miércoles, 4 de noviembre de 2009

Espiral descendente.



A los dieciséis años tener auto te abre las puertas del mundo. O en todo caso, te abre las calles. Para nosotros significaba poder ir a comer hamburguesas al otro lado de la ciudad e ir a tomar cervezas con los “grandes” al mirador de Loma Dorada.

Mi amigo Javi siempre, de una forma u otra, tuvo auto. Aunque al contrario de lo común, en lugar de ir mejorando de vehiculo con el tiempo, él iba en picada. Al principio tuvo un Mustang 68 bastante bien conservado, pero un día lo chocó y la reparación salía más cara de lo que podía pagar, así que lo cambió por El Lambervocho, un vochito en muy buenas condiciones que incluso tenia modificaciones (tapa del distribuidor transparente, raquetas deportivas, buen sonido y una rareza en esos tiempos: un discman conectado al estereo). Yo aprendí a manejar en ese vocho y de el tengo muchos de los mejores recuerdos de mi adolescencia.

Con el tiempo El Lambervocho empezó a decaer; le robaron el sonido, la pintura comenzó a pelarse y los interiores a reflejar el uso rudo que le dábamos. Creo que el acabose llegó cuando, sin nada mejor que hacer, Javi sacó un bote de pintura que tenía arrumbado y le pintamos toda la plancha de rosa mexicano para evitar que se siguiera picando. Desde entonces fue conocido como La Pantera Rosa.

Luego siguió El Arnero, un Mustang II 78 que un ranchero le cambio al Javi por lo que quedaba del vocho. En ese carro aprendí a manejar de verdad. El Arnero nos llenó de risas y alegrías y después de aquella vez que le arrancamos el toldo a martillazos, sus días estuvieron contados. Su final llegó un día que estando chupando afuera de un taller, un mecánico salió y señalando al Arnero, le preguntó al Javi cuanto quería por el, Javi le pregunto cuanto le ofrecía y el mecánico señaló hacia el fondo del taller y dijo: “Llévate ese”. Era un Rambler viejo, macizo como toro. Inmediatamente se convirtió en La Ranfla.

La Ranfla era estándar, de tres velocidades al volante. La primera vez que lo manejé, creyendo que era automático, pregunté: “¿Y ese pedal para que es?” La Ranfla jalaba increíblemente bien, pero tenía un pequeño defecto que nos causaba hilaridad: se le cruzaba el varillaje de las velocidades, específicamente, la segunda y la reversa.

Un día el Javi llegó con el que sería el remplazo de La Ranfla: un Safari convertible amarillo que se zangoloteaba alarmantemente. Nosotros, envalentonados, nos fuimos al taller mecánico de un amigo y le ajustamos el motor con nuestras propias manos. Orgullosos lo sacamos a probar y entre carcajadas nos dimos cuenta que debimos poner mas cuidado con los anillos de los pistones. El Safari aventaba más humo que una locomotora. Así lo trajimos un tiempo, hasta que un día, de nuevo, el Javi llegó con lo que fue el punto mas bajo en nuestra automotriz espiral descendente.

Era una camionetita Datsun de no sé que año, pero era seguro que en sus tiempos debió de haber visto a algunos hippies genuinos. Tenia una caja de redilas hechiza con perfil metálico y piso y paredes hechos con toscos tablones de madera. Mientras nos reíamos de ella, llegó un vecino de la colonia que tenía ínfulas de fresa y que solía referirse a los nacos como “rasposos”. En cuanto vio la camionetita, con su lamina abollada y su inexistente pintura, inmediatamente preguntó “¿De donde sacaron esa pinche camioneta rasposa?”

La Rasposa con trabajos andaba y jamás la sacamos de la colonia. Creo que ni placas tenia, pero eso sí, estilo le sobraba. A los dos días, mientras nos quitábamos las astillas que la caja nos dejaba en los pantalones cuando nos sentábamos, Javi dijo: “Vamos a pintarla” y todos dijimos: “Va”. Compramos varios botes de pintura negra en spray y en media hora la dejamos de un hermoso Negro Noche Chorreada. Alguien sacó un spray rojo, con el que le pintamos “Metallica” y “Guns N’ Roses” en las puertas y una calavera digna de un niño de cinco años en el cofre. Entre carcajadas recorríamos la colonia en aquel armatoste. Luego encontramos un tesoro: en un baldío alguien había tirado un silloncito raido, era un love seat de color indefinido que inmediatamente subimos a la caja y entre empujones y patadas, lo encajamos en el fondo.

Oh, ¡Como padroteabamos por la colonia! Nos sentábamos apretados en el sillón mientras el Javi manejaba pitando y recogiendo a todo el que se cruzaba. Para cuando regresábamos al estacionamiento de la primaria en donde nos juntábamos, seis u ocho cabrones nos bajábamos de la caja y comprábamos elotes asados. Luego íbamos a dar otra vuelta y aventábamos los olotes babeados a los patios de las casas.

Un día La Rasposa se negó a arrancar, la llevamos al taller de nuestro amigo y la dejamos ahí. No recuerdo que fue de ella, supongo que sirvió de cama para los perros que cuidaban el taller.

Poco después el Javi agarró una mochila, metió un poco de ropa y con su novia, se fue a la Central de Autobuses y compró un boleto lo más lejos que pudo. Un par de meses después me habló desde Cabo San Lucas; el cabrón me contó entre risas que tenía un buggy arenero. Me dio gusto por él.


27 comentarios:

Kuruni dijo...

Que padre relato jajaja. Y eso que yo no se nada de autos :P

Sadac17 dijo...

Me hiciste reír, y mucho...

