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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
domingo, 12 de abril de 2009
Recuerdos en celuloide
Ir al cine de niña era un evento de gran importancia, opacado únicamente con ir a ver a Keiko a Reino Aventura o las fiestas de mis primos en Chapultepec. Esto debido a la casi nula producción de películas para chamacos en los ochentas. Ni siquiera de Disney nos pelaba, ya que casi todas sus películas –actuadas, nunca animadas- se iban directo a televisión.
Acaparando este mercado se encontraba el Cine Disney, en Lindavista. Realmente no se si se llamaba “Disney”, pero tenía un castillo –región 4- de Disneylandia a modo de fachada. Y por supuesto, todas las películas clásicas de Disney eran proyectadas. Estamos hablando de tiempos pre-Sirenita, para que el lector se ubique.
En la entrada había un jardín con resbaladillas, subi-bajas, columpios y demás aparatejos que hacen que más de un niño termine desangrado y sus padres gritando. Una vez me les perdí a mis padres en ese miniparque. En realidad ellos creyeron que estaba perdida, pero yo sabía donde estaba y que no se irían sin mi. ¿Para que preocuparme cuando podía lanzarme de una resbaladilla mientras compraban los boletos?
La sala de proyección era realmente grande. Al menos la recuerdo enorme. Por supuesto que yo pasaba apenas del metro de estatura y a esa edad las cosas adquieren magnitud. Las butacas eran muy cómodas, no tenían el desnivel apropiado, por lo que si te tocaba algún papá alto enfrente, no veías nada. Realmente eso no me importaba mucho porque casi siempre caía dormida a los pocos minutos de comenzada la función, como sigue siendo mi sana y cinéfila costumbre.
En ese tiempo aún se acostumbraba el intermedio. Cuando al cácaro se le antojaba ir al baño o hablarle a su novia, cortaba la película y encendía la luz. Entonces era el momento en el que todos los niños corríamos despavoridos por la sala. Los más atrevidos pegaban de gritos y aventaban a los otros niños ante el ¡cuidado hijito! de las preocupadas madres.
Recuerdo haber tenido una gran cantidad adrenalina corriendo por mi cuerpecito, sobre todo porque no sabes el momento en el que el cácaro dejaba de mandilear y ¡saz!, apagaba las luces y continuaba la proyección, quedando incapacitada de encontrar a mis padres sin la valiosa ayuda del canal cinco, al servicio de la comunidad.
Una de mis primas tenía un tío abuelo que no venía siendo nada mío, pero que un día nos invitó todo el día a su trabajo: el cine Ópera. Ignoro el puesto que tenía el Tío Pepe en el cine, pero les dijo a todos los achichincles: “Que estos 5 niños hagan lo que quieran mientras que no se salgan del teatro ni me molesten”.
Fue así como me indigesté de palomitas y ví 3 veces seguidas “la Cenicienta”. Fue también cuando vi mi primera película clasificación “B”. El cine tenía 2 salas y en una de ellas estaba la historia de la sirvienta de pies finos y en la otra una película gringa de “adultos” a la cual el tío Pepe nos amenazó de no entrar. Una vez que nos aseguramos que el tío nos había olvidado, nos escurrimos a verla. Que desperdicio. Además de que estaba en inglés, era de matadas.
A pesar de estas experiencias, las sesiones de cinito que recuerdo con más emoción eran las de mi primo Quique. Mi primo es ahora una eminencia científico-tecnológica. Esos ataques de creatividad los tenía desde chico, cuando improvisaba salas de cine en su casa. Auxiliado con cobijas obscurecía mesas, cajas de cartón, sillones o cualquier espacio en el que cupieran 4 niños apachurrados y una pantalla de proyección. Sí, PROYECCIÓN.
Aunque ya existía el formato beta, no hay como escuchar el traca-traca de la cinta super-8 dando vueltas y el foco alumbrando fuertemente la obscuridad cuando el rollo se termina y gritar ¡AYYYYY!. Y con el plus que mi primo se encargaba de efectos sonoros extra.
