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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
martes, 1 de septiembre de 2009
Fin de temporada
Hay de temporadas a temporadas; y en algunos casos, nada se ansía más que su final.
Yo vivo en Los Ángeles, la capital del espectáculo y el entretenimiento. Por esta razón, esta ciudad es, por excelencia, la ciudad de las temporadas. Durante cada una de ellas, desde la temporada de premios –los Oscar, los Emmy, los Grammy- hasta la temporada navideña o el thanksgiving, la urbe y sus alrededores se sumergen completamente en el asunto. La temporada en turno se convierte en el tema de conversación incluso dentro de las series televisivas que se graban aquí mismo, en los estudios al pie de las montañas, y cada inicio o fin de temporada se convierte en parte del espectáculo, casi casi en un ritual.
Justamente ahí mismo, en las montañas que marcan el norte, tiene lugar una de las temporadas de final inesperado. Los incendios, que antes se veían allá a lo lejos y que se sabía serían combatidos en algún punto, con los años –y el cambio climático, y el calentamiento global, y sólo dios sabe cuánta cosa más- se han robado la escena de la temporada. En los diarios de la ciudad donde vivo súbitamente se dejó de hablar de Michael Jackson, poco se menciona a la corredora hermafrodita, y los festivales de cine ni se oyen, ni se ven. Todo se nos va en humo y fuego.
En una ciudad acostumbrada al espectáculo nada nos debería sorprender. Sin embargo todos hablan de lo mismo: las enormes columnas de humo, enormes en serio, ascendiendo durante el día como la fumarola voraz de un volcán; tragándose el azul del cielo y humillando la blancura de las nubes angelinas –tan pedantes, ellas- e imponiendo los tonos violáceos y fosforinos del combo humo-fuego-llamas. Por las noches, el escenario compuesto por la silueta de las montañas se perfila en rojos brillantes como cigarros encendidos en la oscuridad. Allá, a lo lejos, se adivina a los bomberos trabajando entre el calor, bajo el sudor, cubiertos de impotencia. Llega la mañana y la noche otra vez, y el ciclo se repite durante días. El espectáculo es el mismo; el espectador nunca deja de estar sorprendido.
Recuerdo que en cierta ocasión, en la universidad, mi grupo discutía sobre la estética de las imágenes del desastre. Más allá de su significado o su carga simbólica, la furia, la majestuosidad, la magnitud de un volcán en erupción, de un tsunami que lo arrasa todo, de una construcción monumental derrumbándose, constituyen para el ser humano, para el espectador, una imagen de intrigante belleza. Quienes piensan en las víctimas, en los muertos, en la desolación, pueden considerar chocante esta expresión; pero apuesto a que no hay un ser humano que no haya sentido esta mezcla de miedo y fascinación ante el embate de la naturaleza, en ocasiones de la propia naturaleza humana.
A mí me pasa con los incendios. Al margen del desalojo de viviendas, de aquellos que lo pierden todo, de los que desgastan la vida durante horas, la imagen del fuego caprichoso avivado por los vientos de Santa Ana me hace sentir esta magia, me obliga a seguir viendo. Reviso las fotografías de los diarios, recorro la ciudad vislumbrando los puntos del incendio; me maravillo al ver cómo el entorno cambia, cómo con una chispa, literalmente, la tierra altera la realidad; pobres humanos a la espera del siguiente capítulo del show.
Este fin de semana murieron en Los Ángeles dos bomberos combatiendo uno de los ocho incendios de esta temporada, que apenas inicia. Y me duele tanto imaginarlos rendidos, vencidos por la majestuosa belleza del desastre, por el peso y la magnitud de una naturaleza que ya no puede defenderse más. Y me avergüenzo del espectáculo, que es responsabilidad de todos, y hago una pequeña oración para que acabe la temporada, para que esta vez el show llegue pronto a su fin.
