Huyeron también las palabras. Solo quedaron las que sabian decir YO; ¡Egolatras! El sentimiento se fue, pero no sé a ciencia cierta si estaba moribundo como decia la razon antes de irse y al intentar explicarme. A mi parecer estaba bien, lastimado alguna vez, pero sanando. Y recuperado tan bien que dejó de hablarles a los errores y a las estupideces que no le agradaban... Lo digo por que lo conocí bien, sabia nuevos trucos, habia mejorado los viejos, era digno ya de entrar en un circo por tanto malabar y equilibrio que habia conseguido pero, al final se largo tambien dando excusas... bien sabia yo que se mudaria con todos los demas y se llevaria consigo los abrazos estremecedores y las caricias tiernas. Por un momento me parecio sentir como el estomago me abandonaba tambien al ver tal escena, pero se compadecio de mi. De mi todo nudos e impulcritudes, para decirlo de otra manera, le dio lastima solo imaginar un espagueti andante sin estomago. Lo bueno del caso que se quedaron con el las ganas y el coraje, maldito el dia que logren salir de este, mi buen estomago.

Siguiendo la procesion y casi al final iba el deseo, quien al verme receloso de su partida se vistio de otro color y regreso a mis manos y mis labios, ya vacios de besos (¿debo decir que tambien se fueron?). La cordura estuvo a punto de dejarme alli tirado, pero me dejo un pedacito de si, por lo menos para que pudiera recordarla, creo.

El unico que tomo por traicionero es al corazón, pues el muy kabron decia al darme la espalda "That guilt's not in my anymore"

Y así se fueron, uno por uno, pero al final (casi) todos juntos, tal y como lo hizo esa maldita botella de vino de la cual esta poca memoria que me quedo no quiere acordase el nombre... Era amarga, era dulce, era tonta, era dios, era... lo que fuere, creo que me hizo mal, por que al despertar ahi estaban todos ¡Oh tragedia!; ahogados de borrachos, regados entre mis vomitos fisicos y mentales.

En cuanto recuerde el nombre de ese etil adulterado tendre que ir a buscarle, tengo otros asuntos mas que tratar con el... creo

el tosta dijo...

Está muy bien con todo y el final. Muchas cosas suelen pasarle a cualquiera y que se queda sí de qué pedo. Son(como dicen) los misterios de la vida.

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