martes, 13 de julio de 2010

La traición de mi padre




Cuando mi padre fue exonerado por un maravilloso tecnicismo legal, tomó carretera y no se detuvo hasta llegar a Guadalajara, donde continúo asesorando a medio puñado de jipitecas, prófugos de Avandaro unos, e incluso un par de sobrevivientes del festival Piedra Roja, para la producción de LSD y el cultivo en plataforma de verduras.

Mi padre no era un hippie per se. Era más próximo a las ideas de Ken Kesey, o quizá algo enmedio de los beatniks y los hijos de la flor. Mi papá rechazaba sin llegar a la repulsión toda la subcultura hippie, y creía que bastaba una vida frugal, comunitaria, gobernada horizontalmente, tolerante y con la posibilidad de expandir las capacidades de la conciencia y el pensamiento. Lo demás, para él, eran viles mamadas.

Como sea, durante su estancia en las afueras de Guadalajara en los alrededores de Tlaquepaque, mi viejo fabricó varios litros de LSD, en un frenesí cómico para regalar nuevas cosmovisiones a un país gobernado por Luis Echeverria y revuelto por las oscuridades de la guerra sucia entre el gobierno y las guerrillas. Hasta que aburrido decidió meterse a la escuela de medicina.

Como no lucraba con la producción de ácido lisergico, el ruco andaba con una mano enfrente y otra atrás, llegando apenas al trueque espontáneo de cereal, carne, huevos y libros de medicina por dos o tres gotas de lsd. Hubo gente que llegó a pagarle con animales vivos, pero jamás recibió dinero ni favores sexuales, tan comunes hoy día en el mundito de las drogas y sus acólitos.

Por supuesto, terminó medicina, y todavía faltaban cuatro o tres años para que conociera a mi madre y entre ambos cometieran la descortesía de concebirme. Pobre pero impertérrito, orgulloso de su vida blasonada con olor a dietilamida y mechero Bunsen, construyó y trabajó en una clínica patibularia que regenteaba junto con el resto del equipo jipiteca, que eran más bien una horda de huevones, pachecos e incompetentes, como casi todos los hipsters ignorantes de ahora que merodean los raves y conciertos. Las consultas las cobraba, también, en especie, hasta que el pequeño dispensario se convirtió en una bodega apretujada y luego en comedor para miserables que llamó la atención de las autoridades sanitarias. Debido a la cantidad de ácido lisérgico y ergotamina que tenía almacenada, y al irremediable bajo coeficiente intelectual de sus compañeros, el viejo decidió que emular la vida mediana de un hombre típico de los setentas, con dos carreras encima, era la mejor forma de engañar a cualquiera.

Y enseguida aceptó la oferta de ingresar al Seguro Social, donde comenzó a trabajar como médico familiar, recibiendo y auscultando quince pacientes diariamente, y asistiendo rigurosamente a sus prácticas de patología. Sin embargo, en una práctica muy común en los empleos gubernamentales, pasaron once meses antes de que le pagaran un peso, detalle que mi viejo apenas notó, acostumbrado a vivir en condiciones paupérrimas e intercambiando dos gotas de viaje intergaláctico por un kilo de arroz.

El día que le pagaron, le soltaron un cañonazo de dinero cuyo monto he olvidado pero que le permitió a un hombrecillo con ínfulas anarco-comunales comprarse un volkswagen sedan - vil vochito - con el que pudo viajar hasta la Ciudad de México, y entre calaverada y correría eventualmente conocer a mi madre.

Deben existir muchísimas historias de aquellos años. Pienso en su amigo Luis, al que apodaban el Pitufo por haber pintado absolutamente todo el interior de su sala, mobiliario incluido, con un color azul chillante. Pienso en Ricardo, el tipo que congregaba a todos sus amigos para ofrecerles las mejores tortillas de harina que mi padre probó en su vida, pero también para insultarlos enmedio del trance más canalla y desdoblado de acido y mariguana. Pero invariablemente, mi papá conoció a mi mamá gracias a que tuvo la osadía de entregarse al sistema por un año.

Y bueno, hay hippies que se entregaron por completo al sistema. Muchos correligionarios del 68 o del 71, o de la liga 23 de septiembre, muchos jipitecas que merodaron Avandaro, desde El Tri hasta los escritores de la onda, terminaron enlistados en esa fila sencilla y agradable del sistema, algunos como funcionarios, unos como asesores, otros como aprobadores tácitos e intelectuales de la vista gorda. Lo mismo en Estados Unidos, donde da lo mismo hallar a Bob Dylan cobrando 150 dólares por asiento, que a Bill Ayers haciendole la barba a Obama.

No estoy diciendo que mi padre regresó a sus andadas lisérgicas. Supongo que después de mi nacimiento, el viejo entendió que muchas ideas se empacan y se hacen a un lado para poder alimentar otros proyectos más humanos. No concuerdo del todo con esa idea asustadiza de renunciar a las ideas o valores por tus hijos, pero si debo comparar al hombre que me dio la vida con otros fariseos y tránsfugas, supongo que, mal que bien, debo agradecerle esos momentos de traición a sus más íntimas creencias.

11 comentarios:

Unknown dijo...

pos estuvo bien... no importa la tendencia ideológica que poseas sino lo que haces con ella... tu jefe tuvo el buen tino de usar las drogas como un medio de subsistencia, un trueque new age... y al final no se quedo con ganas de nada... y hasta se dio el lujo de someterse voluntariamente al yugo nupcial (lo cual no es necesariamente perder la libertad)

Anónimo dijo...

CHINGAS A TU REPUTISIMA MADRE

Anónimo dijo...

zzzzzzzzzzzzzz

Anónimo dijo...

manuel, hijo de tu malcagada madre, ojala te mueras perro de cagada

Anónimo dijo...

¿No captas todos esos mensajes entre líneas de esos "me gustó tu escrito"?

Ya es hora de que pubiques un libro Manuel, a estas alturas con lo que has logrado, yo creo que es necesario.

Con toda sinceridad, sería muy bien acogido por muchos.

Saludos

MANUEL DE MIERDA dijo...

como me gustaria escupirle un gargajo en el hocico a este pendejazo, y luego mearle la cara, y luego embarrarsela con mierda, nomas para que se te quite tantito lo pendejo. CHINGAS A TU PUTISIMA MADRE MANUELETE PENDEJETE

Manuel Lomeli dijo...

¿Y hoy no va haber nada de muerte al joto latino?

Snif.

Kuruni dijo...

ese tal joto latino le hacen mucha publicidad ¿quién es? (si ya se, ulisesaxeletcetc pero ¿quién es?).

Anónimo dijo...

Que te importa puta.

¡MUERTE AL PUERCO JOTO LATINO! dijo...

ulises axel es un asqueroso pederasta de guadalajara que tambien anda insultando a todos en los blogs, pero se esconde en el anonimato porque el muy cobarde no soporta que se burlen de su trompa de puta marrana mamadora ni de su alopesia. Y mucho menos de su cara de MONGOL LATINO

Anónimo dijo...

Anónimo dijo...
Que te importa puta.

19 de julio de 2010 09:37


un comentario tan dolido y ardido como ese solo puede ser una sola persona, el puerco joto latino, simplemente no puede con la idea que hablen mal de el, ¿no es la misma eda marrano latino de cagada?


¡muerte al puerco joto latino!

¡muerte al puerco joto latino!

¡muerte al puerco joto latino!

¡muerte al puerco joto latino!

¡muerte al puerco joto latino!

¡muerte al puerco joto latino!

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