Escoba

Tu cabello huele rico.

Me quito lentamente abriendo la boca lo más que permite mi quijada. Abrirla así me ensordece y me siento más sigiloso. Mi respiración es tan indetectable que bien pudiera estar respirando sólo por los poros.

No te despiertes.

Me lleno de pesadumbre al saber que está por amanecer y mis labores me esperan. Qué mas quisiera yo que tener el dinero para reírnos en la cama las mañanas que sale el sol.

Sigue dormida, amor. Estarás soñando conmigo? Me sonroja pensar que sí.

Toco el piso con las nalgas y está frío. Pero así aseguro poderme poner los pantalones sin despertarte. Deslizo una por una mis piernas. Siento que mis vellos rosan mi uniforme a mil decibeles.

Me voy a trabajar, delicia. Pero prometo volver pronto. Voy a lograrlo. Mi escoba se hará un maletín con laptop. Voy a llegar a ser grande, por y para ti. Para darte lo que quieras.

No te despiertes, por favor.

Me termino de vestir y camino de espaldas. Me da risa que no te puedo dejar de ver, no quiero dejarte de ver por un segundo.

Me tropecé con tu silla de ruedas.

Veo que te levantaste. Relájate, dulzura. Vuélvete a dormir.

No me veas así.

Mi amor, no grites.

Vas a despertar a los otros pacien-