lunes, 4 de enero de 2010

Gaspar



Cuando lo conocí en noche vieja pensé que era un idiota más con un script de ligue mediocre. Ojalá sólo hubiera sido eso. Cinco días después ese individuo me estaría cagando el día de reyes para siempre.

Fue un 31 de diciembre en Madrid, cuando después del clásico conteo regresivo de las 12 en Puerta de Sol, LaJulia y yo nos fuimos de marcha a los antros del centro. Siempre fingíamos ser turistas, al fin y al cabo que los pinches y chingados de nuestro florido léxico mexicano aún los conservábamos. Claro que después de dos años de vivir en los madriles, los mezclábamos hábilmente con madres paridas, mierdas y cagadas en lo que se dejara.

Estábamos bailando una odiosa canción de Bisbal en el Monalisa cuando se me acercó. Moreno y cejudo, tenía el pelo negrísimo y los ojos (enmarcados por violetas ojeras) lo eran aún más. Su cara gritaba soy árabe y soy malote. Además olía a Falafel.

Me enamoré. Bueno no.

Me calenté.

Comencé a fantasear con tener sexo en una de esas tienditas del desierto, entre pan árabe y cerveza sin alcohol. En la cabecera podríamos sus pistolas de terrorista y no nos daríamos cuenta que los gringos estaban bombardeando el campamento por estar haciendo el amor. Moriríamos en un abrazo apasionado y mentándosela al todas las generaciones de Bush que existen y existirán.

Mi fantasía se vio cortada cuando el árabe me aseguró que nunca había visto a la Monalisa en vivo, que no le gusta ir al Museo del Prado. –Está en el Musée du Louvre- Le contesté enmarcando las “g” de mi dizque avanzado francés. Chingado, y yo que ya estaba pensando en inscribirme en esas clases de danza del vientre.

En eso se acercó LaJulia y me pidió mi celular (¡móvil!, dijo móvil), acción que mandó por la borda nuestra mentira de ser turistas. Ella se dio cuenta de su error por la cara de “ya la regastes” que le puse y no le quedó más que ayudarme a huir. Sin embargo, el árabe falafelero me atrapó y con su teléfono en mano, comenzó a anotar el mio.

Cinco días después me llamó el terrorista caído en desgracia y como estaba aburrida, accedí a tomar un par de copas esa misma noche. ¿Que podría pasar?

A la una de la mañana estaba despertando a Lina para que me ayudara. Con voz compungida y ofendida, le contaba mi desgracia. Mi adorada roomie, siempre tan comprensiva, comenzó a reírse. El nivel de carcajadas era tan fuerte, que habían dejado de ser burla hacía muchos minutos.

- Ayúdame a ver si se quedó dentro - le suplicaba.
- ¿Estás loca? No me voy a poner a ver tu chocha! Jajajaja. Eso te pasa por andar de arrecherra, ¡jajajaja!

Por supuesto, a mí no me causó ni tantita gracia cuando a la mitad de una pésima cogida, bajé mi mano y no sentí el condón. Histérica, le recriminé entre insultos de varias nacionalidades el habérselo quitado. Cohibido y sin erección, el puto árabe falafelero me aseguraba que ni lo había movido, mientras yo buscaba el pinche hulesito ese por la habitación. No lo encontré.

Apenas amaneció, mis zapatitos y yo estábamos en la Seguridad Social gachupina. Para mi mala suerte, el 6 de enero es día festivo y todo está cerrado. Tuve que ir a urgencias del Hospital 12 de Octubre en donde el asunto de “un condón perdido” no era importante. Para aumentar mi desgracia, la sala estaba retacada de niños llorones que habían sufrido accidentes varios por el uso indebido de los juguetes de reyes. “Sí, hay que usar bien los juguetes” pensaba yo.

Fue hasta después de un niño que se había metido un mini-Chewbacca a la oreja que me llamaron al consultorio. “A ver, la señora con el condón perdido en la vagina que pase”. Ya ni vergüenza me dio.

Cuando por fin lo sacaron, me dirigí a mi casa deprimida y recriminándome todas y cada una de mis actividades libertinas. Me prometí ser más juiciosita y me tiré a ver la televisión sin poner realmente atención. Para animarme, Lina me invitó a ver la cabalgata de reyes al centro. “Anda Cari, y te invito un chocolate con churros… o un kebab”. Pinche Lina, al menos me hacía reír.

