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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
martes, 8 de diciembre de 2009
Texto Inconcluso
(Para Tania, la mujer-libro que transformó lo que soy, y para Roberto Bolaño, que nos unió como se reunen dos personas que se enamoran en un accidente de tráfico).
He venido a hacer una confesión:
Solo he leido un libro en mi vida. Y este ha sido suficiente para embargarme y transformarme. Incluso puedo afirmar que comprendí el valor total de leer, de poder interpretar una letra trás otra, para recrear imagenes en mi sesera. Cuando lo entendí, sin embargo, tampoco quise seguir leyendo otros libros. ¿Para qué? Si todo lo obtuve de uno.
Ahora bien, también debo aclarar otra cosa: Cuando refiero haber leido un libro se debe a que, en esencia, sólo he terminado de leer un libro en mis treinta años de vida. Ha sido el único mamotreto que comencé en su primera página hasta culminar en las últimas palabras.
El asunto estriba en que comencé con otros, pero decidí jamás acabarlos. Los leo inconclusos. A veces me detengo cuando solo restan diez lineas, o dos párrafos. Otras veces ignoro el último capítulo, pero también me he aventurado a leer el final con la condición de jamás fustigar el principio.
Todos esos libros no cuentan como leidos. Leerlos así implica no haberlos leido del todo.
Algunos doctos y pedantes me dirán que si, que en realidad si he leido más de un libro, pues aunque incompletos, llevo en la memoria la esencia primordial de la ficción, y probablemente pude comprometerme con la historia y sus personajes. Que lo único restante fue el final, o el principio, y ello implica necesariamente una lectura en si, un acontecimiento de la memoria, incompleto, pero ocurrido.
Yo prefiero comparar el acto de leer - mi acto de leer, es decir - con la vida real y preguntarles: ¿Hay amor pleno sin la conjugación de la carne? ¿Se puede besar a medias? ¿Hay sexo sin el esplendor de su clímax? ¿Puedes hablar de una montaña, de una casa, de un pasillo o recoveco, de un cuerpo, de unos ojos, sin haberlos conocido plenamente, en sus inicios con sus finales?
Imaginemos lo inconcluso. Lo inconcluso aturde. Nos deja concientes de la existencia de un final; de un fin inalcanzable pero posible. Como respirar profundamente sin lograr detener la inhalacion, para pulmones que jamás se llenan, y que continúan inflandose. Lo inconcluso es el horizonte sin tierra, o sin precipicio para caer definitivamente.
(continuará...)
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Libros que cambiaron mi vida,
manuel
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Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
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Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
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LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
5 comentarios:
"Tania" que bonito nombre... yo también me llamo así... que coincidencia.
Excelento Post!!!
Tsss, gracias mi yordi...
Por cierto, andan diciendo que nos parecemos. Que joda te pararon.
Beitos, bato.
muy dificl afirmar que se ha leido un libro completo
Si decimos puras pendejadas...
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