lunes, 12 de enero de 2009

Valor


Casi se cumplieron las reglas. Que fuera a la hora de comer, muy tarde para un drama en la clase, muy temprano para una borrachera. Que fuera en un lugar público, con la suficiente cantidad de gente como para hacer un escándalo incómodo. Y por último, no dar tantos detalles, solamente un mensaje y ya.

Estuve a punto de echarme para atrás cuando llegaste. Tu sonrisa siempre fué perfecta carnada para mis deseos y la estabas utilizando por todo lo alto, tu blusa chiquita y coqueta... pude imaginar a miles de sujetos de todos colores y sabores ofreciéndote cobijo mientras llorabas por la calle y volvió a pasar. Casi me arrepentí de lo que estaba a punto de hacer. Dos cafés, por favor.

Te pregunté como había estado tu fin de semana, claro, antes de ser definitivo, habría que pavimentar un poco el camino. La pregunta surtió efecto y me contaste de lo divertido que fué estar dos noches bajo las estrellas en el campamento de Acahuizotla, compartiendo el búngalow con las chavas del grupo, escuchando la radio hasta muy tarde, contando chismes y haciendo juegos atrevidos y secretos "lo que ocurre al calor de una fogata ahí se queda" - dijiste con mirada traviesa. Mientras hablabas, miraba tus labios. COn ese particular mohín que haces cuando hablas de cosas graciosas y el color tan deseable que tienen, puedes envenenarme con un beso, siempre pudiste hacerlo, de verdad. Durante algunos minutos, sudé. Sudé porque estaba esperando a que llegaras a un momento en la charla en que pudiera soltarte las palabras que estuve rebuscando la noche entera, mientras escuchaba nuestras canciones, mientras que empacaba nuestras fotos, los libros, tu cepillo de dientes, olvidado a propósito en mi baño, el molesto y deforme gato de peluche sin el que es imposible dormir... todo.

La mesera, un poco harta de nuestra charla, se paseaba con los menúes bajo el brazo, con cara de pocos amigos, esperaba a que retiráramos los brazos, las manos entrelazadas de la mesa para ponerlos y forzarnos a ordenar algo más que dos pinches cafés. Pero eso no ocurría y empezaste a contarme, con cara de pícara culpable, que dejaste olvidado mi encendedor, que en tu mochila faltaron algunas cosas y que preguntarías para encontrarlas. Yo no podía meterme del todo en el encanto que despides, carajo, mi cabeza estaba hecha un desmadre y a todo contestaba con una sonrisa estúpida. Pensé que tan pronto llegara a mi cama vacía, abrazaría tu lado del colchón y lloraría, vilmente arrepentido, pero sin marcha atrás. Me contaría todas las noches una historia distinta del porqué no estás ahí conmigo y beberé coca cola en el balcón, pulsando las notas en la guitarra, dejando que tu recuerdo se vaya poco a poco, que mis sábanas dejen de oler a ti y el último de tus cabellos despierte enredado en mi barba de reo. Todo eso simplemente terminaría por ocurrir. ¿Lo soportaría?

Empecé a modular las palabras en mi cabeza. Ideaba miles de maneras de entrar en mi charla, buscaba la oportunidad enmedio de tu relato. Te preguntaba cosas sin sentido... ¿como está el río?, ¿y las cabañas están limpias?... y tu, sin perder tu amorosa alegría, seguías con otra retahíla de detalles. Yo, por dentro, ya estaba derrumbándome. ¿Quieres algo más...? - casi se me zafa decirte, como siempre, "amor". Flan. Y la mesera, con cara de sargento, los trajo muy rápido, creo yo, porque "esa mesa no está resultando negocio" - pensaría.

Y ahí fué, enmedio del postre, que te reíste de un chiste pendejo, que pude ver tu boca abierta, riendo, con flan... ¿tu sabes a que le sabe la verga a Popeye? - "No" - a aceite de Oliva. Acto seguido: ¿Sabes, Silvia?... Creo que tú y yo debemos de darnos un tiempo.

