jueves, 30 de julio de 2009

La convocatoria

El señor Nalgabruta digirió con rapidez la idea de estar atrapado en un planeta cercano al masivo centro de la galaxia.

Después de algunas patadas en el culo, Lovecraft le había explicado que Yog Sothoth había construido esta morada para él, cuando intercambió a la humanidad por el puesto de mayordomo del más antiguo de los Primordiales. Aquí el tiempo transcurría "más rápido" que en las lejanas espirales exteriores donde estaba la Tierra. Mientras Lovecraft vivió media centuria aquí, por el sr Nalgabruta y el resto del Sistema Solar transcurrieron100 millones de años.

Yog Sothoth aparentemente había modificado en esta región del universo algunas reglas de la naturaleza para que el planeta de Lovecraft no se convirtiera en puras moronas por las inmensas mareas gravitatorias que alteraban hasta el paso del tiempo. Además de eso, había mantenido una atmósfera isotérmica sin necesidad de una estrella cercana que calentara al planeta. Comida y agua, aparecían con regularidad en un galpón cercano.

El señor Nalgabruta, que había sido ateo toda su vida, reflexionó que ese Yog Sothoth hacía más por sus adoradores que el dios judeocristiano a quien muchos de sus antiguos contemporáneos habían rendido culto.

"Y sin embargo, lo tengo encerrado, lo he torturado para sacarle información y no ha hecho demostración de los inmensos poderes que alega ser capaz de convocar." pensó el señor Nalgabruta. Para ser alguien que frenó la rotación de la Tierra con base en algunos miles de impactos de meteoritos, extinguiendo a la humanidad en el proceso, Lovecraft languidecía penosamente en el encierro al que había sometido antes al señor Nalgabruta.

El señor Nalgabruta consideró otra vez la idea de que todo fuera ilusión: "¿qué tal si esto que percibo como la realidad no es más que producto de la sed que me está provocando Lovecraft y he alucinado que lo someto en un planeta al que nos transportó mediante magia? o peor ¿que tal si Lovecraft tampoco existe y todo este escenario es debido a la intoxicación de gusanos y agua con arsénico que me zampé mientras buscaba las últimas señales de civilización humana? o ¿podría haber imaginado esa larga caminata y estaría agonizando en el interior de mi nave arruinada? ¿podría estar soñando en mi cámara de éstasis?"

Cansado de estas meditaciones solipsistas el señor Nalgabruta volvió al diminuto cuarto que albergaba la celda de Lovecraft y sus dudas pasaron a un muy lejano segundo término.

En el interior de la jaula, Lovecraft trazaba, frenético, símbolos en el piso, con la sangre que emanaba de una herida de su mano. Al mismo tiempo mascullaba unos rezos en un idioma que el señor Nalgabruta desconocía.

El señor Nalgabruta se alarmó. La herida de Lovecraft, evidentemente autoinflingida, manaba copiosamente. Antes de que pudiera arrepentirse por haber dejado a Lovecraft tanto tiempo sólo, el suelo se estremeció y se oyó un gran estruendo. El señor Nalgabruta vió como Lovecraft caía, en tanto él se sujetaba a los sólidos barrotes de la jaula. La oscilación, intensa, duró poco tiempo.

Lovecraft reía. El señor Nalgabruta no necesitó preguntarle qué había sido eso. Entre gorgoreos exultantes Lovecraft explicó:

- Yog Sothoth, está aquí.

2 comentarios:

Hermes dijo...

creo que le ira mal a lovecraft :S

Kyuuketsuki dijo...

Pobre Lovecraft, debo decir que me encanta el escritor real, pero estás haciendo una parodia muy buena como para quejarme

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