miércoles, 23 de diciembre de 2009

Encendiendo mi tumba.



Nunca he pensado en el concepto de cavar mi propia tumba como algo real. Nunca, desde que tengo uso de razón, he pensado ni por un solo momento, en ser enterrado cuando muera.

Creo que esto se debe sobre todo a que cuando era niño, escuché aquella leyenda urbana sobre la muerte de Joaquín Pardavé; enterrado vivo debido a un ataque cataléptico. Recuerdo la impresión que aquella imagen me causó y desde entonces me considero parte de ese enorme número de gente que piensa que las formas más horribles de morir son: a) quemado. b) ahogado. c) enterrado vivo.

Pero también hay otra razón que, irónicamente, es irracional. Simplemente, no me gustaría que los restos inanimados de lo que alguna vez fui físicamente, se pudrieran en una caja. Lo mío, lo mío, es –ya bien muerto, asegúrense de eso- ser cremado.

El destino que quisiera para mis cenizas sería –obviamente- que fueran esparcidas en el espacio y que vagaran por el éter durante millones de años. Pero haciendo a un lado las chaquetas mentales y estando consciente de que lo más cercano que estaré en mi vida (y muerte) de un transbordador espacial es viendo desde mi sofá un programa del Discovery Channel, no me queda más que desear que cuando se me acabe la cuerda, alguien se trepe a un cerro y que por lo menos mis restos carbonizados sean esparcidos al aire y que gracias al smog y a la lluvia acida, terminen encima de un montón de personas. Y si tengo suerte, aunque sea una pequeña partícula le caiga en el ojo a Jaime Maussan y se lo infecte. De todos modos, dentro de cinco mil millones de años, nuestro Sol entrara en la Secuencia Principal y se convertirá en una nova; cruzo los dedos para que, antes de reventar en un ultimo estertor nuclear, evapore a la Tierra y entonces sí, los átomos que queden de lo que fui volverán a ser polvo de estrellas.

Mientras tanto, lo más cerca que estoy del concepto de cavar mi propia tumba es cuando se apaga el piloto del boiler y tengo que meter media cabeza para encenderlo de nuevo.

Pero algún día, algún día…


8 comentarios:

ZERO dijo...

uh... si se puede ¿no?

http://www.memorialspaceflights.com/


Digo, cuesta una buena lana, pero si es tu ultimo deseo quiza haya alguien dispuesto a cumplirlo.

MarillTachiquin dijo...

Changos, no habia pensado lo de ser enterrada viva... Ahora tengo ese 3er temor, gracias jeje

Feliz navidad =)

marszoid dijo...

Que le caiga en los dos, ¿no?.

Pero y si, algún día. :)

Anónimo dijo...

DIOS TE BENDIGA LUIS...
FELIZ NOCHE BUENA...

el mangos dijo...

a mi me gustaria que mis cenizas se fueran de contrabando en una nave no tripulada similar al voyager y vaguen por el espacio hasta ser encontradas. pero tambien es una chaqueta mental.

Alter Ego dijo...

Algún día, sí, algún día. No pierdas la fe.

Eo dijo...

jaja ni muerto vas a dejar de chingar gente jajaja

Lord Astaroth dijo...

"Mientras tanto, lo más cerca que estoy del concepto de cavar mi propia tumba es cuando se apaga el piloto del boiler..."

También es lo mas cerca que estarás del concepto de un trasbordado espacial o un cohete en potencia.

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