viernes, 30 de abril de 2010

Arizona en nuestras calles






Que la hijoeputez es el deporte favorito en Arizona me quedó claro hace algún tiempo. Por desgracia, la hipocresía y la doble moral de quienes desde este lado de la frontera quieren quemar en leña verde a su gobernadora, me queda más clara cada día. Lo de Arizona y sus leyes es néctar de mierda W.A.S.P. en su estado más puro. De acuerdísimo y si quieren que sea honesto, ni siquiera me sorprende demasiado. Lo sorprendente, más bien, es que los inocentes mexicanitos sigamos creyendo en acuerdos migratorios y políticas humanitarias sólo porque el huésped de la Casa Blanca es un cucurumbé. Allá por la primavera de 2001, cuando los States eran todavía un idílico edén postclintoniano y pre 9-11, recorrí el desierto de Arizona con la Border Patrol. Fue dentro de un viaje para periodistas organizado por la Embajada de Estados Unidos en México que incluyó un paseíto por la Casa Blanca, el Capitolio y un rol por el desierto de Douglas a bordo de los carros-cárcel de la BP. Si ya lo intuía, ahí mismo lo corroboré: Arizona es un pedazo del Infierno en la Tierra. Satanás besó en la boca o en el culo a esa parte del planeta que exulta hostilidad en cada rincón. Pasé por los ranchos de Roger Barnett en el condado de Cochisse y pude leer en anuncios panorámicos las consignas de odio escritas por los cazamigrantes. Sí, son unos hijos de puta y eso no lo voy a discutir. Pero hoy toca hablar de ideas ridículas y absurdas y permítanme decirles que todos esos diplomáticos e intelectuales mexicanos de vestidura rasgada, no son los tipos ideales para lanzar primeras piedras a la hora de hablar de discriminación y racismo.

Que un rostro mexica sea suficiente motivo para que un policía de Tucson o Yuma te detenga es algo que podría cuadrar dentro de ese abstracto concepto llamado violación a los derechos humanos. De acuerdo: ahora sólo les pido que nos detengamos a preguntarnos cómo tratamos a los migrantes aquí en nuestra Tijuana, que en teoría es parte de esa nación que es su casa y por la que pueden transitar libremente según cuenta esa bella pieza de literatura fantástica llamada Constitución.

A ver, te pongo un ejemplo: Eres un zacatecano o jalisquillo que laboras en algún campo agrícola californiano. Un día te cae una redada de la migra, te suben a una patrulla y de una patada en el culo te arrojan a Tijuana a la media noche. De un momento a otro, caminas por las calles de una frontera extraña en medio de la madrugada sin un papel y sin un peso en la bolsa ¿Sabes lo que te sucederá? Tienes un 90% de probabilidades de ser detenido por una patrulla de la Policía Municipal. ¿El motivo? Mexicana alegría, deporte, simple costumbre o aburrimiento. Si traes algo, te lo quitarán. Si te pones rejego, te pondrán una putiza y te reservarán una suite en la estancia municipal de infractores. Unos días y varias patadas después, estarás pidiendo limosna en un crucero de Tijuana y verás, tras los cristales de sus carros, sumidos en su burbuja de aire acondicionado, a todos esos intelectuales, activistas, políticos y académicos del Colef mirarte con asco y desconfianza mientras conceden entrevistas en donde hablan de la inminencia de una protesta diplomática, de una flagrante violación a las garantías individuales y eructarán sustantivos abstractos como Convención de Berna, Acuerdos de La Haya y subirán de inmediato sus cristales al verte aparecer con tu cara de hambre, no sea que los vayas a asaltar. Son los mismos tipos que consideran que todos los delincuentes son foráneos y que si Tijuana es insegura es por causa de tanto recién llegado que anda por ahí. Los mismos que despotrican contra Bush y el partido republicano mientras toman café Starbucks en Fasion Valley o en el Gaslamp y ponen su mejor cara de humillación y sometimiento cuando el migra filipino les pregunta qué trae de México.

Si eres un recién llegado a la Central de Autobuses procedente de Chiapas o Guerrero, tus probabilidades de recibir buen trato o un poco de empatía son algo más que reducidas y te las verás negras en este pedazo de tu propio país. No son cuentos chinos ni literatura de ficción. Ve un día a la Casa del Migrante en la colonia Postal, has una encuesta y pregúntale a la gente como los ha tratado nuestra mexicana y patriota policía en esta ciudad.

Ahora que si eres centroamericano y has llegado hasta aquí, no puedo menos que felicitarte. He hablado con hondureños y guatemaltecos que me han comentado que después de vivir la odisea de ser capturados por piadosos, tolerantes y empáticos migras mexicanos en Tapachula o Comitán y vivir la travesía de los trenes del Sur, Arizona les acaba por resultar algo muy parecido a Disneylandia.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

tienes razon , el pinche mexicano es el ser mas contradictorio moralmente que existe y malinchista hasta los huevos , sobre los centroamericanos , me ha tocado platicar con ellos y es muy verdad lo que cuentas , para ellos pasar por mexico es entrar al mismisimo infierno , donde los violan,secuestran , roban , madrean y toda clase de canayismo puedas imaginar .

