martes, 2 de febrero de 2010

La Vulva Checoslovaca y La Melancolía



Cuando le juré a mi mujer que no me acostaría con ninguna europea no lo decía en serio. Se volvió serio el juramento después de tirarme a media docena de ellas. Polacas incluidas, y una holandesa relativamente robusta de carnes tibias y lentas. Sexo ralentizado. Coito lúgubre. Orgasmos de añoranza y homesickness.

Cogen mal, tuve ganas de decirle por teléfono, después de once meses de llamadas telefónicas y platicas anacrónicas pero desesperadas. Los condones se sienten frios; no he sentido la tibieza de una vagina desde que nos separamos. Y ello no es tan malo. Más bien era horrible no poder confesarlo y tranquilizarte con esa ironía; decirte que hagas tus temores a un lado: que ya había tenido a una francesita encima mio, cogiéndome mal. Los europeos están todos deprimidos, amor.

Que te prefiero a ti, y ya con eso decirte que dejaras de desperdiciar la llamada en preguntas recurrentes, en amenazas programadas. Tenía que probar el mercado local, mon amour. Irme de putas a la Henry Miller; salarme los genitales con savia del viejo continente. Qué sería yo, latinoamericano sin ejercer mi derecho de venganza por todos los siglos de esclavitud y violación a nuestro continente. Tirarme a un par de españolas era el cobro justo por la caida de Tenochtitlan.

A veces pienso nada más que tu ausencia ha vuelto todo erotismo imposible. Que la distancia me haya despojado de ti lo torna todo un tanto anorgásmico, y bueno, también debe ser mi dieta, de cincuenta euros a la semana, latas de atún, pan de ayer y cerveza belga de chocolate o frambuesa. No quiero llorar, ma petite cherie; es hipocresía mía que llore después de haberme hundido en tanta mujer. He cogido más aquí en Europa, y eso es cierto: hay más sexo aquí. Todo mundo coge con todos, y en todas partes. He cogido más aquí que contigo allá en dos años, y qué desilusión, siempre tan malo este sexo europeo, de occidente o con algo de los balcanes, a veces con olor a yiddish y checo trasnochado. Te extraño, amor.

Un amigo local dice con mucha franqueza que lo mio es neurosis: somatizo la culpa. Que edifico mi trastorno con piezas de distanciamiento, adulterio y añoranza. Cuando regreses a tu patria y te veas desnudo con las mujeres locales, ya podrás sonreir recordando a las de aquí, y te jactarás de ser una verga cosmopolita. Un pito de mundo, dice. Y cuando por fin se va y me deja solo, a veces me echo a llorar.

Hace dos días, mi amigo me presentó, en casa de Jerzy Bolotka, a Eva Sisovsky, una checa de ascendencia alemana que me espetó borracha: du sprechen Deutsh, nicht wahr? Cuando le dije que etwas, ya tenía su mano tanteando sobre mis pantalones, buscandome la verga, probablemente confundida porque los latinoamericanos no la tenemos tan grande como los alemanes, o los checos, o los arios si debo generalizar. Enseguida nos metimos a un estudio atestado de aviones y naves espaciales a escala, y sin soltarme el pene, todavía flácido, comenzó a besarme. Luego de exprimirme la saliva y entumirme las encias con su lengua, se dispuso a hacerme el sexo oral más doloroso de mi vida.

Probablemente diseñada para pollas enormes, los labios de Eva Sisovsky engulleron mi falo en una bocanada, y en vez de un vaivén suave y húmedo, la infeliz judia - con ese nombre solo podía ser judia - me succionó como si fuera posible extraerme el tuétano de los huesos a través de la uretra. Pensé, con el dolor que me vino, en nuestra distancia, y en las diferencias posibles de todo el sexo de este mundo tan apelmazado de placer. Imaginé a chinos cogiendo, a hindúes en ciclos tántricos, a rusos, a sudafricanos, a senegaleses y kurdos, cada nación metida en lo suyo, cogiendo en la calidez de la carne conocida. Yo no soy un pito mundial, y esta mamada me está doliendo, concluí.

De la nada, probablemente antes de lesionarme el meato urinario, Eva se detiene, se saca el asunto de la boca, y murmura con un gruñido: neunundsechzig? Aún sin mi respuesta, se levanta y se quita los pantalones quedándose con la blusa y los calcetines, como una loca decidida a orinar en cualquier rincón de la habitación, para echarse cuan larga era en un sillón de dos plazas. De inmediato me dice, apuntándose el coño con el dedo índice de la mano derecha, invitandome a mamar y ser mamado, en alemán simultaneo: neunundsechzig...?

Pensé en ir a ella y arrancarle el clítoris en venganza a la horrible felación que me hizo, pero en vez de eso le pedí que se pusiera de pie para colocarme abajo. Así se hace ¿no? Es más práctico de esa forma ¿no? El hombre abajo y la mujer arriba, por razones ergonómicas, para que ambos puedan mamar y lamer sin problemas ¿o no?

Y funcionó. Funcionaba contigo. Ha funcionado así desde hace cientos de años. Funciona igual incluso al revés, y seguirá funcionando si después la acomodo a tiro y le introduzco lo que he introducido en todas, el mismo pene tieso de sangre que va y viene. Si: después de acostarme, bien derechito, la vi subirse a horcajadas sobre mi cabeza, y entendí todo cuando vi su vulva, su labia pigmentada y el vello hirsuto cernirse sobre mi rostro, como si fuera una máscara (la de un faraón, la del prisionero francés, la de Hannibal Lecter, la de Jason, la de V for Vendetta, qué graciosa es esta postura...). Cerré los ojos y abrí la boca, resignado, y cuando el sabor colmó mi paladar, abrí mis párpados y me hallé con el ojete de su ano, y entendí, entre la melancolía más absurda e inadecuada, que estaría condenado a coger con la misma mujer, una mujer de muchísimos rostros, hasta que no volviera contigo, el único sexo que puedo tener con todo el mundo.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querido socio, que rico la mama tu ruca, con razon la extrañas. Lo bueno que como la mayoria de las mujeres, le vale madres montar a pelo. Por cierto ya en serio, damas hay que coger con preservativo, siempre, si no hay preservativo no aflojen el asunto, me sorprende que no lo exijan. (la mayaria)

Anónimo dijo...

"me desperté abrazando la ausencia de su cuerpo en mi colchón"

J. Sabina.

Anónimo dijo...

a diferencia de textos pasados en este te mamaste, por un momento dejaste de jugar al escritor y dejaste que saliera todo solo, muy, muy chingon...

Anónimo dijo...

Manuela Marica, por la forma que escribes se ve que te mueres por salir del closet

La Diabla dijo...

Me gusta, genial cuando estas alli y cuando te das cuenta de que por muchas mujeres con las que te revuelques, no encontraras la que te daba "ella", pfff es la onda encontrar eso en una persona me cae

Anónimo dijo...

yeah... Es horrible, frio, seco y absurdo estar con alguien que no te inspira nada... que no te llena de calores ni te inunda de placer...

Unknown dijo...

Hay algo que no entiendo... si el sexo desprovisto de amor es censurable y animal, ¿no debería ser inherente al enamoramiento el apetito sexual monogámico? Pero no!!! por qué es más atrayente el ir metiendo la llave en distintas cerraduras...? y por qué en todas embona?!

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