Tu fuerte es la nostalgia brother, me recordó autos míos, y la devoción con la que uno los ve aunque estén de la mierda; parece que tienes una virgen en calzones de frente...

Excelente post...

Alejo Carpentier dijo...

Si soy invitado a colaborar en este espacio prometo ser más objetivo en mis criticas y dejar de lado el no me gusta nada.

Pinkrobot dijo...

Simpre me había preguntado la vida pasada de los carros que terminaban como cama de los perros de taller, ahora lo sé. Lo único que haría este post pefecto sería una foto de la rasposa.

Luis dijo...

Gracias a la magia de Internet, encontre una imagen muy parecida a lo que era la Rasposa:

Ponganle una caja de madera y un sillon y listo.

La Diabla dijo...

awwwww
hasta me dieron ganas de tener carro jejejeje y viajar pal centro! iuuu

MarillTachiquin dijo...

Jajajajajajaja no manches, me mataste de risa jajajaja. Buenisimo relato y aparte con tus toques humoristicos.

Muy buenos recuerdos verdad? Se nota por como cuentas la historia. Realmente recordar es volver a vivir, y de seguro te sentiste otra vez feliz mientras escribias esto. =)

Falso Profeta x dijo...

Han estado buenos los textos, en especial me gustó el del chango, pero no se le puede comentar ahi.

La.Angie dijo...

Yeah!.. jajaja las meras experiencias!!..
me encanto!

Alejo Carpentier dijo...

Si utilizara un sombrero me lo quitaría.

La remembranza es sólida, el ritmo impecable y verdaderamente sorprende el ensamblaje de la memoria del autor, que nos invita a contemplar una verdadera espiral de las piezas y cachivaches que ensamblan nuestros recuerdos más urgentes.

Por supuesto, es notoria y agradable la influencia de autores como Jorge Ibargüengoitia, José Agustín y Pacheco. Y no necesariamente me refiero a una mezcla de los tres.

Fuera del tema común y gastado - esas historias de adolescente salidas de una sonrisa de recuerdos e indulgencia -, el relato fue hilvanado con agilidad y coherencia. Probablemente había oportunidad para una rendija de reflexiones, para una sublimación proustiana del recuerdo, pero tampoco era obligatorio. Sin duda, el autor puede darse el lujo de no hacerlo, sobre todo si se trata de un recurso poco apreciado por muchos de los lectores de este sitio.

Sin duda por este relato y el del autor anterior (es una pena que no haya permitido comentarios, pero creo que lo entiendo), la semana bien ha valido la pena. Bien por ambos.

Saludos.

Luis dijo...

Chas gracias a todos por sus comentarios, y sí, todos son recuerdos verdaderos, probablemente un poco retocados por mi memoria y por los años, pero de eso se trata recordar, ¿no?

Besitos.

Eo dijo...

jaja recuerdo haber leido antes de esos carros, pero no del Datsun, jejeje tu si tienes historias que contarles a los jovenes y no jaladas jajaja

Anónimo dijo...

alejo carpentier es puto igual que luis, a los dos les encanta meterse la verga

Anonymous dijo...

caaaaooon las pedas en la rasposa han de haber sido la onda, chingon por tu relato.

you nostalgia you lose...

I lost.

Hellerox dijo...

Me gusto mucho esta historia jejeje tantos recuerdos tan bien contados, hasta dan ganas de salir a comprar un carro viejo y echar desmadre con los amigos.

Anónimo dijo...

Excelente post Güicho, sigue así vato...

Panxorreao dijo...

Todos los carros chingones tienen unapodo chingon:

El moco
El mostachon
El meco
El samurai
El sarro
El rambo (buenos tiempos aquellos)

SHI dijo...

Hey este relato me gusto... je me hiciste viajar y sentir como si estuviera viendo todo... Muy chido!

Saludos

Anónimo dijo...

Estaria chido saber que fué del Javi, o si ya esta posteada esa historia, pasen el link.

Aryana dijo...

Me gustó tu relato, lo encuentro bueno, solo comentaría que si aprendiste a manejar en el lambervocho, no se explica porqué despues preguntaste para que era el tercer pedal. No es onda negra ni mucho menos, solo eso como que no me cuadró, pero igual, como dicen, la vida no es como uno la vivió sino como la recuerda.

Luis dijo...

El Rambler tenia la palanca de velocidades en el volante (¿has visto algun estandar asi?), yo no sabia que existian de ese tipo y pense que era automatico.

La del soliloquio dijo...

¡qué buena historia!

aryana dijo...

AHHH, THAT EXPLAINS IT ALL!

SK dijo...

Where is everyone?

Lo curioso es que a pesar de que los posts están más escasos, la calidad y la proporción de posts de calidad han subido.

Estando Luis, Rox, Guffo, Kabeza, Manuel, Arbol (de quien he empezado a esperar con ansia sus instrucciones precisas), etc, (todos los que han posteado las últimas semanas, César, Beto, sé que faltan), Recolectivo sigue siendo interesante. La verdad a la única que extraño de los desaparecidos es a Borregata, aunque admito que muchas veces la Rascol entretenía a pesar de estar a veces un poco pretenciosa. Que regresen el Falso Profeta y Salaverga y voilá!

Sería posible tener a Alejo Carpentier como invitado para un par de temas complicados a ver si como ronca, duerme? Si no les gusta, ustedes lo pueden criticar a él.

dèbora hadaza dijo...

excelente relato.

Unknown dijo...

me hcisite sonreir como puberto enamorado :D

PurpleK dijo...

1. Las historias que involucran a Javi me encantaan!!!
2. El post te quedó como anillo al dedo (con el tema de la semana)
3. Excelente post!

Blogalaxia