jueves, 19 de agosto de 2010

Sin óbolos en el Diluvio.





Detenido a la orilla de un boulevard
Mirando los autos romper la noche.

Mi ventanilla se cubre con una cortinilla de agua sucia cada que un auto cruza por el charco junto al que estoy detenido. Cada que esto sucede, el sonido del agua estrellándose con un tableteo sobre el cristal me hace voltear instintivamente.

A lo lejos, relámpagos iluminan la noche. Las puertas del cielo se han abierto y un diluvio local se nos viene encima. Pareciera que todos los ángeles juntos salieron de sus barracones a orinar, como cualquier soldado borracho.

Intento leer, pero no me concentro. Apago la luz del techo y miro los autos que se detienen junto a mí. Personas que en medio del diluvio aún piensan en comprar aspirinas y botellas agua. ¿Que nadie se da cuenta de que es el Fin del Mundo? ¿En que momento dejamos de temer al castigo divino? Bah, hay peores formas de dejar este mundo que mojándose los pulmones.

Cancelen mi suscripción para la reencarnación, gracias.

El tableteo en mi ventanilla sigue. A mi derecha, a lo lejos, el Aqueronte sigue creciendo, sólo que no hay ningún Caronte a la vista y cada quien la cruza como puede. A diferencia del par de monedas que el viejo pedía, acá se pagan miles de ellas para asegurarse el cruce hacia el otro mundo —el seco—, vía tracción 4x4.

Algunas personas corren despavoridas, como si cayera gasolina. No recuerdo cuando fue la última vez que caminé —no corrí— bajo la lluvia. Supongo que fue hace años, cuando aún no portaba nada conmigo que pudiera perder al mojarse. Creo recordar el chapoteo de unos tenis y una avenida oscura. Creo recordar la hiedra, un sillón y aquella chimenea apagada. Ahí perdí mas cosas en otro tipo de humedad.

Un relámpago me devuelve a la realidad. Un par de fotografías del mundo son tomadas. Un estrobo descompuesto. Los ángeles deben seguir ebrios.

Enciendo el auto y me uno al lento fluir de los vehículos. Me dirijo hacia el Aqueronte. El viejo cabrón sigue sin aparecer. Está bien, no creo que valga la pena pagar por nada de lo que hay del otro lado.

El ocasional tableteo en mi ventanilla se convierte ahora en un golpeteo furioso. ¿Eso es todo lo que tienen? yo puedo orinar mas ruidosamente. Uno pensaría que en el cielo las borracheras provocarían algo más que un pequeño diluvio. Una razón más para hacer reservaciones en otro lado.


12 comentarios:

Liliane dijo...

Naaaaaah... en el infierno debe ser más divertido. :-)

Anónimo dijo...

recicladoooooooooooo

ZERO dijo...

MMMMM... Sospecho que leiste la revista "algarabía" de este mes, la del infierno en portada y el mismo articulo en cuestión.

"cancelen mi suscripcion a la rencarnación"

Morrison APESTA.

MUCHO.

aburridooooooo dijo...

Este post es mierda! es cagada de perro! Mejor copipasteo el del pervertido:

Sólo quiero saber por qué, plaqueta. ¿Por qué no me das una oportunidad? ¿Por qué no eres capaz de amarme como yo lo hago? ¿Qué sabes tú de este fervor que siento por tu recoveco rectal?

Sólo pido una oportunidad para enamorarte. No te hagas la que no me lees; porque sé que entras a Recolectivo; entras seguido, y finges una indiferencia por lo que aquí se escribe, obedeciendo a esa pose de escribiente, de novelista que ultimamente te das, como si te sintieras indigna de escribir aquí.

No me importan, te lo he dicho infinidad de veces, no me importan las pequeñas imperfecciones que en ciertos blogs (¡Maldito Fabiruchis! ¡Déjala en paz o te las verás conmigo! ¡No te metas con mi amada!) apuntan prestos sobre tu nariz, donde parecen acumularse esas inefables imperfecciones, puntos negros de sebo facial, harto típicos de las caras grasosas, pero que yo, en mi lúdica abnegación amorosa, no tendría reparos en exprimirlos todos para luego, teniendo cuidado de no removerlos, y mediante un espátula, rasparía la seborrea eyaculada de tu dermis y la untaría sobre galletas cracker previamente dispuestas en un plato, siendo para mi alimento digno de los dioses.

18 de agosto de 2010 22:30
Anónimo PERVERTIDO dijo...

