viernes, 30 de julio de 2010

MI QUERIDA HIJA NUNCA NACIDA AMBER ARAVENA






Lo que yace en el culo de Ámber Aravena
Amber Aravena Sandoval
Ediciones Daxdalia

Por Daniel Salinas Basave

Puede ser leído como un relato autobiográfico, como una apurada confesión redentora o como el incurable desvarío de una mujer ebria frente al Océano Pacífico. Se puede tomar como un desgarrador drama existencial o como una simple tomadura de pelo, un digno ejemplar en la gran biblioteca de los libros que no existen.

¿Es real Amber Aravena? En teoría, si le creemos al prólogo de Irenio Viqueira, Amber Aravena es una mujer chilena de carne y hueso que un día, para escapar de las garras de una depresión, decide empezar a escribir en un blog a manera de terapia.
Según el esbozo autobiográfico que nos regala la supuesta autora de estas caóticas memorias, Amber Aravena nació en Temuco Chile un 24 de febrero de 1970. Su padre fue un funcionario provincial en el gobierno socialista de Salvador Allende y en 1973, a raíz del golpe de Augusto Pinochet, se exilió con toda su familia a México. A los tres años de edad, Amber tuvo que viajar más de 30 horas dentro de la cajuela de un carro que llevó a su familia hasta la frontera con Bolivia, desde donde lograron tomar un avión hasta México, país en donde vivieron como exiliados.

Curiosamente, esta experiencia es minimizada en la autobiografía de Ámber, cuyo primer capítulo se refiere a un episodio de su infancia que nada tiene que ver con exilios políticos y que al parecer le generó un trauma insuperable. La pequeña Amber creía en la existencia de un monstruo rojo con cuerpo de serpiente y hocico de coyote que habita en la taza de algunos baños del mundo. El miedo a ese monstruo provoca que la pequeña Amber tenga graves dificultades para defecar, aún en su vida adulta. Esta escatológica confesión, tan poco común para abrir el relato autobiográfico de una mujer joven, es la introducción a la intrincada personalidad de Amber Aravena, una mujer que dice estar deprimida aunque se doble a carcajadas. Su relato lo empieza a escribir desde una casa en una playa de Cabo San Lucas a donde ha ido a refugiarse después de consumar su divorcio con un norteamericano y tras pasar meses en un hospital oncológico infantil en el lecho de muerte de su hijastro, que al final pierde la batalla con la leucemia.

Dejemos que sea la propia Amber quien en un párrafo textual describa su situación: Estoy deprimida. Estoy oficial, científica y soberanamente deprimida. Las causas varían según el psiquiatra. El efecto es el mismo. Aquí sí no hay vuelta de hoja ni lugar al debate ¿Qué le pasa a Amber Aravena? pregunta al unísono el Colegio de Psiquiatras del quinto infierno. E-S-T-Á D-E-P-R-I-M-ID-A-A-A contestan en coro doctores, enfermeras, pacientes, mascotas. Ya ven, tan fácil que es aceptarlo. Amber Aravena está deprimida ¿Qué tiene de particular? Kleber, mi psiquiatra, llegó a diagnosticarme que la depresión es mi estado natural. Dijo algo así que en la oscuridad de mis estados depresivos yo me muevo como un pez en el agua. Tal vez debió haber sustituido la metáfora por un lagarto en el pantano o una lombriz en el lodo. Sería más apropiado. En fin, es lo de menos.

Así que una vez aceptado el padecimiento, no me resta más que gozar de la depresión. Y tú, improbable lector, ¿Qué piensas al respecto?

Esta es Amber Aravena según sus propias palabras y la forma de describir su propia felicidad es bastante sui generis: Mi felicidad es una niña en patines de hielo deslizándose a toda velocidad por una delgada superficie a punto de romperse. Bajo el hielo hay un abismo sin fondo poblado de monstruos (ahí debe habitar el monstruo de la taza del baño por cierto) Pero en este momento la niña está patinando como si nada. Si la capa de hielo es gruesa o está a punto de derretirse es cosa que le tiene sin cuidado. Hoy estoy patinando, mañana quien sabe. No hay que buscarle misterio donde no lo hay. Amber Aravena está feliz porque está deprimida y punto. La combinación de Tafil, Casillero del Diablo, té de coca y una visión del Pacífico al atardecer es una excelente receta. La fórmula de la felicidad que buscaron los alquimistas. No es eterna por supuesto Pero ¿Que hay eterno en esta vida?. Esta es Amber Aravena, real o ficticia, carnal o etérea, mentirosa o desgarradoramente sincera y estas letras escupidas es lo que yace en su vientre


7 comentarios:

Anónimo dijo...

NO habías escrito ya acerca de Amber Aravena?

Anónimo dijo...

esto pasa cuando a los recolectivos se les acaba el "talento" y la creatividad para escribir...

si no van a echarle ganas ya mejor cierren esta mierda...

YoSabina dijo...

Le falta, le falta.... pero supongo que puedes mejorarlo.

YoSabina

Anónimo dijo...

YoSabina dijo...
Le falta, le falta....

¿Y puedes decir tu que es lo que le falta? o solo opinas a lo pendejo queriendo impresionar dandotelas de muy conocedora.

Pendeja.

Anónimo dijo...

y nomas falta que venga la mierda de alexander strap on a tirarsela de critico literario el pobre pendejazo

YoSabina dijo...

No te atrapa... así de sencillo. Le falta cuerpo... le falta hacerse real.... y no simples palabras.

YoSabina

Anónimo dijo...

Lee el libro de Basave "Vientos de Santa Ana" no sé si encuentres el cuerpo pero uno que otro dedo, sí

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