lunes, 3 de agosto de 2009

Apostar y ganar



Busqué otras formas de abordar el tema de esta semana: Un joven jugando a la ruleta rusa, una tragedia burlona de un vendedor de lotería, una apuesta sexual. Todo eso en un intento de no escribir lo que inmediatamente relaciono con esa palabreja. Pero hay textos que existen aunque no quiera una y no pueden evitarse.

De niña, siempre que pasábamos por donde está el edificio de Pronósticos (Insurgentes Sur), mi papá nos decía: “Aquí vamos a venir a recoger nuestro premio”. Huelga decir que no conozco por dentro el mentado edificio.

Mi señor padre juega al melate desde que eran menos números por elegir, cuando no había padrinos en cada sorteo, ni existía la publicidad naco-pegajosa de “ya me vi”. Durante todo este tiempo, lo más que se ha sacado son 300 pesos o algo así. Sabe que te dan más dinero si lo cobras en Zacatecas (por la ley de impuestos estatal) y la cuenta del banco que hay que tener para que le hagan a uno su transferencia. También sabe cómo va a disponer de cada uno de los millones que se saque.

En cambio yo no le muevo al melate o a la lotería ni tantito. Eso, y su insensata obsesión de mandar spam por correo electrónico, son de las frivolidades que nos hacen diferentes. Los contrastes de fondo son ocasionados porque ambos somos adultos y cada quien ha vivido por rumbos diferentes.

Como hija, aceptar que tu padre es humano e imperfecto es de los sopetones más fuertes que una puede darse. Y más en una relación padre-hija tan increíble como la que mi padre tuvo a bien cultivar. Como padre, aceptar que tu hija es adulta y no puedes ni meterte en sus decisiones es otro madrazote también. Al menos, eso supongo.

Aunque no juegue al melate, mi vida no carece de apuestas. Y por las decisiones que tomo, los 50 pesos que mi papá “arriesga” cada semana, se antoja un precio muy bajo. Quiero a mis padres y por supuesto, me inquieta que se preocupen. Pero ya aprendí que nunca debo dejar de hacer.

Siento que a pesar de sus preocupaciones, mi papá me entiende. Antes de casarse, él anduvo de mojado en los esteits, brincando de trabajo en trabajo, sin decisión de terminar su carrera o de “enseriarse” con mi mamá. Pero llegué yo a revolver su vida y las apuestas se quedaron para el melate nada más. Ahora, ese joven greñudo espera que a mis perros agregue casa propia, hijos y -ojalá- una relación en la que no nos saquemos de quicio mutuamente.

Pero como son esas cosas de la genética que salí aguantadora como mi madre y apostadora como mi padre. Lo anterior, aderezado con una crianza basada en el respeto hace que tenga la confianza necesaria para emprender un cambio más en mi vida.

De toda la gente que me rodea, de quien más me intranquiliza el cómo les caiga la noticia son sin duda, mis padres. Al final no importa mucho la apuesta, la pérdida o la ganancia sé que ellos estarán ahí.

10 comentarios:

poeta_sin_inspiracion dijo...

Un aplauso a todas esas apuestas que hacemos, por que sin apostarnos o jugarnos la vida, simplemente esto no es vida.

A todos nos toca jugar y apostar alguna vez, con el jefe por un aumento, con la chava que nos gusta para que nos haga caso, todo son apuestas en esta vida.

Por eso seguiré apostando, apostándome la vida, y espero algún día me hagas caso.

La Rosy dijo...

ah chinga, como que leí una declaración de amor, snif.

alex dijo...

Rox, no le hagas caso al poéta balín... "recuerda tu vales mucho y mereces respeto".. y claro, mejor hazme caso a mí. Otra cosa, TODOS fuera de Luis, Guffo, kabeza y tú se las gastan de sabios y cultos... Ya nadie le pone húmor ni temperatura esto.

alex dijo...

y Miriam también...

Anónimo dijo...

estuvo chido tu post, sí, me gustó (y me identifico)...

saludos

Anónimo dijo...

Vas a terminar casandote con el huevo cuando tengas unos 70 años, jajaja

Nebulosa dijo...

los padres siempre nos dicen que no importa nuestra edad siempre seremos sus bebés pues de la misma manera ellos siempre serán esos entes omniscentes todopoderosos cuya opinión si bien ya no decide claro que importa y como bien dices el respeto es esencial para manejar esas opiniones.

La Rosy dijo...

alex: no te entendí, osea que yo me creo mucho o quien? y miriam?

Gracias, joven de letras raras

anónimo: dudo que alguno de los 2 dure 70 años jiji

RAH: exacto y, mientras lo escribía, me di cuenta de lo afortunada que soy. Quizá por lo mismo soy muy "rejega" en otras relaciones, snif.

En fin, como dije al principio, me fue imposible inventar otra cosa :), ya saben que me da por los azotes

Anónimo dijo...

roxa sabroxa despues de 20 chelas

Kyuuketsuki dijo...

Tu padre me recuerda muchísimo al mío... y espero que yo pueda lograr ganar mis apuestas también, que tampoco consisten en jugar melates. Casi nunca lo hago, pero ahí voy.

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