miércoles, 12 de mayo de 2010

La última respuesta.





Cruzó el espacio sin apenas rozar alguna de las poquísimas estrellas que agonizaban en todas direcciones. Se extendió y buscó, pero no encontró nada. No quedaba nada, no quedaba nadie. Sólo él, buscando incansablemente alguna chispa, algún destello de conciencia ajena a la suya. Había pasado mucho espacio y recorrido mucho tiempo escuchando la luz de las pocas y opacas estrellas que aún desafiaban a la entropía y se sintió cansado. Observó la radiación residual del éter moribundo y no tuvo dudas. Estaba solo: la Última vida del Universo.

Sabía que era el último, lo último. También sabía que sólo tenía que enfocar el pensamiento, un pensamiento en específico que terminaría con todo; sólo tenía que pensar en No Ser, en no existir, porque ¿Cómo puede dejar de existir la conciencia sino negando su propia existencia? No pienso, luego no existo. Pero no podía hacerlo; si apenas rozaba el borde de la idea, de ese clic instantáneo, su mente se retraía. Seguía buscando.

Se expandió de nuevo y flotó sobre eones durante millones de años luz. El Tiempo y el Espacio eran uno con él. Dejó fluir sus zarcillos mentales para que recorrieron la Eternidad en un instante, y justo cuando consideraba un vez más aquel pensamiento final, lo sintió.

Provenía del otro lado del Universo, lejos, muy lejos. Entonces pensó y le tomó un instante llegar hasta ahí. Con cuidado expandió de nuevo sus zarcillos etéreos y lo encontró. Era una pequeña chispa vacilante, apenas una idea, un diminuto soplo de pensamiento. Era exactamente el pensamiento contrario a lo que él tenía que pensar para terminar con todo. Y entonces supo que había llegado el momento, ya que sólo él y su último pensamiento se interponían en el camino. Dio una última mirada a su morada oscura, fría y muerta, al cementerio universal que alguna vez había sido su hogar. Su conciencia se expandió una vez más, tocando todo, abarcando el tiempo y el espacio en un solo pensamiento. Cuidadosamente envolvió el cadáver del Universo desde el primer nanosegundo del Big Bang hasta la última fusión del último átomo y luego ahogó el grito agónico de la entropía. Y sólo entonces, pensó en No Ser.

Una pequeña chispa negentrópica explotó y se expandió. La Primera vida del Universo.


10 comentarios:

Anónimo dijo...

el de abajo es puto

Anónimo dijo...

soy puto soy puto!!!


Atte

Ricky Martin

YoSabina dijo...

Siempre tan elocuentes nuestros anónimos queridos.

YoSabina

Kuruni dijo...

¿Tú escogiste el tema verdad? ^_^.

Ya en serio, me gustó mucho. Es como estar en el planetario leyendo sobre el fin/origen de la vida. (sí, aunque no se vea nada en el planetario).

ANYELYT dijo...

Buen post.
SALUDOS.

Mefistofeles dijo...

Me suena, me suena. ¿refrito?

Nebulosa dijo...

No sé bien en qué baso mi juicio, pero este relato tiene un toque cadencioso muy interesante.

Anónimo dijo...

YoSabina es de las mismas pendejas que ha criticado el Falso Lanchero: escribir doble su puto nick.

Anónimo dijo...

Ah te cae!!

Anonimo.

El Contador Ilustrado dijo...

bien bien

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