jueves, 9 de abril de 2009

Días de 48 horas



El señor Nalgabruta alzó la vista al cielo y contempló con los parpados casi cerrados el sol en medio del cielo. Tomó un sorbo de agua de su cantimplora y reanudó su caminata por el desierto. Se dirigía al lugar donde había aterrizado dos días antes.

"¿Aterrizado? Partido la madre contra la corteza terrestre describe mejor lo que pasó" se corrigió el señor Nalgabruta.

Media hora más tarde estaba ante un agujero de 20 mts de diámetro y uno y medio mts de profundidad. En el fondo descansaba la cápsula en la que había viajado desde la Luna. Cada vez que miraba el crater se felicitaba a sí mismo por haber construido la cápsula a partir de una cámara de semiéstasis. De no haberlo hecho se habría convertido en una pulpa de sangre, tejido y huesos cuando la cápsula hizo contacto con la planicie de la otrora huasteca mexicana.

- ¿Buena cosecha, señor? - dijo el bot cuando los sensores de la cápsula detectaron que se acercaba.

- Sí – dijo sacando de su mochila un recipiente de dos litros repleto de gusanos de maguey. - Voy a cocerlos. Otras diez cosechas como esta y tendré suficientes provisiones para el viaje al sur.

El señor Nalgabruta quebró ramas de los huizaches cercanos y prendió una fogata. Puso una de las planchas del recubrimiento de la cápsula desprendida en el impacto sobre el fuego a manera de comal y echó ahí los gusanos de maguey. Cuando estuvieron cocidos, el señor Nalgabruta devolvió la mayoría de los gusanos al recipiente y se sentó a la sombra de un raquítico huizache. Metió su cantimplora en el manantial que hizo aflorar cuando llegó con su cañón sónico, bebió agua, masticó algunos gusanos y se recostó en el suelo. Miró a través de las ramas del huizache al sol. Este seguía en el mismo sitio que cuando lo vió después de cosechar sus gusanos.

- Dime de nuevo bot. ¿Cuánto dura el día? - dijo el señor Nalgabruta.

- Cuarenta y ocho horas.

El señor Nalgabruta repasó sus cálculos mentales.

- Sigue sin cuadrarme.

- No hay posibilidad de error, señor. Las observaciones hechas después del aterrizaje concuerdan con las que hicimos cuando estaba ud en la Luna. El periodo de rotación de la Tierra dura 48 horas ahora– aseguró el bot.

- Yo esperaba que el día terrestre después de 100 millones de años durara más, pero no 24 horas más. El momento angular que la Luna le quita a la Tierra no basta para explicar que la rotación del planeta se haya alentado tanto.

El bot no dijo nada. El señor Nalgabruta continuó.

- La única razón que se me ocurre por la que la Tierra gire así de lento es alguna catástrofe cósmica. Antes del desastroso aterrizaje que hiciste...

- Lo siento señor. Hice lo mejor que pude después las maniobras de pánico que ud hizo cunndo se nos atravezó en el camino toda esa chatarra espacial en órbita aglutinada por gravedad – dijo el bot.

- No me interrumpas bot que estoy recapitulando. Antes del desastroso aterrizaje que hiciste estabamos cartografiando. De acuerdo a los vectores de las placas tectónicas que se obtenían via GPS cuando yo era niño, los continentes no tendrían que haberse movido como lo han hecho. Antes de partirnos la madre alcanzamos a ver que África se ha echado sobre Europa tragándose el Mediterraneo. Eso era esperado. Lo que fue toda una sorpresa es que la meseta continental de America se hubiera fragmentado dejando a América del Sur pegada al Antártico junto con Australia, a Canada y a Groenlandia convertidas en el polo norte y a EU y México convertidos en una isla en medio de cuatro océanos, dos de ellos nuevos– dijo el señor Nalgabruta. - El que la Tierra gire tan lento y América se haya dividido como la hecho se puede explicar no con la caída de un meteorito como el que decían que aniquiló a los dinosaurios, sino con la caída de un chingo de esos meteoritos. En algún momento de los últimos 100 millones de años, la Tierra recibió impactos que deben haber alterado la tectónica de placas y su rotación.

- Esa teoría catastrofísta suya está muy bien, señor – dijo el bot. - Pero no explica el último hallazgo que hice.

- ¿La débil señal de radio que detectamos 5 segundos antes del impacto? ¿La que no has vuelto a detectar por haberte quedado medio enterrado en ese agujero junto con la cápsula? Por eso iré yo a investigar. Reprodúcela de nuevo - dijo el señor Nalgabruta.

De las potentes bocinas de la cápsula salió música.

- Si no hubieras arruinado la cápsula ya habríamos llegado a la fuente de esa señal de radio que debe estar a ochocientos kms al sur de aquí. Quizá sean los últimos remanentes de la humanidad. ¿Cuántas especies en el planeta conoces que hagan música? Lo que no me gusta es que caminar bajo un sol que le quema a uno la choya durante 32 horas no va a dejar mucho de mí - dijo el señor Nalgabruta.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Tas de hueva...

Rekiem dijo...

No sólo dura más, la velocidad de rotación no es uniforme...je

Tod dijo...

Estuvo verga,,,,, osea chido pero mejor.

Javier Cardenas dijo...

me gusto mucho la redacción, pero sinceramente no entendí que quisiste plasmar, no siento q diga algo relevante, pero esta suave la amnera en que escribes.

sekhmet dijo...

Yo creo que el bot merecía un nombre tipo Arturito.. por eso no se aplicaba. Por otra parte, ascooo!! 48 horas???.. si con medio día uno no sabe ni para dónde jalar.

me gustó

Anónimo dijo...

neta que escribes bien pinche feo, está sobre valorada tu participación en este sobrevalorado blog

Jibarito dijo...

Nalgabruta siempre nos sorprende. Adoro su nombre.

El único que no habla de un día que parece largo sino que realmente es largo. Original y entretenido.

Ahora te cago un poco: En la primera frase quitaría "al cielo". Es innecesario y redunda con "del cielo" al final de la frase.

Cuidá las tildes
Salu2

easd dijo...

Me ha gustado, vas bien con la historia del nalgabruta.

Los otros, le dan demasiada importancia a la ortografia, si veo un buen texto pero con mala ortografia no me importa, eso es lo de menos.

Anónimo dijo...

Ni con buena o mala ortografía se salva el texto, está de flojera.

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