jueves, 3 de junio de 2010

La tía María y el burro



Una de las parientas más notables que tuve era una anciana a la que nada la sorprendía y que llamaremos aquí la tía María. Los más jóvenes de la familia pensábamos que había nacido vieja y con experiencia. Pero no vayan a creer que lo suyo era apatía; era, en dos palabras, estar lista. La tía María podía enfrentar cualquier cosa que la vida le deparara sin desmoronarse.

Esa condición de estar preparada para todo, no era innata. La tía María la adquirió a temprana edad. Pero para enterarse de la manera en que llegó a ese estado, que más de uno le envidiaba, había que pasar por muchos vericuetos.

Verán, la tia María era una señora que en sus mocedades fue enfermera militar. Aunque tuvo entrenamiento en medicina basada en ciencia, solía achacarle propiedades sobrenaturales a remedios simplones, por ejemplo, decía que las fracturas se curaban poniendo un tortón de lodo en el miembro fracturado.

La evidencia que usaba para respaldar su afirmación era ella misma.

- Mira, niño, a mí una vez se me fracturó el hombro. Me puse lodo en el hombro y a los dos días ya estaba bien.

Aquí, lo que había que hacer no era ponerse a discutir con ella sobre la influencia del lodo en la mecánica ósea, ni tampoco sobre lo acertado de su diagnóstico de hombro facturado, sino inquirir:

- Tía María ¿y cómo fue que te fracturaste el hombro?

Lo que contaba era asombroso.

Cuando la tía María era una niña caguengue, sus hermanos (entre ellos mi abuelo) y sus padres se mudaron. En aquellos tiempos, revolucionarios, las mudanzas no eran como las de ahora. En vez de levantar el teléfono y llamar a unos señores que suben a un camión todas sus cosas lo que se hacía era apalabrarse con el señor de los 20 burros, subir a los lomos de los animales todas las pertenencias familiares y andar así algunos días hasta llegar al destino.

La tía María después de caminar algunas horas detrás de los burros se cansó, vió que había una burra que llevaba el lomo vacío y se le hizo buena idea montarla para que la transportara.

- Bájate de ahí niña, que esa burra está en celo -dijo el señor de los burros.

La tía María desestimó la advertencia del señor de los burros y continuó montada. Al cabo de varias horas la caravana se había dispersado y la tía María iba ella sola y su burra, muy quitada de la pena.

De pronto, la tía María sintió un peso enorme en su espalda. Vió dos pezuñas que se apoyaban sobre sus hombros y, en su cabeza y nuca, sintió la respiración agitada de un burro que se estaba cogiendo a su cabalgadura.

Como lo contaba la tía María daba la impresión de que pasó muchas horas sirviendo de la agarradera del burro que se cogía a su burra.

Cuando el señor de los burros por fin se dio cuenta del predicamento en el que estaba la tía María, ella había adquirido ese estado mental, que ya nunca abandonó, consistente en estar lista para lo que fuera.

Lamento que ya se muriera la tía María. Habría sido una buena compañera para sobrevivir una hecatombe zombie.

9 comentarios:

Unknown dijo...

...lo verdaderamente admirable es la desinhibición de la tía maría para contarles a sus sobrinos como en sus años mozos presencio en palco premier el apareamiento de dos burros...

Anónimo dijo...

No manches!!!!, me estoy miando de la risa con la anécdota de la tía María.

Yo ha esa edad me hubiera quedado en shock y toda freakeada. (perdón por mi spanglish)

Bye

Nothingman dijo...

como una sensei para el zombe apocalypse [490]

mariposa dijo...

yo creo que en cada familia hay por lo menos una Tía María... en pocas palabras..."bien cabronas" jeje
esta historia me hace recordar a mi familia.... y sus grandes anecdotas
besitos

Kuruni dijo...

jajaja yo también pensé en un desastre zombie. ^^

Anónimo dijo...

que chingue a su puta madre el calvo monterrelleno del post de allá arriba por bloquear los comentarios

juan carlos rodriguez pelayo dijo...

buen post, cómo siempre

Anónimo dijo...

fuera Control Zape, es el CANCER que esta matando Recolectivo.

El Contador Ilustrado dijo...

que buena anecdota, la voy a robar y contar como si hubeira sido mi tia

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