lunes, 13 de julio de 2009

for (revenge = 1; i < n; revenge++)



Al final de tanta putería terminé con el orgullo destrozado. Aquello que tantos diplomas y menciones en revistas especializadas me había dado, me servía para 2 cosas. Es mi culpa, lo acepto. Me vendí por unos pesos –muchos en realidad- y una casa en Valle de Bravo. El creador del renombradísimo EsCaSoft no era más que un triste reflejo de ese joven que programaba ilusionado en una 386 y que generaba arte en cada línea de C++.

Nací con alta capacidad de lógica y razonamiento matemático. Pero desde el momento en que vi conectarse dos ordenadores utilizando Compuserve, me enamoré. Por eso acepté la beca completa que el TEC de Monterrey da como limosna a los “mexicanos y mexicanos del mañana”. No me importaron los juniors, iba a estudiar Ingeniería en Sistemas de Información en el único campus que en los noventas contaba con red en todas sus aulas.

Debí haberlo advertido desde un principio, pero me negué a dejar lo que en el momento consideré la oportunidad de mi vida. Aborrecía a mis compañeros. Esos snobs hijos de papi que mandaban hacer las tareas y apenas daban para el mínimo. Que con sus coches y gadgets apantallaban a las viejas más facilotas y se cogían a una diferente cada fin de semana en la casa de Valle. Los odiaba y me prometí pisotearlos un día. Hacerles ver que este mugrosito haría más para el software y para México más que todos ellos juntos.

Por eso, me encerré en mí y en mis líneas de código. Programaba hasta dormido y la calidad de mis proyectos era altísima. Me envidiaban hasta los maestros, esos pedantes que creen que una maestría o doctorado los hace verdaderos creadores de software. Incluso, hubo uno que hizo equipos de pruebas para tronar mi programa. Por supuesto, el esfuerzo fue en vano.

Al terminar la carrera, decidí formar mi empresa y durante siete años me dediqué a ello. Mis aplicaciones satisfacían totalmente al cliente y comenzaba a tener un nombre en este competido mercado. Sin embargo, no tenía la habilidad para cobrar y organizar gente, por lo que las ganancias obtenidas nunca me iban a sacar de esta pinche clase media-baja en la que siempre había vivido.

Fue entonces que algún político habilidoso se dió cuenta del gran negocio que era venderle sistemas a PEMEX e hizo la tranza necesaria para que su empresa –arrancada de la petrolera- no requiriera licitaciones. Al frente de la misma puso a su hijo, un grandísimo idiota que conocí en el TEC y que lo único bueno que hizo para la empresa fue llamarme.

Al principio me resistí, sobrellevar a ese yupi retrasado mental requeriría de un cheque quincenal gordísimo. Cuando me ofrecieron el triple, decidí tomarlo como un trabajo “temporal”, para tener un ahorrito al momento de relanzar mi negocio. Total, iba a programar, ¿Qué importaba la silla?

En mi primer día me encontraba en la computadora asignada cuando me pusieron a leer procesos, diseños y estándares que me eran tan lejanos como la teología oriental. Cuando expliqué mis razones para no seguirlo, me dijeron: hazlo tú, propón algo nuevo.

Fue entonces que nació mi hijo más negado: EsCaSoft, Estándar de Calidad en Software. Por supuesto, no soy padre soltero. Las tetas de mi ahora esposa –y sobrina del dueño-me persuadían cada vez que intentaba agarrar un teclado y programar. La creación, generación e implantación del estúpido estándar fue carísima, pero no había problema, el dinero salía directamente de la paraestatal. Teníamos chiche para rato.

Un año y medio después, cuando terminamos de parir el mentado EsCaSoft tenía dos razones para celebrar: Me casaba y por fin iba a programar. Tengo que admitir que lo segundo me ilusionaba más que la posibilidad de tener sexo semanal.

Apenas regresaba de la luna de miel por Europa cuando director general –ahora primo- me solicitó unos cambios “menores” al estándar que consistían en engrosar la línea de producción, justificando así el altísimo costo del software. La solicitud iba acompañada de un par de ceros en el ya abultado cheque, una oficina con vista y el título de “Gerente de Calidad”. Carolina –mi esposa- estaba ya preñada, por lo que el ruego de sus ojitos y la posibilidad de darle a mi hijo lo que yo no había tenido me hicieron aceptar.

Para mi tercer año en la empresa –y segundo hijo en el horno- seguía sin generar una línea de código petrolero. En ocasiones programaba por las noches. Generaba clases impecables que nunca se utilizarían ¿Para que me esforzaba? Crear código perfecto no importaba si no cumplía con todos los estúpidos requisitos de calidad que impuse por conseguir una mamada.

Con la fusión vinieron más sucursales que adoctrinar. En un table dance de Acapulco me di cuenta lo que tenía que hacer: conseguir putas. Gente que hiciera mi trabajo, únicamente me dedicaría a autorizar. ¿Cómo no se me había ocurrido antes? Existe mucha gente ahí afuera con alma de ramera barata que se vende por menos ceros de los que tengo yo en mi recibo quincenal.

Había terminado de armar mi equipo de golfas cuando nació el niño. El evidente retraso mental con el que llegó el inocente, me sumió en una serie de pruebas genéticas que dieron por resultado que yo no era el padre. Me enteré que los primitos se tenían un amor bastante carnal y yo solo fui un medio.