Ruego, entonces, por una oportunidad, para luego, cuando finalmente estés enamorada de mi, te pida, como no queriendo, tu adorado y purpúreo rosco; como si ese no hubiese sido mi plan desde el principio, como si te lo estuviese pidiendo por casualidad. Tú dirías que sí y yo te lo lengüetearía con ternura, intentando captar con mis papilas tiaraformes y circunvaladas las uniformes grietas que circundan tu yoyopo, dibujando algo así como la corona de una estrella. Te propondría entonces el juego del "adivina la palabra", y trazaría mil veces con la punta lingual los te amo con que lubricaría y dejaría brilloso mi todo, mi perdición, mi dios... ¡tu asterisco!

¿Qué haces, mi amor? ¿Acaso intentas pellizcar la punta de mi lengua con tu enroscamiento esfintéreo? ¡Oh, mi amor, eres mi perdición! ¡Basta! ¡Me atrapaste, amor mio! Déjame escapar, deja que este gusano se aleje de la trampa, ¡liberalo!

¡Anillo de fuego, exprímeme!

¿Te lo imaginas, plaqueta? Imagina que nos casamos. Imagina que estemos frente al sacerdote, y visualiza el momento en que pida las sortijas de nuestra unión: ¡ten por seguro que tu y yo, en ese preciso instante, nos miraríamos como cómplices, como si entrambos entabláramos un pervertido diálogo telepático lleno de alusiones perversas ("¿escuchaste, plaqueta?", "sí", "¡dijo 'anillos', mi amor!", "¡ja, ja, ja!).

Y el Sacerdote, ingenuo de él, pensaría, "eh aquí a dos enamorados que sonríen porque unen sus vidas para siempre y frente a ti, Señor", sin que el pelmazo sospeche siquiera nada.

Te he amado toda mi vida, plaqueta. Amo tu reticencia a reconciliarte con tu parte femenina y que se manifiesta cuando escuchas Metallica y Drim Tirer y te tomas fotos con tus amigos metaleros haciendo cuernitos con las manos, vestida con playeras estampadas y holgadas de tus grupos favoritos, tratando de disimular tus pequeños senos; amo sobre todo que te resistas a los zapatos de tacón y, en su lugar, adoptes la pose de alternativa con tus converse rosas y verdes.

Te amo.

Mierdalectivo dijo...

meserooooo, otro huevo refrito por favor, esta vez con mierda de perro

Rechilindrino dijo...

ZERO dijo...
MMMMM... Sospecho que leiste la revista "algarabía" de este mes, la del infierno en portada y el mismo articulo en cuestión.

"cancelen mi suscripcion a la rencarnación"

JAJAJAJAAJAJAJAA TU PROPIO LACAYO TE PONE EN EVIDENCIA COMO UN PLAGIADOR DE TEXTOS, PARA QUERER IMPRESIONAR A LOS DEMAS :D

Anónimo dijo...

Este pendejo de aquí arriba fue el Gay-o de Jalisco aka Esteban Alberto Magaña.

No seas puto, pinche gayo sidoso, comenta con tu propia cuenta.

Anónimo dijo...

Este de pendejo de aca arriba fue.... a quien chingados le importa!

¡Chinguen todos a su putisima madre incluyendo al puerco joto latino!

Anónimo dijo...

ZERO FIEL LACAYO DEL HUEVO, MAMADOR DE VERGAS DE BLOGSTAR, QUE SERA DE TI EL DIA QUE TENGAS QUE CAMINAR POR TI SOLO??

Everton dijo...

---¿Te lo imaginas, plaqueta? Imagina que nos casamos. Imagina que estemos frente al sacerdote, y visualiza el momento en que pida las sortijas de nuestra unión: ¡ten por seguro que tu y yo, en ese preciso instante, nos miraríamos como cómplices, como si entrambos entabláramos un pervertido diálogo telepático lleno de alusiones perversas ("¿escuchaste, plaqueta?", "sí", "¡dijo 'anillos', mi amor!", "¡ja, ja, ja!).---


AJAJJAJAJAJA.... QUE ONDA CON ESE ANONIMO? JAJAJ.... ME CAGUE DE LA RISA CON ESO.

Anónimo dijo...

No seas pendejo Everton, ese texto no es del anonimo de alla arriba, ¿que parte de "Mejor copipasteo el del pervertido" no entendiste? no seas idiota wey.

Anónimo dijo...

jajaja este pendejo de arriba es el pervertido, y tambien el anonimo que "copypasteo" su comentario, para no dejarse ver como cierta cucaracha aferrada.

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