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Fin De Temporada
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A continuación nuestra lista de colaboradores:
Srta. Pelo Irritante adolescente con complejo de Peter Pan. De calvita sexy y gracioso caminar. Aspirante a mimo. Ha usado el mismo par de zapatos en los últimos 7 años y sólo se baña los domingos .Dicen que es rara: lo es.
Freddymatico Zimmerman. Blogger de orejas perfectas y patillas de taquero. Sarcástico engreído de comentarios corrosivos. Egocentrico jactancioso con pretenciones de macho-alfa, de piel sensible y todo poderoso. En constante contacto con su lado femenino.
Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
10 comentarios:
Chila, donde puedo leer tus notas?
Muy conmovedor. Recuerdo un incendio en la primavera en Guadalajara sentía feito. Las imágenes de LA cada año son impactantes.
Recuerdo cuando el pendejo de Bush salió diciendo -hace uno o dos años, cuando también hubo un chingo de incendios- que el problema eran los árboles. Nomás le faltó decir que "los árboles son los enemigos de América", jojo.
Saludos, Shila.
En este mundo hay profesiones buenas y malas, gente a la que hay que aplaudirle y otra a la que deberíamos de apedrear al más puro estilo de "La Vida de Bryan". Pienso que los bomberos son verdaderos heroes, he tenido la fortuna de verlos en acción, la muerte de dos bomberos ante semejante desastre debería ser una tragedia, deberían de homenajearlos mucho más que a Michael J. Esos son los verdaderos heroes y regularmente mueren en el anonimato.
Muy bueno, Chilangelina.
Recuerdo cuando vi las fotos de los incendios californianos del año pasado, sentí exactamente esa extraña mezcla de fascinación y tristeza. Lo describiste perfecto.
Besos.
Pues si, mujer...
Y respecto a las imagenes del desastre, y especialmente las que sugieren el dolor de otros, te recomiendo un libro buenísimo de la finada Susan Sontag: Regarding the Pain of Others.
Buenísimo. Un saludo.
Hay un miedo que de verdad me derrumba y es el fuego. Y mira que es el elemento de las Leo, y lo que transforma lo crudo en lo cocido. Es algo tan encantador como enloquecedor precisamente por la naturaleza salvaje del mismo. Pero de verdad, de verdad le tomo muchísmo. Los techos de mi casa son de madera y siempre que salgo me asalta esa zozobra al dejar mi hogar.
Me gustó mucho, mucho tu post sobre la lotería.
Besos querida
A mí también me tocó el incendio en la primavera en Gdl.
Sí supiera que moriré quemada, respiraría mucho humo para perder la conciencia. Es uno de mis grandes miedos :S
Rodrigo, colaboro en varios lugares; puedes encontrar una selección de algunos de mis trabajos en www.eileentruax.com. Ahí mismo están los links a los diferentes espacios donde publico. Gracias por el interés!
Rox, lo triste es que cada año se repiten inevitablemente; lo "bueno" es que la gente no se acostumbra.
Guffo, mira, ni me menciones a ese pendejo...
Nikko, tienes toda la razón. Este jueves es el entierro de MJ y por los mismos días será el funeral de nuestros bomberos -uno de ellos latino, por cierto. Ya nos tocará ver de qué estamos hechos.
Reign, yo creo que no hay nadie que se pueda sustraer a esa sensación. Gracias por leer.
Manuel, corro a buscar el libro, el tema me interesa muchísimo (por alguna razón sabía que algo tendrías que sugerir al respecto).
Carmen, es aterrador sin duda, pero en tu caso resulta interesantísimo porque es una de tus materias primas. Gracias por venir a este changarro.
Alegría, yo creo que ese es uno de mis mayores temores.
Oh, el libro que te recomendaron es muy bueno. Lo compré hace poco y... mejor corre por él y léelo.
Lo demás, ya te lo dijeron. Me gustó, mucho. Gracias.
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