No dije nada. Desaparecí dejando a todos mis hijos bastardos, incluyendo el mentado EsCaSoft que ahora el gobierno impulsa. Tampoco volví a programar. Los escuincles que apenas llegan a los 20 me ganaron el partido. Conseguí un trabajo haciendo presentaciones en macromedia para eventos empresariales y bodas ridículas que entrego en DVD.

Del primo sólo recibí un mail que decía en tono burlón: "No te quejes que sólo te ayudé cumplir la amenaza que me diste en la universidad. NUNCA ibas a programar para mi, ¿Recuerdas?"

Mis clientes dicen que me quedan bien bonitos mis "programas", yo agradezco su consideración.

20 comentarios:

Prozak dijo...

Sniff.. si pasa... al menos hasta antes de lo de la esposa infiel de amores filiales.. sniff

Sabo dijo...

¿no mames? el otro día en una fiesta de mi familia un mesero en una chancita que tuvo sacó el tema que el programaba para un Banco y que el fue el que programó el sistema que usaban los cajeros automáticos en México, pero pues ahora es mesero.

Tan bien pinches raras todas estas leyendas urbanas pero entretenidas, saludos y a echarle ganitas.

«danito» dijo...

tssssss neta?

yo que iba a decir que "que pendejo"...

¬¬ Bueno si, que pendejos!

La Rosy dijo...

Sabo: aun no decido si reir o llorar, snif

prozak, danito: baahh, puro invento mio... ¿o no?

SALUDITOS

Rich dijo...

Algo que me pareció curioso es que conozco una historia con casi-casi los mismos actores, desde la misma paraestatal así cómo el desarrollador derrocado, ahora el cuñado de un compa es el "dueño" de una empresa que se está haciendo rica vendiendo aplicaciones a pemex en Mty.

Dib dijo...

Si bueno... a todos nos pasa. Yo creía que me iban a poner a diseñar en mi trabajo y en lugar de eso, no'más llenaba reportitos y autorizaba corridas de prueba.

Por eso voy a ser investigador chinga'.

Lo mejor del texto es que no es de sexo.

Saludos.

Coatl S dijo...

Chiaaaleeeee
Snifff... comere tacos para ahogar la pena del post... ¡quedo chido!

Danielov dijo...

Bujujuju... por más que los odie, ese tipo de paradojas son las que nos unen a los diseñadores gráficos a los computitos. Sob...

:) dijo...

no me gusto piruja, algo le hizo falta.

B. dijo...

Y por supuesto que no entendí una palabra de lo que tenía que ver con programación - lograr usar una impresora sin freír loqueseaquetengaadentro sigue siendo una meta personal -

Pero, ¡qué final! La notita del primo, ¡qué maravilla! Deesascosassíentiendo, ¿ves?

Unknown dijo...

jajaja esa iteración vengativa es la onda
pero en fin de manera personal diria que asi es la vida de un programador, no te vas a ganar la vida asi por mucho tiempo

pos el final el primo si se la rifo con la nota, a llorar

Anónimo dijo...

I love your stories, and I love your way to think and express by writing. Could you accept a cup of coffee? If you dont like it we can just get our own clothes and go away...

CÉSAR R. GONZÁLEZ dijo...

Dinero mata todo.

La Rosy dijo...

DIB: que trae usted contra el sexo!! snif

Gracias a los computitos por su apoyo y comprensión y a los no computitos por leer hasta el final de tanta ñoñez.

besitos

BlueMonday dijo...

Cuando uno está en la universidad dice que seguirá estándares, que programará con x o y tecnología, que integrará aplicaciones por medio de obscuros medios (servicios web, RPC, etc), incluso hasta se lee de seguridad para no hacer programas del montón.

La cruda realidad es que eso no es cierto, al final casi siempre se termina haciendo un monstruo de programa el cual se hizo así por que el tiempo casi se terminaba, se tenía que entregar y si no se entrega a tiempo les cobran una multa y blah, blah, blah. O la otra es que te toca dar soporte a un sistema tan viejo que hasta olvidas lo que ya sabías.

Gacho por lo de los hijos, pero es algo que no es muy anormal, al menos el se dió cuenta y desapareció, otros... ni eso.

Saludos.

Kyuuketsuki dijo...

Que buen final. Yo me encaminaba hacia un rumbo parecido (nunca fui tan brillante) pero mi área de estudio. Creo que salí de la espiral. Eso espero.

Hermes dijo...

pinche vida ojete ¬¬.... este post si estuvo de lujo... gracias por escribirlo. baee

xmonkeynutsx dijo...

gran texto como siempre... :D

Anónimo dijo...

NO SE COMO PLAQUETA ESCRIBIENDO TANTA PENDEJADA ÑOÑA HA LLEGADO A SER UNA BLOGSTAR Y TU CON TU CONTENIDO NO.. EL MUNDO ES INJUSTO.. ROX ROCK'S!

La Rosy dijo...

Blu, Kyuu: La vida es cruel y más para los computitos, SNIF

Gracias Hermes, monkey y anónimo. Hay lectores y bloggeros pa todos gustos! no se alebresten

:D

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