domingo, 7 de febrero de 2010

Tres sesenta y nueves que no viviré



1169.- Leonor de Alquitrán me parece una mujer más que interesante: A los quince años se convirtió en la mujer más rica toda Europa, se casó con dos reyes y fue reina de Francia e Inglaterra, tuvo diez hijos y vivió más tiempo que ocho de ellos, estuvo detrás de dos Cruzadas, envenenó a las amantes de su marido, decidió apoyar a uno de sus engendros en una revuelta para derrocar a Enrique II del poder y por eso fue enviada a prisión por dieciséis años donde esperó pacientemente la muerte de su marido y su retorno a la gloria y el poder como Reina Madre de Inglaterra.

Lo más intrigante acerca de esta mujer es sin duda su estancia en Poitiers en 1169 donde se rumora estableció las famosas Cortes del Amor. Leonor de Alquitrán creía y profesaba las virtudes del cortejo, la seducción y en sí, el courtly love - que, desde entonces aseguraba, nada tenían que ver con el contrato social y económico del matrimonio -. Además, Leonor decidió que el amor podía reglamentarse y los problemas de los enamorados podían resolverse a través de juicios, donde un grupo de hombres y mujeres analizarían cada caso y dictarían una solución legal a los dramas románticos de los involucrados: las Cortes del Amor.

La existencia de tales cortes ha sido muy debatida y jamás se ha comprobado. En realidad, poco importa si todo esto es verdad o mentira: La idea de Leonor de Alquitrán es por demás inteligente y admirable; es una lástima que los estadounidenses hayan decidido, unos cuantos siglos después, corromper la idea y convertirla en un asqueroso producto televisivo antecesor de los reality shows.

1969 .- Más allá de Nixon, la guerra de Vietnam o el último concierto de los Beatles, lo que me habría interesado presenciar este año es la primera representación pública de 'Breath' de Samuel Beckett.

El escritor - que ese mismo año recibiría el Nobel de Literatura - decidió en algún viaje ácido oalgoparecido escribir una obra teatral que durara entre 25 y 35 segundos, sin ningún diálogo o actor en escena y compuesta únicamente por luces que cambian de intensidad, berridos de un recién nacido y el sonido amplificado de una respiración.

Esta reverenda mamada tuvo más de mil representaciones en Estados Unidos y fue vista por 84 millones de personas. A pesar de su corta duración, se calcula que la mitad de los asistentes fueron regañados por sus esposas por haberse quedado dormidos a la mitad de la obra.

2069.- No me parece muy atractivo vivir más allá de los 75 años: eso de olvidar hasta mi nombre, dormir todo el día, usar pañal y renegar de la degenerada juventud ya lo hago actualmente y creo que mi rutina perdería su encanto si la repito por más de 50 años.

Para el 2069 ya planeo estar muerto y bien podrido, por lo que quizás nunca llegue a ver el día en que vivamos como los Supersónicos. Qué lástima, siempre quise tener una Robotina.

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