viernes, 18 de diciembre de 2009

Humedad bajo palabra



(Dos húmedas heterónimas y el Zara Paz Trozzo)

I.

Los infinitos secretos que yacen en el fondo de una botella de Casillero del Diablo

La luz media del semáforo es de color ámbar. El nombre de mi amiga chilena exiliada en Los Cabos siempre me ha recordado ese color. Si una E cambiará por A, ese sería su nombre. Pero aún así encuentro similitudes. Amber María Aravena Santander es una luz que de un momento a otro se puede tornar verde y abrirte las puertas de su existencia para que descubras sus infinitos secretos. Pero en un minuto puede ser luz roja y su mirada fulminante bastará para arrojarte muy lejos de ella.

Suave ráfaga de viento y ojo de tormenta, Amber Aravena es un cofre de curiosidades.
La conocí hace unos años, en una playa desierta cercana a Loreto. Lo increíble es que en ese entonces, Amber jamás había ni por casualidad intentado escribir un testimonio sobre su vida.

Entre tragos de Casillero del Diablo hablamos de todas las cosas que pueden caber en la vida de una mujer a que a los tres años de edad salió de su país escondida en la cajuela de un auto y que ha vivido siempre al borde de caer dentro del abismo de sí misma. Amber contempla el mar; Amber bebe vino y su pluma sólo arroja confesiones a un imaginario psicoanalista que aún no puede desnudar su alma.


II

El eterno cumpleaños de Ipanema

De antemano, debo confesar que me cuesta horrores poder hablar de Ipanema en forma fría e imparcial.

Me cuesta horrores, sí, pues no puedo leer a Ipanema como leo a cualquier otra escritora.
Tal vez deba únicamente escribir una burocrática reseña y decir que Ipanema Dávila Sandoval nació el 27 de marzo de 1976 en la Ciudad de Durango. Estudió Letras Es-pañolas en la Universidad de Coahuila en Torreón y recientemente comenzó una maes-tría en Sociología en la Universidad de Texas, en El Paso. Es autora del poemario “En Espiral Hacia el Abismo” y de la novela corta “La Musa de los Albatros”. “Ipanema Cumple Años” es su primer libro de relatos.

No me pregunten si su libro es autobiográfico, no me pregunten si estamos ante las mil caras una mujer o si asistimos al relato secuencial de siete mujeres que se llaman Ipanema, aunque una es santa, otra es puta, una suicida, aquella mártir, que cumplen años y deciden celebrarlo de forma especial. Me costó mucho trabajo elegir uno de los siete cuentos para conformar esta antología. En literario ejercicio “tin Marín”, resultó electo el de la puta.

Pienso que debí tal vez incluir el de la santa. Da lo mismo. De todas formas estamos hablando de Ipanema.

III

La alcahueta noche

Cómo carajos le hizo el Zarrapaztrozo para lograr ser invitado esa misma noche por Catalina a dormir en un hotel bastante nice en Real de Catorce y posteriormente cogérsela deliciosamente sobre el barandal del balcón que miraba al Cerro del Quemado, es algo que los biógrafos no se explican de manera racional.

Pero claro, hay que ponerse en el lugar de Doña Catalina Dueñas. El día en que tuvo la mala fortuna de llamar a lo que parecía fungir como puerta del malamuereto cuchitiril del velador de un huerto de hortalizas, Catalina cumplía 34 bien vividos años y 27 días de haber firmado el acta de divorcio con que daba el definitivo y legal patadón en el culo a su ex marido. De alguna manera, sus casi tres meses de ir y venir al juzgado familiar sin tener por ahí el menor escarceo sexual por temor a quedar como la piruja de la película, habían desatado un fervor uterino que el olor de rústico sudor emanado de las axilas de Zarra acabó por encender. Por lo que se refiere al Zarra, la única explicación de que esa noche no pusiera en evidencia la innata torpeza que se carga cuando de jugar al amante se trata, son los diez meses que llevaba sin tocar otra piel que no fuera la de su pito, siempre y cuando estuviera frente a él la imagen de las vaqueritas hustlerianas. Los lenguados besos pretenciosones, la voluntad de ser acróbata pese a los kilitos de más y la vocación cochinona que siempre mostró Catalina pusieron en punto comal los sentidos del Zarra.

2 comentarios:

Manuel dijo...

Jejeje. Buen post güero, ya sabes que eres mi predilecto entre todos los que escribimos en esta cueva insufrible.

Anónimo dijo...

Ay en esta cueva insufrible... chinga tu madre mamon.

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