Chilangelina dijo...

Estoy de acuerdo contigo: que se callen la boca los ofendidos que hasta ahora no han movido un dedo por solucionar lo que ocurre hace años de los dos lados del río.
Sin embargo en la aprobación de la ley en Arizona hay una diferencia de fondo importante, Daniel: todas las chingaderas que se hacen en Tijuana y otras ciudades mexicanas, sea en contra de los paisas o de los migrantes centroamericanos, se cometen al margen de la ley. Son violaciones ilegales a los derechos humanos.
El escándalo en Arizona es porque la SB1070 LEGALIZA la violación. El perfilamiento racial, la discriminación, se hacen en el marco de la ley. No sólo eso: la ley estipula que un policía que tenga sospecha de que alguien es indocumentado y no lo detenga es sujeto de sanción.
Violaciones a los derechos humanos hay en todos lados y duelen; pero hacer que sean legales es lo que hace pensar que el pinche Satanás sigue gobernando allá.
Saludos.

Daredevil Tam dijo...

Cabroncísima la situación... puse en mi FB que no es posible que un gobierno se pare de pestañas por sus compatriotas en desgracia cuando no existen las condiciones mínimas indispensables para que el ciudadano común viva seguro y sin miedo dentro de su propio territorio nacional o cuando en su frontera sur y actor de las mismas o peores fechorías...
Legalizar lo que está mal? Son historias de los dos lados, basados en la idea ridícula del mes...
Que te ven feo en Tijuana? Te ven horrible cuando eres mexicano recién llegado a los Estados Unidos, aun cuando entres con tus papeles en regla, eres el pendejo recién llegado "con suerte" y que "se cree mucho" porque entró legal... Just human nature.

Guffo Caballero dijo...

Hablando de discriminación y odio, hace poco fui a Dallas (sin albur) y las pocas miradas de desprecio que sentí en los restaurantes y en lugares públicos, fueron de paisanos que trabajaban ahí. Los meseros, barmans y demás empleados gringos que nos atendieron se portaron a toda madre y siempre muy amables; en cambio los mexicanos, muuuy mamones.

admin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Kuruni dijo...

jajaja. Curioso coincido con todos. Entiendo tu argumento pero apoyo a chilangelina.

Y a mi me pasó lo que a Guffo pero en Phoenix. Le preguntaban a alguien con fenotipo de latino si hablaba español y te torcían la cara. Una amiga escuchó a una señora de uñas largas y supermalpintada (también de fenotipo latino) decir "metsicanos corrientes" en una tienda de ropa, and so on.
Es MUY triste.

Daniel dijo...

Lo que mi colega periodista Chilangelina dice es brutalmente cierto: Arizona legaliza la violación a los derechos humanos más elementales. Arizona da su bendición a la más aberrante cacería. Cierto. Lo que yo cuestiono es el absurdo de esos mexicanitos tan cómodamente instalados en su zona de conformidad que con línea Sentri y visa láser en mano, se indignan contra Arizona sin reparar en la discriminación o la brutal indiferencia que ellos mismos practican frente a los migrantes, que ni siquiera en su territorio gozan de las mínimas grantías. El migrante lleva la M en la frente: es migrante, tiene cara de migrante y apesta a migrante. La policía, el asaltante y el pollero defraudador saben distinguirlo por puro olfato. En nuestro fronterizo ecosistema tan lleno de fauna carnívora y carroñera, ellos ocupan el último eslabón de la cadena alimenticia. El fenómeno migratorio es muy bello cuando meditas sobre él desde tu oficina del Colef con aire acondicionado y vista al Océano Pacífico. Y mira que vivo a escasos metros del Colef.

Mexicano malinchista dijo...

ASQUEROSOS mexinacos, son MIERDA, son CAGADA, perros.

Ustedes tienen la culpa de que el país sea una mierda y que por eso haya tanto muerto de hambre que tiene que emigrar y convertir en mierda también el país de los gringos.

Aunque el gobierno de los gringos también está todo pendejo. No sé para qué permitieron inmigración de grupos culturales, étnicos y raciales distintos a los que dieron origen a su nación.

Ese grave error provocará la caída del Gran Imperio, tal y como le sucedió al romano.

Anónimo dijo...

Ay qué mamadas dices, pinche profeta simplón (anónimo anterior)

Anónimo dijo...

Ay, qué mamadas haces, pinche anónimo simplón (el anterior).

Anónimo dijo...

Te doy toda la razon. Los mexicanos somos asi, justo como en la pelicula de los tres Garcia, donde solamente un Garcia puede insultar a otro Garcia. Por desgracia cambiar esa forma de pensar y de actuar de la cual hasta nos enorgullecemos y presumimos es algo complejo. Felicidades por tu post. Lo que comentaste es completamente cierto.

Nothingman dijo...

ya debes otro post caón xD

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