martes, 7 de abril de 2009

Ausencia



Es tan corto el amor
y es tan largo el olvido”
-Neruda

Toda la casa olía a él. Aún se escuchaban sus pasos alejándose y ella ya lo extrañaba como loca. Para no empezar a sentirse sola se fue a la recámara, a envolverse un poquito entre las sábanas de su cama tan alta, donde a veces ella se acostaba con él, tímida primero, con franco descaro después, retorciéndose de felicidad todavía anoche.

Era curioso ver cómo la casa cambiaba cuando él no estaba. Las paredes se veían más altas, los espacios más angostos. Cambiaban también los colores: se volvían opacos, deslavados, como de película setentera. Cambiaba la textura del piso, que se sentía más duro, y cambiaba el ambiente general: un eco extraño hacía que sus pasos resonaran más. Con cautela, calculando cada movimiento, caminó más despacito; nada, las pisadas retumbaban como si fuera un gigante.

Se sentó junto a la ventana, justo donde un cachito de sol le alcanzaba a dar en la frente; entrecerró los ojos, se estiró un poquito. De pronto un sobresalto: el motor de un auto, muy parecido al de él. No, no era. Se recargó sobre el brazo del sofá, con franca resignación.

Qué sed. Con toda la flojera del mundo decidió ir a la cocina por agua. Tomó con tanta desesperación que le escurría por el mentón, le mojaba el pecho, salpicaba el piso. Qué placer tan simple, beber agua. Pero qué ausencia tan larga, la de él, que le borraba cualquier placer.

Con mirada indiferente volteó hacia el reloj de pared. Ella no sabe leer el reloj, obvio; de nada le serviría. Dicen que un año de vida de un perro equivale a siete años de un humano. Pero entonces, los siete siglos que ella siente que han pasado desde que él se fue, ¿serán apenas instantes para él? Se le agita el corazón tan sólo de pensarlo.

La angustia la lleva a sentarse frente a la puerta: las patas traseras flexionadas, las delanteras derechitas; el mentón en alto, las orejas alertas, la plaquita con su nombre oscilando bajo el cuello. No mueve la cola, pero a veces se sacude un poco por la tensión de la espera, con la mirada puesta en el cerrojo de la puerta, esperando, esperando a que vuelva. Porque cuando él no está, los días se vuelven eternos.

19 comentarios:

Unknown dijo...

Es interesante que un can tenga la referencia de la percepción de la realidad como si de una película se tratase.

Buen relato. Me recuerda mucho a uno que leí hace muchos años de Tomás Granados Salinas, donde hace referencia al trato de una amante, cuando en realidad se trataba de un perro Collie.

Enhorabuena.

La Rosy dijo...

Me hiciste querer regresar a mi casa a dormir con mis bebés, snif

Excelente, sip. :)

Goma Rosa dijo...

oh que bonito!
me recuerda a mi gata esperándome en el sillón junto a la ventana.

Luis dijo...

Sabia que Rox, la loca de los peros, tenia que decir algo, jajaja.

Muy bonito.

Dib dijo...

Y yo que apenas estaba pensando que era otro de esos textos que tanto les gustan a los recolectivos de amor sexo y desolación.

Afortunadamente, el final cambió y estuvo muy chido.

Manuel Lomeli dijo...

Que se me hace que la que se espera a que publique para que pueda aparecer hasta arriba es otra...

:p

Confiesalo. Snif.

Tamalito dijo...

Ash!... a mi no me gustan los perros ¬¬ ... pero me gustó mucho lo que posteaste,jejeje.

Saludos!

IVAN CABRERA dijo...

ps! no era la vieja esperando a su viejo?...
Es una perra normal, normalita o sea dicho es una animal de 4 patas? No haces referencia a una chica en particular? je, je es broma me gustó tu post

·DaViD· dijo...

Me hciste recordar a mi perro....buen relatoo

fer ramos dijo...

Cualquier parecido con la realidad, supongo es mera coincidencia o ¿no?...
a fin de cuenta, amores perros.

Juan Pablo dijo...

Me quedo con Neruda...
Porque en noches como ésta, la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos los últimos versos que yo le escribo.

sanbond dijo...

Ea, muy buen relato...

Chilangelina dijo...

Nefesh Bleu, y de seguro no había mejor amante...
Rox, yo los quiero conocer!!
Goma Rosa, estoy segura de que se sentiría ofendida si la comparan con una perra...
Luis, gracias!
Dib, ya ves como son esos recolectivos, puro drama...
Manuel, muajajajajajá!!
Tamalito envenenado, jum! ¿a quién no le gustan los perros?
Iguanito, doble jum!
David, era la idea...
Fer, a fin de cuentas, así es...
Juan Pablo, yo también.
Sanbond, gracias!

ge zeta dijo...

Sí, sí, muy lindo, me encantó porque no te esperas que de un perro (perra más bien) de trate. Muy bueno.

Recordé a mis gatos =)

Silvia Black dijo...

awwww ternurita!! extraño mucho a mi perrita, ya la quiero ir a ver para que no sufra más mi ausencia
saludos!

Dale dijo...

tss

muy bien señorita..

gusto mucho

saluttos...

ほし dijo...

ok, algo que me confunde... si estaba esperando un carro, tuvo que haber sido un humano y no un perro, estamos hablando de qué entonces? :S

ほし dijo...

aaaaaaaaah!!!! ya entendiii!!!! cositas!!!! definitivamente me recuerda a mi perritaaa!!! :)

k lindo escrito!!!!!!

Chilangelina dijo...

Jajaja! El mayor amor de algunas mascotas, particularmente de los perros, son sus dueños. Alguien me dijo una vez que los perros (no sé si todos los animales) no tienen consciencia de sí mismos sino hasta que "son" en relación con otra persona. Si la otra persona no está ahí, pierden referencia de sí. De ahí salió esta idea.

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