martes, 12 de mayo de 2009

Pues ora sí que, ¿y yo por qué?



Uno de esos días de clavadez en la computadora, me brincó una ventana de messenger: uno de los magos hacedores de Recolectivo me invitaba a sumarme a su congal.

“¿Y yo por qué?”, fue lo primero que pensé. Soy periodista, soy políticadicta, soy bien chorera y soy bien grilla. Y los de Recolectivo la neta es que escriben puras cosas bonitas, pensé yo. Ya varias veces me la habían sentenciado los no-lectores de mi blog: “Pues como que sí escribes chido, pero es que siempre quieres meter política en todo…”.

Así que cuando cayó el recolectivazo decidí verlo con filosofía: hela ahí, mi oportunidad para escribir de otra cosa que no tenga que ver con polaca, para que vean que también tengo alma corazón y vida, y para que vean que los yanquis también lloran. Y decidí que de política nada… hasta hoy.

La cosa es esta: el lector medianamente informado sabrá que la frase tema de la semana, “y yo por qué”, fue inmortalizada por ese jumento llamado Vicente Fox que con ánimo kafkiano algunos mexicanos decidieron convertir en su presidente. En diciembre de 2002 el dueño de TV Azteca se apañó a la mala las instalaciones de transmisión de CNI Canal 40, violando el derecho de concesión otorgado a esta televisora. Cuando un reportero le preguntó a Fox qué iba a hacer al respecto, la respuesta fue el sonoro “¿Y yo por qué?”. Pues porque eres el presidente, pendejo, fue la reacción de quienes tienen tres dedos de frente; porque según el libro ese llamado Constitución Política, el gobierno federal tiene la facultad de otorgar concesiones sobre las frecuencias de radio y televisión del país, y es responsable de vigilar la adecuada operación de ellas. Pero era fin de año, Fox estaba de vacaciones, y pues qué hueva.

Quienes me conocen de algún tiempo saben de la repugnancia que me provocan el rostro, la voz, las botas, el bigote, el nombre, pero sobre todo la espantosa mujer de Vicente Fox. Quienes no me conocen se acaban de enterar. Comprenderá el lector entonces la oleada de náuseas que me provoca que el tipo venga a California: como estoy salada, con más frecuencia de la que quisiera me ha tocado ir a “cubrir” el evento en donde el jumento se pone a rebuznar y yo tengo que dejar a un lado mi repugnancia para intentar ser moderadamente imparcial (“y yo por qué”, por supuesto me he dicho).

Uno de estos encuentros ocurrió hace un año y medio, cuando el fulano vino a Los Ángeles. Y vino con tan mal tino que fue justo un par de días después de que la revista Quién publicara las fotos del fulano en su rancho de Guanajuato, ¿se acuerdan? Su casota, sus jardinzotes, sus carrotes, su fealdad.

En la conferencia de prensa con el fulano otros reporteros le preguntaron sobre la legalidad de las lanas que usó para remodelar su casa; el tipo se encabronó. Yo le pregunté si más allá de lo legal, le parecía moral exhibir ese modo de vida en un país como México; el tipo me lanzó una mirada que todavía me tiene clavada en el piso. Con todo el desdén del mundo me preguntó si yo era la jefa de la moralidad. Como si mi pregunta hubiera sido personal; como si no fuera algo que se estaban preguntando un chingo de mexicanos como yo; pero como fui la última en preguntar, el tipo, obvio, se desquitó conmigo. ¿Y yo por qué?

Decidí recordar la anécdota aquí porque cada vez que alguien dice “y yo por qué”, no puedo evitar pensar en ese pendejo. Pero también porque aunque en este espacio yo sea Chilangelina y nomás, lo periodista no se me quita. Me parece justo reivindicar el derecho que tiene un periodista a preguntar en nombre de la sociedad, y la obligación que tienen los funcionarios públicos de responder. Pienso que cuando los funcionarietes deciden no contestar, o cuando alguien le dice a un periodista que se calle, no está de más emputarse hasta el tuétano y gritar “y yo por qué”; porque yo la neta sí creo que cuando callan a uno de esos nos la están aplicando a todos.


*Masoquistas: el chisme completo de la bonita anécdota se encuentra AQUÍ.

15 comentarios:

Javier Cardenas dijo...

No se si reirme o llorar, escribes, para mi punto de vista, de una manera en la que si describieras el fin del mundo, no dejaría de reirme, usas palabras muy simples pero describes todo de una forma bastante amena, me agrada tu manera de redactar, y con respecto a los reporteros, disculpame, pero si hay algunos muy pasados de lanza, fuera de eso, me agradan tus post.

Saludos Madrugadores

Anónimo dijo...

que esperabas, un pulitzer?

Kyuuketsuki dijo...

Tengo una sensación combinada de admiración y asco.

La Rosy dijo...

La politica es parte de tí y, aunque podamos o no estar de acuerdo con tu opinión, es de mucho respetar los ovarios que tienes pa decirlo así.

Creo que le llegaste a poner buen sabor a esta melcocha :D

Hermes dijo...

solo puedo comparar eso de poner presidentes pendejos con pararse en medio de una avenida muy cabrona y decirse a uno mismo: pues a ver que chingados pasa.... y yo porke chigados tengo que soportar a presidentes asi???

Chilangelina dijo...

Anónimo: a huevo.

Sé que para algunos la palabra periodista hace ruido, pero cuando yo la uso pienso en gente que sí merece llamarse así; no los pendejitos trajeados sentados en los estudios de tele o de radio recibiendo línea de su patrones y ganando un varote (esos son, en el mejor de los casos, lectores de noticias); hablo de los compas que salen a partírsela, comen mal, ganan peor, pero son derechos... todavía hay un chingo de esos, banda; lo que pasa es que son los que no se ven.

Guffo Caballero dijo...

...y le acaban de dar un honoris causa al pendejo.
Debió haber sido una universidad de payasos o una mamada de esas.

Muy buen post.

Nebulosa dijo...

lo de ánimo kafkiano estuvo genial! casi haces que decore con café mi monitor!

ge zeta dijo...

¿Y Fox por qué? Jajajaja

tazy dijo...

momento, yo quería tu testto de tu rancho... deja lo busco.

Kuruni dijo...

Jajajajajajajajaja

Me aventé el chisme completito en la liga y me reí mucho (me quedo pensando que triste es terminar riendose por algo que te encabrona tanto... ahh pero eres muy buena narrando).

Me encantó el post. Tiene todo: una opinión de una periodista, una buena historia, y hasta al anónimo ofendido. XD.

Fede Fiesta dijo...

Que post tan divertido. Reí, lloré y reí de nuevo. Me gusta tu estilo.

Eliesheva dijo...

¡Vientos Chila! Esa anécdota no me la sabía completa. Estupendo post como siempre y no me queda más que decir que bendito el día que elegimos el periodismo como profesión, el cual da la oportunidad de vivir experiencias tan chidas como la que viviste con ese pelmazo botudo, a quien segurito se le retorció el hígado aunque se haya hecho bien pendejo con la respuesta.

Anónimo dijo...

Lástima que muchos que leen y opinan en este post tuvieron ese ánimo kafkiano de ponernoslo de presidente...pero como ya no está de moda ahora si lo critican y le entran al desquite...y mientras vuelven a repetir el error kafkiano. Ojo, no digo que hubiera habido candidatos mejores, solo mejores pensados.

Chilangelina dijo...

Guffo tiene razón, el doctorado "ignoris causa" tiene que haber venido de una escuela de payasos; no encuentro otra explicación.

Apreciable visitante, gracias por leer, vuelva pronto.

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