Y ahí pasó. Se acabó de golpe el regocijo. Tu mano soltó la mía y tus grandes y hermosos ojos se abrieron como platos. Platos finos, caros y mojados. Empecé a tratar de darte mis razones enmedio de todas las preguntas que me hiciste y que no atinaba a responder con la misma velocidad con que las hacías: "¿y los planes que tenemos?, ¿y entonces para qué chingados compramos los boletos para ir a Acapulco?... ¿Sabes que estoy tomando el tratamiento porque espero poder darte un hijo? y yo, hecho un pendejo, tratando de contestarlo todo de manera elegante e inteligente... "entiéndeme por favor, no te alteres, escúchame"...

Pero ya no pasó nada de lo que yo tenía planeado. Eso de la charla no iba a darse. Te levantaste, con los ojos convertidos en charquitos de agua, la boca temblorosa... "pinche egoísta de mierda"... bueno, no tan temblorosa como para no entender que modulaste bien esa frase, que incluso si el director de este filme hubiese suprimido el audio, todo el público hubiese podido leer tus labios con perfecta dicción. Y ya, fué todo. Te fuiste, taconeando, moviendo las nalgas con energía, mientras yo no podía quitarte la vista de encima... hasta que llegó la mesera "¿la cuenta?"... "Si... y eso que pensé que ya no la contaría" - dije, mamón. Me fulminó con la mirada la muy cabrona y eso le costó los siete pesotes de propina que le iba a dejar.

Caminé. Sentía la mirada de los comensales, casi pude saber que me tacharon de imbécil, insensible y culero. Ni hablar. Fingí leer el ticket de caja hasta que di la vuelta en la esquina.

Ya en casa, efectivamente. La soledad me saludó y me di cuenta que tenía ya cuatro mensajes en el teléfono... ni siquiera lo escuché sonar. "ke le isiste a syl, pendejo?"... y otros tres casi iguales. Quise marcarte ya por último, despedirme como se debe, pero me colgaste apenas llegaba el timbrazo. Oficialmente soy un hijo de la verga. Oficialmente, porque hasta mi hermana me llamó para decírmelo. Eres veloz.

Pensé. Tengo que lidiar con esta fama que me aísla de mis amigos, de los tuyos, de la gente de la Uni. Ahora, quien me vea, sabrá que soy el tipejo que se burló de Syl, de la linda, amable, tierna e inteligente Syl... y todo porque no tuve el valor de decirte que, aquel sábado en que estabas en el campamento, frente a la fogata, con tus amigas, riendo como locas y oyendo la radio, te vi chuparle el pito a otro en la fiesta de los de Octavo. A mi me invitaron de última hora.

37 comentarios:

Eo dijo...

ooooooooohhhhhhhhh

y si le supo a aceite de oliva?? buena historia, es veridica?

Sascha! dijo...

Por un momento pensé, mameeesss pendejo!

pero la que mamó fue ella, snif!

well done!

Diablorama dijo...

excelente final

Unknown dijo...

Muy buen post. Felicidades!

cuando nadie ve dijo...

Buen post, me encantó el final jamás lo esperé !!!

Alter Ego dijo...

Extraordinario relato con un final meramente sorpresivo.

Sin duda uno de los mejores relatos que he leido en este blog.

Felicidades.Muchas felicidades master.

Anónimo dijo...

Chido, chido, chido.

Tumeromole dijo...

se la mamó, pinche vieja...

Dib dijo...

Putísima y se casó de blanco... me cae que ahora hasta salió toda resentida como si fuera la virgen de las güilas.

Excelente final, excelente texto y que bueno que te leí hoy.

Por cierto, eso de llorar y tocar la guitarra en el balcón está muy choteado.

Sorel dijo...

Me encantó éste post, no me esperaba el final y en cierto modo empezaba a odiarte, claro si es que esto es verídico. Felicidades!!!

Anónimo dijo...

yo pense q el reco se esta yendo a la verga!!! Lo acabas de salvar..esta semana!
felicidades!!

Anónimo dijo...

Alcanzaste a rescatar el post... A tres cuartas partes del texto, juraría que estaba escuchando una canción chafa de Arjona.

Lilu dijo...

