miércoles, 17 de febrero de 2010

No todo.



Sintió los rayos del sol sobre su rostro y se levantó perezosa de la cama. Frunció el ceño al pensar en su carpeta de piel, que descansaba abandonada sobre una silla; luego recordó que era sábado y no tenia que preocuparse por eso. Caminó hacia el baño y empezó a canturrear alegremente mientras llenaba de agua calientísima la vieja tina de porcelana con patas de león, un capricho que había tenido desde niña.

El vapor llenó lentamente el cuarto. Pasó su mano sobre el borde de la tina y luego la hundió en el agua, que tenia la temperatura correcta. Con un alegre movimiento de cadera y hombros se despojó del pequeño camisón y entró en el agua. Dejó escapar un suspiro de satisfacción.

Con la cabeza recargada sobre una pequeña toalla en el extremo de la tina, escuchó con atención y luego sonrió. Ahí estaba, desde el estudio, el ahogado golpetear de la vieja maquina de escribir de él; un capricho al que había tenido que ceder cuando instalaron la vieja tina. En realidad el golpeteo no le molestaba, al contrario, a veces se recostaba a su lado y dejaba que el viejo sonido le contara la historia que él escribía.

Afuera el sol era cubierto por nubarrones grises. Dormitó en el agua salina y perfumada hasta que comenzó a sentir frio. Salió cuidadosamente de la tina y se envolvió en una toalla, luego corrió de puntillas hacia la cama y se metió bajo las sabanas. Tembló un poco hasta que su cuerpo y la cama llegaron a un acuerdo sobre la temperatura ideal, después asomó la cabeza por entre las sabanas. En ese momento la puerta de la habitación se abrió y una mancha de pelo color caramelo se abalanzó entre jadeos y de un salto se acomodo en la cama. Ella evitó los lengüetazos entre risas y manoteos, luego se incorporo y silenciando al labrador con una caricia, escuchó.

El sonido de la vieja maquina se había detenido y en su lugar se escuchaba el siseo de una tetera de plata, otro anacronismo y capricho mutuo. Inmediatamente después olfateo algo recién cocinado y sonriendo, de un salto se incorporó de la cama. Tomó del arnés a su perro y con cuidado, bajaron a la cocina, ahí él la recibió con un beso y mirando sus ojos grises y vacios, le dijo que la amaba.


14 comentarios:

Anónimo dijo...

Caramba, es algo tan básico. Muchas, muchas gracias.

La Diabla dijo...

muy muy lindo!
me hiciste la noche!

marszoid dijo...

No sé que te has hecho, pero tus últimos textos, a diferencia de los anteriores, me gustan mucho.

De verdad. Esta rete gonito :)

YoSabina dijo...

Me parece una historia elocuente. No es lo suficientemente gris como para hacerte sentir mal, pero... claro, te quedas pensando en ella.

YoSabina

Anónimo dijo...

DE HUEVA TOTAL...

La Rosy dijo...

Es una ciega que tiene todo menos, dhu... la vista?

Sin embargo le encuentro muchos cabos sueltos:
1. La carpeta... ¿que es o pa que?
2. Mencionas mucho "Capricho, anacronismo". Me indica que es el futuro. ¿Porque no nos cuentas más de ese mundo? para entender más lo caprichoso y viejo.
3. El personaje de él le falta dibujo. Olor y calor ya que la mona no ve.

Yo digo puesn.

PurpleK dijo...

yo no creo que le haya faltado nada...
me gustó.
Me gusta cuando escribes cosas así tipo románticas

Tania G. Balleza Tahuil dijo...

A mi la vdd me trajo típicas imagenes de peliculas gringas... Aunque he de confesar que ya quisiera una tina de esas.

Anónimo dijo...

one word: EMO

V dijo...

Excelente texto, me gustó mucho...

Pinkrobot dijo...

Me gustan mucho tus descripciones y que tratas de de no irte por lo obvio del tema semanal.

Anónimo dijo...

Escribes bien Tirantes jr. Un poco homosexual pero bien eh.

Neni dijo...

me llego bastante.... felicidades =)

Anónimo dijo...

francamente culero el relato, plagado de anacronismos y una carpeta de mierda.

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