viernes, 23 de abril de 2010

El evangelio de los tecatos






Le dicen chiva o tecata y la mezclan con negras aguas de charcos y polvo de ladrillo. Intuyen que algo en esa sustancia queda de lo que pudo ser un opiáceo, un artificial paraíso a la Baudelaire o Thomas de Quincey, universos bucólicos yacientes en una jeringa pisoteada. Ni siquiera se si se le puede llamar heroína, pero el hecho es que acá en Tijuana está por todos lados. La chiva es una droga de frontera y de fronterizos. El prototípico heroinómano de las calles de Tijuana suele ser un migrante deportado o un expresidiario. El crystal es, al menos en sus inicios, una droga de gente activa: empleados de Oxxo y gasolinera, choferes de calafia, mangueras pretenciosos, amas de casa y reporteros de pasquín que puede uno encontrar en los más improbables sitios de esta urbe. La heroína en cambio define su fauna y ecosistema con morbosa precisión. Por supuesto, no son todos los que están ni están todos los que son, pero la chiva ha establecido su capital en el canal encementado del Río Tijuana y la zona de la Línea Internacional. Para los recién llegados a la ciudad, la imagen, irremediablemente, repugna e impacta. Tipos demacrados yacientes en un camellón con una jeringa oxidada enterrada en un mar de llagas que alguna vez fue brazo tatuado. Puedes verlos cruzar como zombies por la Avenida Internacional y si sueles transitar por esa vialidad, puedo apostarte doble contra sencillo a que al menos diez veces has estado a punto de atropellar a uno, si es que no lo has hecho ya. Cuando cruzas a píe los puentes del Río Tijuana, los verás echados en el canal, emergiendo de los túneles entre lama y basura. Si son aún funcionales, se dedicarán a dar cristalazos o cometer pequeños hurtos que les aseguren lo necesario para conseguir la siguiente cura. Cuando la aguja oxidada no tiene más vena que picar y llega a las arterias, entonces los verás mutilados en los cruceros, con sus muletas o sus sillas de ruedas tratando de asegurar la limosna que se traduzca en la próxima dosis.

Como si fuera un designio divino o una fatalidad irrenunciable, llega en la vida de todo tecato un momento en el que cambian la heroína por una droga igualmente nociva: Cristo. Sí, las iglesias evangélicas se nutren de heroinómanos. En algunos casos, Cristo suplanta a la heroína, lo que en términos reales significa sustituir un opiáceo por otro. El Mesías se materializa en una suerte de metadona. Sin embargo, sospecho que en la mayoría de los casos no hay sustitución sino mezcla. Juntos, Cristo y la heroína producen la droga perfecta , el opio maximizado. Sube a un camión en Tijuana de la Calle Tercera a la Línea y tienes un 95% de probabilidades de escuchar el evangelio de un tecato. Con su acento pocho y repitiendo un millón de veces la muletilla “verdá” y “you know” te hablará de Cristo salvador, redentor y milagroso que a punta de tablazos y baños de agua helada le sacó al demonio en el Arac. El evangelio es siempre el mismo: una historia de pandillas y prisiones en Los Ángeles, deportación, crimen, vicio, brazos gangrenados, hepatitis, hiv y al final, Cristo, el de los evangélicos, el de los pastores chicanos que levantan sus iglesias en cerros imposibles. El evangelio del tecato es una perorata monocorte, una profecía apocalíptica diluida en el narco corrido que suena en el estéreo del camión, una letanía del apestado repetida hasta el infinito en la cacofonía fronteriza.

8 comentarios:

Nothingman dijo...

y yo me quejo del predicador de la plaza del centro de aguas... xD

Anónimo dijo...

¿Que son choferes de calafia y mangueras pretenciosos?

Anónimo dijo...

Dicen por ahí que andas de lamegüevos del PAN en Tijuana. De Carlos Torres, candidato a Pdte Municipal específicamente.

¿Es cierto esto?



Pero, hay que mantener el status regio en TJ, ¿no?

Gabby dijo...

las imagenes que describen son tan reales...

me gusta mucho leerte por que me haces recordar y extrañar mi vida en tijuana.
buen post.

Anónimo dijo...

Wow xD

Andrés- dijo...

choferes de calafía: Choferes de transporte público.

Mangueras pretenciosos: Jovenes y ultimamente no tan jovenes que sueñan con ser narcos.

Anónimo dijo...

Muy buen post. Has descrito perfectamente la desgracia de esa gente.

cucaracha dijo...

Anónimo dijo...

Muy buen post. Has descrito perfectamente la desgracia de esa gente.

26 de abril de 2010 05:04

-sera la desgracia de esta ciudad-.

Blogalaxia