A pesar de estar retacada de enanos diabólicos, la mentada cabalgata de reyes no estaba tan mal. Había varias caravanas, en las que los reyes eran el centro de atención. También desfilaron animales de verdad –incluso un elefante- vestidos de terciopelo rojo y tiritas doradas, con su respectivo rey mago encima. Del cielo caían papelitos, había muchas luces y se escuchaban villancicos.

Comencé a recordar mis días de reyes mexicanos: Cuando de escuincla me levantaba antes de la salida del sol y buscaba mis zapatitos para ver los regalos que me habían dejado los reyes. O cuando partíamos la rosca en familia y yo volvía a meter el monito que me había salido por abajo del pan. Y de lo rico que sabe la rosca mexicana, con ese cachito azucarado, que es mi preferido.

En esos alegres pensamientos me encontraba, cuando reconocí al pinche árabe falafelero subido en un camello y disfrazado de Gaspar. Mierda, suspiré.

17 comentarios:

Pillo dijo...

jajajajajajajajajaja... =)

it dijo...

jajajajajajaja no mames... cuando era un pobre mocoso calenturiento (17-19 años) no lo recuerdo bien, aun vivia en casa de mis papas, y la hacia de galancete de una morra a la que hiba a buscar en la troca de mi viejo, como saliamos de la prepa ya tarde (8 o 9 pm) siempre nos poniamos a cojer en el carro y en una de esas me paso exactamente lo mismo, ya cuando terminamos ya no senti el condon y ni pedo.. a buscarlo... y no es por presumir, pero lo encontre, tambien tuve otras experiencias con pussies y objetos perdidos pero eso es otra historia, que creo yo voy a postear eso en estos dias en mi blog... saludos...!






PD:jajajjajaja Gracias por la idea ;)

La Rosy dijo...

jajaja la verdad es que son mas las historias de fracaso que de éxito setsual. Nomás que la gente se hace wey, pfff.

Saludos!

Eileen Truax dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Chilangelina dijo...

No mames Rox, best post ever.
Ahora no tengo cara para escribir el mío, chingau.

aryana dijo...

jajajajaja la señora con el condon perdido jajjajajaja, muy buen post.

Been there, done that, snif.

Lubiava dijo...

Me enamoré. Bueno no.

Me calenté.

jajaja

Creo que el cachito azucarado es el favorito de casi todos.

Señorita Philadelphia dijo...

las roscas deberian ser solo de cachito azucarado, y los condones deberian tener un alambrito como el pan bimbo.

La Rosy dijo...

Mhelyza: Gran sabiduría nos acaba usted de compartir.

Chilas: ora, hace que me ponga coloradita

Aryana, Lubiava: Ante historias de horror, no queda mas que reirse. SNIF

Gracias por comentar y por leer.

SALUDOS!

Hermes dijo...

Se que acabas de hacer feliz aun chingo de gente. Y que la mayoria se rie de ti y no contigo. Pero has traido felicidad con este post. Hehehehe, no podia suprimir la risa. Ya, tk care, y suerte con el siguiente arabe ;)

JJ87 dijo...

Justamente el tipo de relato corto divertido alusivo al día de reyes que buscaba para entretenerme :)

Gracias y felicidades

Anónimo dijo...

Jajajajaja
Buenísimo Rox.

También he tenido que buscar el hulito hurgando hasta lo más profundo de mí... ¿alguien sabe por que demonios pasa eso? Lo más canijo es el temor de alguna ETS o un embarazo... me cago en la sopa!

La Diabla dijo...

jajajaja feliz dia de reyes!!! jajaja animo!

marszoid dijo...

Chale.
Me reí mucho, aunque admito que entiendo ahora el porque de tus miradas furiosillas a todos los arabs wannabes.

La del soliloquio dijo...

A mi me gustan los árabes. Tengo una debilidad inexplicable por los que se ven malotes.

Tengo una amiga que a cada rato pierde condones de la misma forma. Le decimos LA KOBLENZ

Saludos

La Rosy dijo...

Hermes: ¿entonces soy su burla? bujuju

Villareal: De nada!

Anónima, Diabla,Pancake, la del soliloquio: ¿Se dan cuenta que ha sido mi único post de sexo (siempre escribes de sexo, me diría DIB)en que la mayoría de comentarios han sido de mujeres?

SNIF.

Esta bueno el apodo de la Koblenz, jajaja!

Saludos solidarios.

Prox! dijo...

Vaya que esa experiencia es catastrófica y alarmante.

Sólo se me ocurren 2 razones para que un condón se salga de su lugar: Un tamaño muy pequeño del miembro en cuestión o una mala erección.

Mayormente responsables nosotros.

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