viernes, 11 de junio de 2010

Serendipia libresca





De repente, caí en la cuenta de que yo nunca busco: A mí me encuentran. Pocas, poquísimas veces he tocado una puerta y cuando lo he hecho, no se han abierto. Tampoco he llenado solicitudes de empleo. En cambio, no exagero si digo que toda la ruta profesional de mi vida ha sido siempre precedida de un telefonazo. Si estoy en Tijuana, es porque una tarde cualquiera sonó el teléfono en mi escritorio del periódico El Norte. Un simple telefonazo que cambió mi vida. Posteriores telefonazos han ido marcando mi camino. También el sitio exacto donde me encuentro ahora y desde donde escribo en este momento, fue precedido de una llamada. No se buscar. Mi virtud ha sido dejarme encontrar. Me he resignado a ello.

La serendipia es el motor que mueve mis frecuentes incursiones en librerías. Mi errar entre los libros es un acto compulsivo y vicioso, un oasis de escape de la realidad en un desierto de vida cotidiana. Cuando entro a una librería siempre traigo en mente uno u otro libro, aunque mi deseo sea siempre encontrar lo inesperado, ese ejemplar atípico con el que no contaba. Eso justamente me pasó el miércoles, en una tarde de pisa y corre en que decidí robarle cuatro minutos a la campaña para sumergirme en la Librería El Día. Traía el vago deseo de hacerme de Las viudas de los jueves, pero de repente, en uno de los libreros, fui sorprendido por un solitario ejemplar de “La Rendición” de Toni Bentley. Confieso que ignoraba la existencia de una traducción de esta obra. Un muy buen amigo me mostró hace algún tiempo la edición original en inglés: The Surrender. Lo poco que leí me sedujo, pero ni siquiera en la Borders de San Diego pude encontrarlo. Un miércoles cualquiera, en medio de las prisas de la tarde, di sin buscarlo y sin esperarlo con un único ejemplar perdido en la Librería El Día, color de rosa, marca de identidad de La Sonrisa Vertical, colección erótica de TusQuets. Esta obra de la bailarina newyorka Toni Bentley, es una apología teológico-poética de la sodomía. Esta chica es la hija más bella de Sade y Bataille. Un tratado del sexo anal como artífice de la liberación espiritual. La serendipia libresca me sigue dando sorpresas.


5 comentarios:

Unknown dijo...

las obras que se hallan fortuitamente son las que mas se disfrutan a la postre... aunque a veces uno se desespera por no alcanzar lo que desea sino lo que la vida le manda... aunque a la inversa seria tanto como pretender cambiar el destino......

Anónimo dijo...

Entro a esta madre solo para ver cuantos aparecen en el cuadro "MIA"

No lo hago seguido -digamos una vez al mes- y es mas que notorio que el cuadro de bloggers que postean, cada vez es mas reducido.

¿Han pensado en el retiro?

EL PERRON dijo...

de acuerdo con el anonimo de arriba, que ha de ser alguien de ustedes que vive preocupado por el retiro porque no es la primera vez que lo pregunta...
Pero si tiene razon, cada vez se ven menos monos que escriban. Ya han de haber agarrado alguna chamba federal o se casaron o ya les dan mas seguido las crisis de abstinencia por drogas...vayan ustedes a saber...

juan carlos rodriguez pelayo dijo...

el baile como las bufandas son para los homosexuales

juan carlos rodriguez pelayo dijo...

el baile como las bufandas son para los homosexuales

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