martes, 25 de mayo de 2010

Se renta el Martes





Hace cuatro semanas intenté rentar mi día de Recolectivo. Hice cita, primero, con un abogado cuarentón que siempre tiene cosas que decir. Cuando le conocí, antes de escribir aquí, le aconsejé: por qué no escribes todo esto que me cuentas, todas estas grillas y marometas de juzgado, todo lo que sucede con los jueces y secretarios de acuerdo y como estás bien encabronado con el mundo.

Rentarle mi día a ese abogado era la mejor idea. Alguien con su presupuesto solo necesita creer que tiene virtudes literarias, para romper el arquetipo latinoamericanísimo de letras mas pobreza igual a misticismo. El asunto es que luego de negociaciones, sentados en las mesas de varios bares de oficinistas, picapleitos y funcionarios de media estola, me dijo que no le interesaba, y que lo suyo era la lengua, en el buen sentido de la palabra, y en el malo también.

No me desanimé en absoluto. De inmediato contacté a un viejo bloguero que jamás alcanzó fama ni atención, pero que siempre estuvo en el albor de lograrlo. Siempre ahí, en la sección de comentarios, arrojando sortilegios o insultos, según un criterio que al principio fue coherente pero que al final se extravió en la confusión inhospita y demencial de cientos de blogs nuevos e incomprensibles. Cuando le vi, me dijo: te acuerdas, Manuel, las viejas glorias del blog, ahora ya no es lo mismo, repleto de mocosos pendejos y putitas con fotografías retocadas.

Sentí lástima y un poco de asco por él y no le respondí. Generalmente siento asco por los que se toman el blog demasiado en serio, y lástima por los que pregonan nostalgias de tiempos ridículos. Le plantee lo de mi espacio en Recolectivo. Le dije: mira bien y valoralo. Es hora de ser escuchado, le dije. Es tiempo de esto y lo otro, y patatín y patatán...

Las negociaciones pronto se extraviaron, y terminamos hablando de cualquier otra cosa. Como muchos blogueros, no era un tipo muy leido, es decir, no rebasaba de los autores de mandato, los de cabecera, y yo tampoco lo hacía. A lo mucho hablamos sobre Uslar Pietri, Herrera y Reissig y conforme avanzamos en nuestras divagaciones tristes y patibularias, hablamos de Andréyev, Gogol y Babel. Como me sucede siempre, evadí hablar de los blogs. Pero él insistía y probablemente por eso el negocio se estropeó y ambos acabamos discutiendo agriamente sobre la diferencia entre los escritores con blog y los blogueros con libros.

La discusión me exacerbó y terminé entrándole a patadas. Cuando quedó sobre el piso, gordo, hirsuto, con su cabello crespo y largo, todo él grasoso, no evité recordar a todas las mujeres que tuve gracias al blog, a todas las ventajas logradas. El rostro del pobre imbécil era recordatorio del patetismo bloguero, y entendí que probablemente la literatura era todavía más ridícula.

La oferta acabó conmigo sentado en una barra de sushi barato, en la calle Octava, en el Centro de Tijuana, ofreciendo mi martes a una hipster severamente perforada. Mientras la escuchaba - o la oia; no sé cual sea la diferencia cabal entre ambas acciones - me entretuve viendo a través de las amplias extensiones de sus orejas. Me vi dentro de esos tubos, pequeñito. Guarecido o patinando. Eran hilarantes: incluso pensé en las tortugas ninjas, en la rata que los entrenó, y luego, para mi sorpresa, descubrí que la hipster parecía una rata esotérica, un roedor alegre y retirado del negocio de entrenar tortugas. De inmediato me di cuenta que alguien así era más bien un lector de Recolectivo. Los autores tenemos peor apariencia, o al menos damos más lástima o provocamos mejor risa.

Así acabé por caer en cuenta que jamás podría arrendar mi martes en Recolectivo. He venido aquí para ofrecerselo a cualquiera que tenga algo que decir. Lo rento barato. Ya no importa el precio. Quizá, algún día, termine pagando para que otro escriba en el.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

primis! 7 horas despues el primer comentario, das gueva maricon!!!

Anónimo dijo...

pinche weba de lectura se ve que te afecta que tu novia te deje por otros mas chiludos y divertidos que tu sangano
que buen culo tiene por cierto

Anónimo dijo...

Retirate, coge la poca dignidad que aun conserves...

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