Al final de la función veíamos a Chewaka, R2D2 y C3PO en cámara lenta o improvisábamos los diálogos... ¿No me creen?
Hoy en día los escuincles siempre tienen películas para ver en cines de alta definición, megapantalla, 3D y sordera garantizada. Sus DVDs y BluRay los pueden poner incluso en la camioneta de mamá. Si acaso, lo extraordinario al ir al cine es que el papá se deje estafar con un combo de palomitas, refresco y juguete desechable.
Y no hay que irnos tan lejos. Muy seguramente los pubertos que leen esto y que nacieron en la era del Cinépolis no tienen la menor idea de lo que hablo.
Pero les aseguro que cuando yo veía películas a su edad, me divertía mucho más.
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Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
21 comentarios:
Ya no quise ensuciar el post, pero ahora el cine Disney-Lindavista cayó en las obscuras manos de la iglesia y es un templo a medio hacer de Juan Diego.
el chisme aqui
El cine ópera tenía una arquitectura impecable, balcones, cortinas, lámparas de cristal. Ahora está abandonado y Mel Gibson lo quiere usar de locación para sabeque película
el chisme aqui
Ni modo, ganaron los mugrosos Ramírez, snif
Yo tambien acudia al cinito de lindavista ... que recuerdos
Yo me acuerdo del cine Lindavista, del Ópera, del cine Cosmo, del conjunto de cines Rosas Priego, del Dorado 70, los Televicines, el Variedades, el Manacar, el Elvira Lecona y el San Carlo (estos dos últimos, cines piojito en los que podía entrar con mochilas repletas de tortas de milanesa y bolsas del Aurrerá repletas de palomitas hechas en casa en ollas con mantequilla y verdadero maíz palomero)... pero de todos esos al que más le lloro es al Apolo Satélite ahora extinto. Por cierto, hace algunos ayeres le dediqué un post por acá: http://diduvr.blogspot.com/2007/11/pop-corn-palomitas-o-rosetas-de-maz.html
Y estoy totalmente de acuerdo contigo Rox: la experiencia de ir al cine era totalmente distinta a la de la actualidad.
No hay que olvidar los famosos maratones de la permanencia voluntaria donde por un sólo boleto te echabas de dos hasta seis películas distintas al hilo.
¡Ah que tiempos aquellos, Doña Rox!
Paso diario por el excinitoahorasantuariodesanjuandiego la ultima peli que vi ahi fue pocahontas, no recuerdo mucho, pero despues cerraron y los niños que iban a disfrutar eran los indigentes....
saludos
Lo peor del "cine disney" es que en la esquina más cercana, ahora hay todo un escuadrón de vagabundos bien monosos; casi lloro cuando me dí cuenta. También lloré cuando uno de mis cines favoritos, se convirtió en cine porno... nomás que ahí no supe si fue de emoción o de tristeza.
Pinches tiempos.
Creo que soy bastante más joven que tú y todavía me tocó el cine en sus buenos tiempos, con intermedio y toda la cosa.
Yo recuerdo el cine continental, que también era como un castillo y con personajes de disney, yo lo conocía como la casa de disney :D, estaba en el eje 4 atrás de la torre de mexicana; y también recuerdo las corretizas por el cine en el intermedio y antes de empezar la pelí :D y sí era más divertido ir al cine en aquel entonces.
yo recuerdo que de niño si tenia vida :S
Toño: asi es...
Nefesh: Usted iba a mas cines que yo, snif
Que se le va a hacer anonimoquemeama :(
Tumeromole: jajaja yo creo que de felicidad
Ana: BASTANTE MAS? pues cuantos años tienes?
Lupe: no recuerdo ese cine, pero las corretizas si eran un MUST
Eo: Que dramático
Así es Rox... el cine siempre ha sido mi vicio...
Snif. Me has hecho llorar. Yo también iba al cine lindavista; recuerdo haber visto un chingo de películas ahí. También en el Futurama de Lindavista y en el Cosmos, ahí cerca de la normal. Chale, nos estamos haciendo viejos.
