martes, 31 de marzo de 2009

Devoción



Diez minutos después, seguía con la mirada clavada en el espejo.

Uno, dos, tres. ¿Por qué se llamarán patas de gallo? Nada que tantito maquillaje no arregle. Tantito, para que parezca que no lo lleva puesto: la cuidada imagen descuidada como parte del arreglo personal.

Para tener cuarentaypocos, la verdad es que está bien. Si descubre un poquito los hombros se ven lindos, redondos, la piel suavecita y satinada. El velito negro transparente que le cubre el pelo durante la misa de seis se ve cachondísimo si lo lleva sólo sobre la espalda y nada más. Lástima el suéter que se pone siempre debajo. Pero frente al espejo, fuera suéter, fuera todo.

Levanta los brazos y los senos acompañan el movimiento. Los pezones de areolas rosaditas, suavecitas, apuntan retadores hacia su propia imagen. Se imagina cómo debe ser chuparlos, morderlos. Obvio, se pellizca uno; un nervio más vivo que nunca conecta el pezón con la entrepierna; qué manera más fácil de provocar la humedad.

Se sonroja un poquito, no de pena, sino de gusto. Se coloca de perfil: el vientre planito, sin heridas de guerra de ningún tipo. Se inclina hacia delante con la espalda arqueada, y mientras los senos bambolean, las manos parten de las rodillas y suben por los muslos, primero por el frente, después desviándose hacia las caderas. Bien agarrados, los huesos ilíacos forma una palanca que facilitaría un movimiento abrumador, si quien la opera se coloca donde debe. Un dedo se desliza por el camino recorrido tantas veces, qué rico.

La mano izquierda continúa el ascenso, se desliza pronunciadamente para rodear la cintura, angostita: ahora se mira las nalgas de reojo en el espejo, por encima del hombro, con mirada coqueta. Le gustaría tomarse una foto: se para de puntitas, los músculos se ponen duros, la carne tiembla ligeramente; baja los talones, los glúteos se estremecen. Ahora la sonrisa es francamente amplia: qué banquete bajo la falda negra, a la rodilla, que siempre se pone. Suelta una risita.

Busca los calzones de encaje y distribuye su tejido homogéneamente sobre las nalgas. El sostén que hace juego empuja los senos hacia arriba, los junta un poquito. El resto del atuendo, del mismo color, oculta el momento de egolatría recién pasado. Se recoge el pelo en un chongo, se retoca un poquito las cejas, se pone brillo en los labios; busca su Biblia, el libro de salmos y el rosario manoseado que le regaló el padre Gerardo.

No es soberbia, se repite a sí misma, lo que siente cuando el padre se desvive en elogios mientras busca frenético deshacer los encajes. Es devoción, es puritita entrega al señor. Porque los caminos de dios son inescrutables.

21 comentarios:

FNF dijo...

oh my god!!
que bueno es!!!
diran que soy un sucio pero si me imagine a la mujer jaja pero mas me gusto el final.

Es devoción, si como no.

Rekiem dijo...

Tu relato es delicioso, en mi mente se dibujaba el cuerpo que describías, wow, que viaje tan agradable para olvidarse tantito del pinche stress!!! Ya voy cabrón, ya se que te "urge"...

Sile dijo...

Sucia!

Gobseck dijo...

Bravo!! un gusto leer estas lineas... amena tarde me has dado

ge zeta dijo...

Imaginé muy bien todo, es que lo describes de una manera muy buena.

Saludos

admin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
«danito» dijo...

Amén.

Yo si le daba como no.

Sascha! dijo...

Tsss, hay estos padrecitos y sus devotas que les resan de rodillitas y con los ojos cerrados.

Muy chingón tu texto, me gustó mucho.

Hermes dijo...

Y si el mundo entero leyera este relato, la mitad estaria excitado... y al igual que todos, te dare las gracias. Buena forma de regresar a leer blogs ;). Baee.

Concharrita dijo...

Me cagan las santurronas y los curetas, pero tu relato está bien chido...saludos

Juan Pablo dijo...

Notable.... divertido, fresco, provocador. Yo también sigo los caminos de dios.

Chilangelina dijo...

FNF, es que la devoción viene en distintas presentaciones...
Rekiem, nada como un viajecín de la mente para ignorar a alguien que te jode todo el día... chido que te sirvió...
Sile, pero divertida!
Cha, gracias por leer...
Ge Zeta, en estos casos, el mérito no está en las palabras de quien escribe, sino en la mente de quien lee...
Cani, y eso que nos enteramos nada más de un pedacito...
Danito, nada tonto...
Lorena, jojojo "de rodillitas y con los ojos cerrados", muy bueno...
Hermes, gracias, chido por el regreso...
Concharra, pues ésta de santurrona no tenía mucho...
Juan Pablo, al infierno vas a ir a parar...

Gracias a todos por escribir.

Eliesheva dijo...

Me acordé de esa película de Wynona Ryder y Cher, llamada Sirenas, donde la Ryder se pregunta qué tipo de ropa interior usan las monjas, si de veras siempre tienen pensamientos puros..la mujer de tu relato parece que mata pasiones por la ropa que usa, pero en realidad es una pecadora hecha y derecha. ¡A romper el sexto mandamiento!!!

La Rosy dijo...

jajaja muy bueno y puerco. Mi tipo de relato :)

Sivoli dijo...

Las descripciones llenas de comas a veces me dan hueva y se me antojan predecibles.

Pero esto que escribiste está muy chingón.

Unknown dijo...

Bravo.

Sea Pues.

Silvia Black dijo...

jajajaja
las monjas también tienen sentimientos XD

Chilangelina dijo...

Rouge, gracias!
Elie, abajo de cada túnica siempre hay una tanga...
Rox, el mío también!
Sivoli, ese es uno de mis grandes problemas al redactar, abuso de la comas. Aprecio que hayas tenido la paciencia para finalizar la lectura.
Nefesh Bleu, gracias!
Silvia, y los curas igual...

Lexico dijo...

simplemente genial... por eso me gustan aquellas chicas con cara de inocencia... pues disfruto ver como cambia su rostro de pureza a lujuria... me recordaste la novela de "México ante Dios" esos santurrones y sus pecados.. :D

Felicidades...

tazy dijo...

los dioses siempre han sido juguetones y eróticos. el cristiano era picarón y le gsutaban vírgenes. nos hacemos, conocemos bien los caminos de dios.

ほし dijo...

uuy no me esperaba el final...
excelentes descripciones.
Felicidades!

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