domingo, 2 de mayo de 2010

Ting, ting, ting



Cuando tenía como once años era lindo y no me la jalaba, y me gustaba una vecinita de una familia del Opus Dei.

Para aquellos que no saben que es el Opus Dei, es una secta de orígenes masónicos donde usar condon te condena al infierno, por eso por lo general tienen entre doce y quince hijos que se llevan nueve meses, y los miembros hardcore se castran porque la testosterona es el arma segunda favorita de Satanás, después de los libros de Harry Potter.

Mi linda vecinita no salía mucho al parque. Yo tenía un sistema con mis amiguitos de que cuando la vieran me hablaran por teléfono, y ya me iba en verguiza corriendo a encontrármela "por casualidad" para después subirme a un árbol para que viera mi hombría y luego verla de lejos y soñar con verle los calzones. Cuando me atrevía a acercármele nunca la pude convencer de tirarse del resbaladero para yo verla desde abajo.

Una vez en mi escuela me pusieron a vender boletos de no sé qué vergas y fui de casa en casa vendiendo y echaba mi dinero a una bolsita de sandwich de plástico. Iba en mi bicicleta súper chingona con 18 cambios y rayos plateados, cuando de pronto la vi.

Estaba sentada en los escalones por fuera de una casa, esperando a sus cuatro hermanitos porque su mamá la había mandado por ellos, porque ya se había hecho tarde.

Han de haber sido como las 5 de la tarde porque la luna es también de Lucifer para ellos.

Me acerqué nerviosamente y la saludé, sentándome enseguida de ella. Mi corazón palpitaba como rotomartillo, amenazando con destruir mi caja toráxica y escupir chorros de sangre oscura por la falta de oxígeno, ya que mi corazón al explotar no podría procesar las complejas reacciones químicas que se requieren para reoxigenar la sangre.

Quiero hacer mención que en ese entonces mis habilidades con las mujeres no se comparaban pero para ni un pinchi pelo de verga con la super perfección de tácticas, estrategias y métodos que tengo hoy en dia: Ya puedo comprar alcohol para darles y/o soy más fuerte y las puedo forzar.

En mi pequeño cerebro pasaban miles de ideas de conversación, pero no pude decidir entre preguntarle si dormía bichicori o si había visto alguna vez a un muerto. Alas, despues de varios minutos de silencio e indecisión simplemente se paró y me dijo "Bueno ya me voy, le dices a mis hermanos que se metan ya, baaay." En eso antes de que yo pudiera decirle algo, me atascó un tremendo y sorpresivo beso apasionado, (que me dejo atónito y no recuerdo si ya tenía erecciones pero puta madre creo que ahí tuve la primera) sólo que me dio un beso en el cachete con la boca cerrada y de kikito.

Se empezó a ir y me armé de valor y huevos y creo que hasta tronó un puto relámpago. Le dije "Esperate..." y armándome de coraje tomé mi bicicleta con rayos: "Vete en mi bicicleta para que llegues más rapido."

Se quedó perpleja viéndome y me dice "Emm, no así está bien, pero gracias." Le insistí y le dije que no había problema, que la dejara tirada afuera de su casa y yo la iba a recoger después, antes de que llegaran los niños pobres que se metían en bandas a robar cosas en la noche. Me dijo que no pero insistí e insistí y le dije que yo podía seguir con mi venta de boletos a pie, que de todas formas iba de casa en casa y así terminaba más rápido.

Finalmente accedió, me dio las gracias y se fue a su casa, caminando llevándose la bicicleta a un lado, bien a huevo. 'Ahh... mi fina princesa demasiado femenina para subirse a mi super vehículo de HOMBRE', pensé.

Me sentí realizado, como en las putas nubes, me fui directamente a mi casa, mandando a la verga la venta de boletos. Empecé a girar y estiré los brazos, levantando la cabeza a las nubes y cerrando los ojos, mareandome pero sintiendo el corazón rebozante de alegría, éxtasis.

Era amor puro, del bueno.


Ting tiling ting ting ting ting ing ting.


Se rompió mi bolsa de plástico. Abrí los ojos y a mi alrededor encontré decenas de brillitos de monedas de diferentes tamaños. Desesperadamente me tiré de rodillas a recoger lo que pude en mis manos, ya que traií mis shorts favoritos ochenteros de cuadros blanco y negro, pero lamentablemente, sin bolsas. Recogí lo que pude pero gradualmente las monedas no brillaban al ocultarse el sol, quien se despidió de mi en el horizonte no sin antes hacerme cara de "La cagaste bien duro". Me rendí al ya no ver nada despues de recuperar menos de la mitad del dinero.

Derrotado me fui a mi casa y le pedi el resto del dinero a mi papa, quien probablemente me pegó unos cintarazos.


El amor, idea ridícula que nos hace perder la cabeza, te deja a pie y con la mitad de tu dinero.

11 comentarios:

Anónimo dijo...

Obviamente que debes ser hábil al hablarle a las mujeres, porque, ¿quién se te va a acercar, siendo tú un gnomo panzón y de bracitos cortos?

Anónimo dijo...

no mames ese post es repetido a la verga si no se te ocurre nada namás no escribas y ya, ¿cuál pinche necesidad de formar parte de esto? me das pena y asco al chile

Anónimo dijo...

Calmando, anónimo de aquí arriba, el hecho que tú seas un ocioso y que por eso ya hayas leído todos los posts de todos los blogs de todos estos cabrones no significa que los demás seamos iguales y que ya los hayamos leído también.

Anónimo dijo...

Pues yo estoy hasta la madre de tanto pinche anónimo

La Rosy dijo...

Tan joven y tan sabio. BUA.

Joel BD dijo...

yo no soy ningún anónimo, así que se chingan

lo unico bueno de tu post es la afirmación sobre tu pequeño cerebro, coincido contigo, lo demas ni tu te la crees

Joel BD dijo...

por cierto el monero pelón de mty es puto

dejame comentar wey

Anónimo dijo...

en ese caso, que vengan todos y pongan letras de canciones de josé josé: si no lo hemos leído, es original.

salaverga dijo...

Pobre iluso de Hawking que piensa que vamos a viajar en el tiempo algún día

Anónimo dijo...

jajajaja me gusto la narracion

Edgar Martínez dijo...

Original. No lo había leído.

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