O_O nunca me lo espere, pinche vieja y luego va a decirle a todos tss que triste, pero que buen chavo yo que el, le hubiera dicho a todos lo maldita que es.

muy buen relato :)

mugroso dijo...

APLAUSOS indudablemente!

Anónimo dijo...

Que bueno estuvo el post! así son algunas, quedas como el malo de la historia pero las que hacen la chingadera son ellas, pero fingen demencia...

Princesa Errónea dijo...

snif snif casi lloro.

saludos

Princesa Errónea dijo...

snif snif casi lloro.

saludos

Guffo dijo...

Syl... vester Stallone.

Muy buen texto, Julio.

Anónimo dijo...

CLAP CLAP CLAP CLAP BRAVISIMO!!
EXCELENTE POST.

FINAL INESPERADO.

ME FASCINÓ..


LP

Silvia Black dijo...

cuando leí: "¿Sabes, Silvia?..." se me detuvo la respiración jajaja
muy chido y que mensa silvia, no todas somos así ;)

Anónimo dijo...

Esta bueno el post sin embargo quiero manifestar mi tristeza? decepcion? al ver que cada vez estan posteando menos los recolectivos, ya es tradicional que los domingos nadie se pare por aqui y haya retrasos por todos lados, snif

El mecartistrónico dijo...

A huevo! Cómo chingados no? pues se la ganó... y todavía quería hacerte pendejo...

Ni pedo...

Al menos terminaste de desahogarte por aquí.

Si se le quedó lo enojada porque "no tenías razón alguna", algún día caerá aquí y se morderá la lengua.

Felicidades por los huevos.

Anónimo dijo...

Alter Ego dijo...
Extraordinario relato con un final meramente sorpresivo.

Sin duda uno de los mejores relatos que he leido en este blog.

Felicidades.Muchas felicidades master.


el lamewebos oficial que no era pavela la marrana??

buenas fotos de la putita esa del cuento

Anónimo dijo...

Me gustó tu post!

Anónimo dijo...

pues muy shida la historia, pero siento que por mas que el wey quisiera a Silvia estuvo muy calmado, incluso da para pensar que el fue el cabron que hizo la fechoria.
Siendo yo, me vale madre que sufra la muy puta, y lo grito a los 4 vientos jaja.

Espaciolandesa dijo...

Aaaaaaaaaaaaah... maldita bruja.

Y así las hay... hijas de su pin...

Anónimo dijo...

Che vieja, se la mamó!.....literal...

Anónimo dijo...

no ma es real?? si t pasoo? o a alguien q conoces?? y si si es real y tuyo xq no le dijisteeee?? esta muy bueno muchas felicidades creo q pocos posts de este blog me han hecho hacer ruido y cara d impacto al final

Hermes dijo...

Honorable... woow.... bravo

Unknown dijo...

Esta parece la crónica de cómo ser un pendejo con dignidad. El protagonista las perdió todas así como así...

Favor de no confundir la estulticia con estoicismo.

Unknown dijo...

Esta parece la crónica de cómo ser un pendejo con dignidad. El protagonista las perdió todas así como así...

Favor de no confundir la estulticia con estoicismo.

Unknown dijo...

Esta parece la crónica de cómo ser un pendejo con dignidad. El protagonista las perdió todas así como así...

Favor de no confundir la estulticia con estoicismo.

Anónimo dijo...

jajaja que historia tan chafa, cualquiera que vea que su novia le esta chupando la ver** a otro cabron, seguro arma un desmadre y no va y la termina en un cafe.... y una vieja que anda mamando verg*** ajenas se pone a lloriquear por que le dan corton.....pfttttt

Anónimo dijo...

que chingon estuvo..........

pinche mesera culera

Paksters dijo...

muy bueno, me rayó el final

Anónimo dijo...

Pinche Julio C324r.
Como de costumbre, chingonería de relato el tuyo.

Eres uno de los pocos cabrones que aun leo de este pinche blog.

Saludos

Anónimo dijo...

que onda julio pues la verdad muy bueno el relato es una chingoneria de verdad que andes genial lo mejor fue el final de verdad

Blogalaxia