En las aulas de las escuelas los alumnos siempre hacen las mismas simplezas para combatir el aburrimiento cuando el maestro está ausente. Una de ellas es:
En un momento de gallardía y rebeldía extrema, un alumno cualquiera se levanta de su pupitre, toma el borrador del pizarrón, regresa a su pupitre, piensa en Rocky Balboa, y haciendo un esfuerzo sobrehumano con su escuálido brazo, lanza el borrador contra el pizarrón provocando un ruido estruendoso.
Uno a uno sus compañeros cometen la misma estupidez, se ríen como unos locos, se asoman por la puerta y por las ventanas para asegurarse de que el maestro no viene en camino, y si viene en camino alguien grita “¡Ahí viene!”, y todos se sientan y se ponen serios y hacen como que escriben o como que leen.
Nunca olvidaré aquél día en que todos corrimos a sentarnos y ponernos serios y hacer como que escribíamos o como que leíamos -por obvias razones- excepto él. Un chico, el chico, el muchacho sentado al fondo del aula, lanza el borrador con todas sus fuerzas contra el pizarrón cuando el director entra por la puerta.
Nadie comprende qué sucedió, en qué momento la señal no fue clara, o por qué el chico actuó de una manera tan insensata. El director, inmutable y frío como un muerto, reuniendo toda la seriedad del universo, se postra en frente de nosotros y dirigiéndose hacia el autor de dicha desfachatez, pregunta:
Y entonces viene ese momento hermoso que guardo en mi memoria con ímpetu y adoración: el chico, gordito y pecoso, nervioso hasta la médula y rojo como un tomate, hace una negativa con la cabeza y dice la excusa más idiota e inverosímil jamás expresada por un individuo en toda la historia de la humanidad:
Nadie puede creerlo. El silencio es atroz. El director no sabe qué hacer. El mundo, el pasado, y el futuro desaparecen. Sólo existe ese momento, ahí. Después de una pequeña eternidad el director repite la pregunta y recibe a cambio la misma respuesta: el chico no aventó el borrador, se le cayó, y no hay nada más qué decir. Portaba el borrador en su mano derecha y sin querer lo soltó, pero el objeto en vez de caer directamente al suelo, viajó a una velocidad de 80 km/h para luego estrellarse contra el pizarrón.
Al parecer él mismo estaba convencido, o trataba de convencerse a sí mismo, de que nunca aventó el borrador, sino que éste se le cayó en un descuido. Supongo que en su mundo así fue. Y está bien.
El director se fue y las clases continuaron su curso normal. El chico del borrador se convirtió en un ícono estudiantil durante una semana para luego volver a ser el alumno gris que era. ¿Su nombre? Lo he olvidado. Quizá nunca lo supe. Pero siempre guardaré en mi memoria ese momento y lo recordaré toda la vida como el chico… el chico.
El chico del borrador.
24 comentarios:
pekeño torpe.. se hizo famoso y no lo supo aprovechar, todavía no estaba curtido en la vida... Demonios, no lo culpo.
A hueso, el chico del borrador, dejo su huella y recuerdo para la postreridad, aun siendo un pequeño imbecil . . .
Yo creo que lo que más temía es el ridículo. Sé lo que es ser como él.
aja, oye Pelo avientate otro video como el ultimo que subiste a tu yutub no? la neta sales superguapa y apapachable.
Lo importante es que marcó pauta en un momento de su vida, y eso es algo.
El mundo (al menos el de Pelo)lo ha catalogado por ese pseudonimo.
No mames, buenisimo!
"¡Ahí viene!" ... clásico =P
Nosotros, para divertirnos, teniamos una variante hardcore, los conocidos cabezones (o "mecos" o no se como los llamen los demas) que eran bolas de papel envueltas una sobre otra, apretadas con diurex hasta formar una pelota del tamaño de una cebolla con una pequeña "cola" de donde se agarraba para aventarse.
Uno de mis momentos cumbres en la secundaria fue cuando en medio de una guerra de cabezones, entro al salon la maestra de civismo.
Cometio el error de interponerse de espaldas entre El Oso y yo, al que tenia en la mira con un cabezon del tamaño de mi puño.
Cuando me di cuenta, el cabezon ya iba viajando a Match 1 hacia la cabeza de la maestra.
Afortunadamente, el proyectil esquivo su nuca, desafortunadamente, le atino de lleno en la oreja, a la que le arranco el arete del chingadazo.
Al principio todos rieron, pero cuendo vieron la sangre, siguieron riendo por dentro.
Afortunadamente yo era parte de los brutos alfa y como en los presidios, nadie vio ni oyo nada, nadie se atrevio a delatarme. Todo el salon se llevo una cagotiza de antologia y de ahi en adelante al que se le encontrara en posesion de un cabezon, era suspendido inmediatamente, ja.
Bueno, si el wey decía q había desafiado por completo las leyes de la física, había q creerle e incluso adelantarlo de año, era todo un genio.
PD: El huevo era un vándalo
Ha de ser el típico wey que cuando se le sale un pedo dice: "no me lo eché, se me cayó".
Ese tipo seres abundan en el mundo, deberíamos agradecer a los anónimos por crear momentos tan memorables.
Saludos.
jaja me hubiera dado risa escuchar el "se me cayo".
en mi salon de secundaria teniamos mas o menos la misma variante que en el salon del huevo, con la diferencia de que nunca se nos ocurrio la colita pa aventarlas, las tirabamos como pelotas.
Oye Rosada, ponte crema o algo...
xD el borrador, un clasico
aunque nosotros teniamso la costumbre de aventar un Sandwich putrefacto o un Zipploc lleno de PLatano podrido con chile
:/
Den: FAIL. La colita te da agarre perfecto y sobre todo le da aerodinamica: salen disparados en linea recta a una velocidad de miedo.
Ademas, parecen espermas gigantes volando por todo el salon.
jajajaja yo era... el chico -____-
o_o
jaja que cagado se ha de haber oido
Soy tu bebé único y consentido. Besucón SUCULENTA marrana... envidia mi cuerpo gordo y mantecoso de bebé negro, tu cariño marrano de PORQUERÍA.
Nosotros lanzabamos cacahuates o con un popote mascabamos papel y lo lanzabamos como serbatanas.
una vez me cacharon lanzando un cacahuate, y no me regañaron por que era la ñoña de la clase.
Me hubiera gustado que me expulsaran! ok no tanto así, pero un castigo o algo así, sería la historia perfecta.
80 km/h!
ese gordo deebería estar en las ligas mayores
o la liga mexicana de beisbol, por lo menos
odio a los gordos
lo que quiso decir es que le quería atinar a la canaleta donde se colocaba el borrador y no le dio.
pero era hombre de pocas palabras.
SRITA PELO ESTOY ENAMORADA DE USTEEE EXISTE UN SEÑOR PELO POR AHI?
Escribes muy culero y simplon.
Minna
Ja! conocida es la artimaña de los "mecos cabezones" de luis, en mis dias, (que es ahora), se sigue jugando con ellos como en los primeros dias, solo que ahora ya no me regañan, parece que se dieron por vencidos esos conocidos cuarentones sin vida social llamados maestros.
Puagh, odio a los gordos
jajaja buena ésa: se me cayó ajajaja
Weeeey, muchas gracias, acabo de reir , reir , reir , reir como pocas veces, thank u , y obviamente también al niño gordo del borrardor .
Me encanto esta historia jajajaj en serio me rei mucho y a medio trabajo jajajaj eso de que se le cayo jajajaja y salio a 80 km/h jajajajajaja
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