P.D. Que pinche envidia tengo (no disimulable) sobre esa Super 8. Y yo freak de Star Wars. Laquierolaquierolaquiero. En cuanto encuentre tu domicilio la robaré sin el menor atisbo de duda
Uf. El Cine Disney de Lindavista con su minarete transplantado de Anaheim y una arquitectura que nunca supe si era imitacion de templo hindu. Y ya que estamos en el norte de la ciudad, no podemos olvidar el Cine Futurama, el Tepeyac y por supuesto el Autocinema que estaba por Zacatenco. Por favor no olviden el Cine La Raza, cuando aun era de una sola sala.
Lo mismo el Latino, que en su momento era LA sala de cine en la Ciudad de Mexico. Los Cinemas Anzures y el Cine Diana, que hoy recuerdo como mas que gigantesco. El Cine Chapultepec hoy cimiento de la Torre Mayor no puede faltar en esta lista.
Y mea culpa, debo decir que en una sola ocasion me di una vuelta al TeleCine Arcadia a ver una pelicula que prefiero no mencionar. Un genuino placer culpable.
El Real Cinema cuando era enoooorme, yo tambien viví bastantes películas en el Lindavista, diario paso por allí y ahora da pena como está, ni por que es parte de una de las mafias más grandes del mundo le han hecho algo para rescatarlo, tienen razón con los bagabundos de la esquina de Montevideo e Insurgentes, hace poco aplastaron a uno de ellos y en el hueco que supongo el hoy occiso ocupada cuando dormian (por que duermen juntos y en paralelo)hay una manta, flores y veladoras.
qué tiempos aquellos...
Saludos!
por cierto, en verdad no está en venta???? =..(
Kyuuketsuki: tu mas viejo que yo
angelbc ¿que viste? ¿la pelicula de magneto o una porno? jaja
davihds: Es una pena eso que me dicen de los borrachines y el muertito. La ciudad es un mounstruo y nadie se salva
Y no... NO ESTA A LA VENTA. La neta yo si lo vendía, pero no es mio, es de mi primo y la última vez que estuve en su casa les tomé foto.
a la madre!!! "bagabundos"
perdón, horror de dedo, quise decir Vagabundos...
Yo me acuerdo de la Linterna Mágica, pero es que yo soy sureño.
ay yo tengo 18!! y el cine lindavista era lo maximo hasta que vi hercules y dicne mis papas que sonaba super mal!! Me acuerdo que afuera vendian "afiches" de las peliculas proyectadas!! Cierto! era mas divertido que cinemex!! Bendito san juan diego :S
Mi querida Rox, eso es porque tú vivías en el norte; yo que siempre he sido sureña iba al hermano gemelo de ese cine que estaba en Coyoacán y que se llamaba "Continental". El subnombre era "la casa de Disney".
Creo que eran iguales; adentro en las paredes estaban pegados los monigotes de Disney bajo un halo de polvito brillosón presuntamente arrojado por la varita de una Campanita pegada hasta adelante. En el intermedio uno corría hasta una subidita que había hasta adelante, abajo de la pantalla; yo que siempre he sido medio pinche paranoica, contaba las filas hasta adelante por si apagaban la luz y tenía que regresar con mi no-histérica madre que ni de chiste me iba a ir a buscar.
Por último, a mí me compraban monos de esos que rellenabas con pastillas PEZ.
Qué bonito, mano.
Mi comentario anterior dice "hasta adelante" tres veces. A güevo, así somos los líderes.
Claro que me acuerdo de cines con intermedio!!
Es mas, el lunes que fui, me acorde de los intermedios, cuando uno iba a jugar al desnivel que habia entre el piso y la pantalla, y a usarlo como resbaladero! Aunque una vez me dio miedo y ahi me quede un rato hasta que un chavo me "rescato" jajajaja
Y si, el derrepente se apagaba la luz y a correr a donde recuerdas donde estaban los papas por ultima vez.
Aah, buenos tiempos, y buenas permanencias voluntarias ^^
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