Recolectivo

1. La primera vez que estuve solo y lejos de casa fue en el estadio azteca, los niños entraban gratis a los juegos del Necaxa que en aquel entonces tenía un equipazo. La primera vez que besé a una chica, es decir: la segunda vez que estuve solo y lejos de casa, pensé irremediablemente en el acceso a dicho estadio.
2. Pasé por Bolivia y compré un sombrero y una cerveza que sabía a cartón, en Panamá ya muy de noche bajando del avión encontré a la mujer más hermosa que he visto en mi vida, daban ganas de quedarse con ella para siempre, no hice sino verla cinco segundos y luego ya nunca. En Buenos Aires aprendí que el mundo lo debes conocer borracho.
3. Creo que jamás conoceré Europa y eso me pone triste. También es una mamada que ir a tal continente sea el equivalente a hacer que entre tus veinte y tus treinta años la vida valga la pena: naces, creces, vas a Europa, regresas a México, te reproduces, te pudres por dentro y mueres. Pero al menos conociste Europa.
4. El mundo se tiene que conocer ebrio. Y en tales estados la redundancia es válida. Hasta tus huevos, preferentemente. Lo poco que conozco del planeta lo olvidé al día siguiente.
5. Sin duda el mejor viaje que he realizado hasta ahora fue a la selva de Perú. Originalmente filmaríamos en la selva de Fitzcarraldo, Ikitos, pero había pedos de guerras y eso y nos mandaron a Chanchamallo o Chanchamayo, donde a las 4 am bebí whiskey de frente a una hosquedad nueva y de sonidos que al día siguiente eran la merienda. Comí rata y sabía a las carnitas de enfrente de la cantina de mi abuelo. Comí una gallina que parecía púgil. Lima es triste, las mujeres son horribles. Todo cobra sentido.
6. Viví una temporada breve al lado de un lago en Texas que me vio llorar mucho. Cuando lo extraño me acuerdo de una película a la que repentinamente le pones pausa. Eso es vivir en eua: suspender tu vida y prolongar ese instante detenido para siempre.