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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
viernes, 19 de febrero de 2010
La carne

En algún momento de la noche del 11 de junio de 1981 dejé de ser humano. Tal vez mi humanidad desapareció durante el disparo, o el primer corte, la primera mordida, el primer platillo; o quizás fue mucho antes, con la taza de té, el whisky, la maleta o cualquier acción que haya desatado el resto de mi plan.
Alguna vez dije que la amaba y que por eso hice lo que hice. Mentí. Sólo la deseaba, la quería. Si la hubiese amado, si la hubiese besado, si hubiese hablado con ella un día más no podría haber seguido con mi plan. Aunque Renée era especial, cierto: con ella jale el gatillo y mordí. Antes había intentado realizar mi fantasía con alguna prostituta francesa. Cada noche una mujer diferente se dirigía al bidé y yo pensaba en pararme a sus espaldas y disparar, terminar con su vida y servir la cena. Más de alguna vez llegué a sacar la pistola pero nunca disparé. En el fondo, detestaba la frialdad de todas esas mujeres. Renée era cálida, amable, inteligente, incluso parecía que le agradaba. Renée merecía ser comida.
Entonces la invité a tomar el té y le disparé. Antes puse un poco de whisky en su té y le declaré mi amor. Antes grabé en secreto nuestra última conversación. Antes compré una maleta y un cuchillo eléctrico. Antes hojeé un recetario. Antes la vi lavarse las manos de espaldas en mi baño y supe que debía comerla. Antes mi padre me mandó a estudiar a París y negó las recomendaciones de mi psiquiatra. Antes pasaron muchas cosas que llevaron a esa noche, a ese disparo y a todo lo que siguió.
I can feel it in the air
Feel it up above
Feel the tension everywhere
There is too mucho blood
Quisiera recordar con exactitud el resto de la noche, pero mis memorias de Renée son desordenadas y errantes; son impulsos, temblores que de pronto regresan y atacan: El cuchillo deslizándose por la punta de su nariz, mis dientes intentando penetrar su piel, la grasa que parecía maíz saliendo de sus nalgas, el sabor de su lengua y sus ojos, el placer que sentí al morder y desgarrar el interior de su clítoris, su olor mientras dormía a mi lado esa noche.
Por un momento tuve todo lo que quise desde que tenía seis años y observaba los muslos de mis compañeros con hambre. Por sólo una noche dejé de ser humano y fui feliz.
Al día siguiente tuve que lidiar con la realidad, con las nuevas restricciones, con nuevos deseos que no podría cumplir. Deseos como tenerla conmigo para siempre, que jamás se terminara su carne, que jamás se pudriera, que jamás tuviese que deshacerme de ella.
Después vinieron nuevos deseos que no podría cumplir como ser enjuiciado y declarado culpable, no demente; ir a la cárcel o a la silla eléctrica y no a un hospital psiquiátrico por tres años, pasar el resto de mis días en Francia y no haber sido extraditado gracias a las influencias de mi padre, ser un completo desconocido y no un ícono cultural que publica dos libros por año, recibir un castigo menor a vivir en supuesta libertad, siendo juzgado por todos, condenado por todos, todos los días.
Y mi mayor deseo es morir. Quiero ser asesinado por otra mujer, quizás hermosa, quizás mitad judia, como Renée. Una muerte así no sólo sería justa, sería placentera. Por unos momentos más no habría límites, sólo impulsos. Por una noche más dejaría de ser humano y después dejaría de existir.
Pretty ladies, don't despair
There's still so much love
Etiquetas:
Beto,
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Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.

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11 comentarios:
me agradó; es la eterna y rechazada (¿añorada?) panorámica de los crímenes impunes; bastante gráfico además. La escena de las nalgas descuartizadas me hizo pensar en una almohada bellisima a la que se le sale el relleno.....
Pensé que de nuevo ibas a cerrar los comentarios. Tú escrito tiene mucho de donde 'comer'.
Anoche no pude 'comer' carne ni sí quiera sentir la mía.
Me gustó el sentido figurado de tu historia.
Hmmm, qué tensión tan buena. Cómo me gustaría ser yo esa mujer. Me ha inspirado un relato. A ver si lo publico en breve.
buen relato..
fue una sorpresa encontrarme con esta perspectiva diferente de issei sagawa.. slds
Y ahora, ¿por qué se saltaron el sábado? Se extrañó a Guffo :(
"El verdadero valor consiste en saber sufrir." (Voltaire)
Quizá ella si te amaba como tú no pudiste hacerlo.
YoSabina
Es delicioso leerte, me pregunto si también sería delicioso matarte.
Vengo llegando... No estuve desde el viernes.
Una disculpa.
Claro. Los psicópatas -en cualquiera de sus múltiples expresiones- son seres demasiado especiales como para morir de un tiro en la sien o en la silla eléctrica.
A todos debería asesinarlos una mujer. "Quizás hermosa, quizás mitad judía". Sería más justo.
Me gustó y ya =)
no puedes tener un mejor comentario mío..
el doctor lecter fue siempre una de mis mayores fascinaciones
sé que este no es el doctor lecter. sé que sabes que lo sé.
me gustó lo de la grasa como maíz
besos
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