domingo, 22 de febrero de 2009

De veritititas que nomás me tome una, hic



Dado el tema de esta semana me permitiré tomar prestada de un amigo la anécdota que vivió tras una borrachera.

Eran sus años mozos, él no tenía mucho tiempo de haber comenzado a tomar, y a pesar de no gustar de los antros, el grupo de amigos y amigas había desarrollado la costumbre de asistir todos los viernes a un lugar nuevo llamado La Chabela (también culpable del noventa por ciento de los gustos musicales culposos de éste cabrón).

El lugar abría en teoría a las 6:30 de la tarde, y cerraba a las 3:00 am. La promoción de dos por uno en botellas nacionales aplicaba hasta las 7:00 pm, por lo que toda la bola de borrachos adolescentes se reunía afuera de mi casa la casa de este cabrón que era la más céntrica desde las 6:15 de la tarde para partir en caravana hacia el dichoso antro.

Siguiendo éste plan religiosamente, todos los viernes a las 7:50 pm ya había cuatro pomos de bacacho en la mesa (todos éramos estudiantes, nomás para Bacardi Blanco alcanzaba, puag). El plan de mi camarada era muy sencillo: pisteaba como loco al llegar, por ahí de las 11:00 pm bajaba el ritmo y a las 3:00 am que nos corrían ya andaba en condiciones perfectas para manejar, pues su madre le prestaba el carro. Y así se la llevo muchas, muchas ocasiones.

El problema llegó cuando, en la peda, empezó a perder la noción del tiempo, entonces en una ocasión salió cayéndose de borracho, y como ni se despidió o de quien lo hizo estaba igual o peor, se fue solo.

Y así éste cabrón, haciendo un esfuerzo sobrehumano por mantenerse entre las dos líneas blancas que tanto se movían, en la carretera México – Querétaro, iba manejando cuando sintió una tremenda necesidad fisiológica, y no una fácil de contener. Vomitó un poquito mientras manejaba a más de 100 km por hora, sin perder de vista el camino. Casi no mancho el volante ni su pantalón.

Siguiendo sus impulsos, obedeciendo a la naturaleza, se orilló en la gasolinera que está justo antes de la barbacoa de Don Cuco (ahí va mi desayuno gratis Don Cuco), orilló el carro y en el camellón que separa el local de la lateral de la carretera comenzó a vomitar como poseído. Después de unos dos o tres minutos de expulsar el diablo de su cuerpo, mi camarada se limpió la boca, cerró la puerta –en ese orden- y justo cuando iba a encender el automóvil, logró notar gracias a su superdesarrollada visión periférica que un vehículo con unas sospechosas luces roja y azul sobre su toldo se orillaba a su lado, tapándole la salida.

Este cabrón, de la manera más serena y madura pensó: -ya me chingué-. Continuando con un siempre inteligente: -actúa normal.

Desde el interior del vehículo adyacente (quihubo) lo iluminaron con una luz bastante molesta. Mi camarada, como todo cabrón hubiera hecho normalmente, sonrió y saludó con la mano.

Inmediatamente se bajaron del vehículo dos hombres vestidos de azul. Uno se quedó ahí junto a su carro, el otro se acercó a la puerta del vehículo de éste pobre cabrón, que obviamente, y para devolver la cortesía, se bajó de su carro.

-Identificación joven- dijo el oficial plantándose frente a nuestro bienaventurado compañero.
-¿Cómo no oficial?- respondió el joven mientras sacaba de su cartera su licencia de conducir y la extendía al policía.

Por supuesto que mi amigo –como me confesaría años después- ya sentía que se lo había cargado la meritita verga, estaba pensando en llamar al resto de lo borrachos para juntar lana y “pagar la multa” para que no le recogieran el vehículo. Ya se veía llamando a sus padres, de madrugada, desde la delegación.

-¿Cómo viene? – preguntó el representante de la autoridad alumbrando con la chingada lamparita de nuevo la cara del protagonista de esta historia.
-Mire oficial, la verdad venía bien mal, pero ahorita que ya vomité- seálando hacia el suelo y luego su pantalón- ya me siento mejor, gracias.

El policía alumbró la identificación, la cara del joven alcoholizado, la identificación de nuevo y la extiende al sorprendido borrachales mientras dice: -Váyase con cuidado.

Este suertudo hombre, mientras seguía pensando –actúa normal- tomó su identificación, la guardó en su cartera, abrió la puerta de su vehículo y sólo atinó a decir: -¡Gracias!

Sin acelerarse mucho ni actuar de manera desenfrenada salió de la gasolinera luego de que los policías movieron la patrulla, se incorporó a la carretera y recorrió tranquilamente el resto del camino a su casa. Así, sin mordida, ni regaño, ni nada.

Después mi cuate hizo un cagadero al llegar a su casa y despertó a toda su familia, pero eso ya es otra historia.

Moraleja: decir la verdad es bueno.

Me cae que si encontrara a esos polis (y los reconociera, cosa difícil dada la situación), les invitaba una peda. Digo, mi amigo, mi amigo.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

y por que ya no escribe le mierdamatico??

Anónimo dijo...

lo buneo que mi papa paso por mi a la peda jejejk si no si me arcrga wey ai goeeey!!=D

Cazador de Tatuajes dijo...

He sido tu pasajero cuando tenías ya dos tres estocadas dentro y sobrevivimos.

Pinche suertudo.

Dib dijo...

Pinches policías hijos de la chingada... deberían haberte metido (digo a tu cuate) al bote por borracho, irresponsable y culero.

Changos dijo...

Seguro les dió asco meter a un wey todo vomitado a su patrulla. Ellos mismos las lavan.

Kuruni dijo...

Quedó chido, sobretodo el detalle de "al primo de un amigo". Probablemente fue más onda de asco que de buenaondez, pero aún así que chido :)

Anónimo dijo...

eso que ni que, tu provocas asco mmmm (el primo marica de tu amigo )

Uvé dijo...

Que cagado o vomitado, más mejor: como dirías tú (tu amigo)

Chilangelina dijo...

Por lo visto el tema de la semana debió ser "In vino vómitum".

Anónimo dijo...

naaaa, callate puto cuatrojos pendejo, mejor comete esta vergota

8=================D y chingas a tu pendejisima madre maricon

Silvia Black dijo...

jajajaja que buena historia XD
y asquerosa a la vez
diack!

Anónimo dijo...

Cual es la diferencia entre jose luis avila herrera y mulder?

-que el primero sabe de antemano que es un pendejo,al otro por mas que se lo dicen cree que es un desmadre.

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