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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
jueves, 26 de febrero de 2009
La otra mitad de la diversión
(relato con retazos autobiográficos)
He sido pendejo para muchas cosas, pero hay una para la que he sido abismalmente pendejo.
Padezco una deformación mental que me impide darme cuenta de las intenciones de quien me esté echando el calzón.
Las poquísimas mujeres que me he cogido (excepto una) tuvieron que hacer a un lado toda sutileza para que yo percibiera sus propósitos. Hubo una que se encueró y se puso entre mí y una transformada de Laplace para que me enterara que buscaba que le diera algo más que tutoría en ecuaciones diferenciales.
El resto, es decir, a las que me pude haber cogido y no lo hice, no llegó a esos extremos y sólo se limitó a echarme miradas, caricias e indirectas. Debo haber dejado a más de una creyendo que soy idiota o asexual. O asexual e idiota.
Esas creencias no me aflijen ni me aflojan.
Pero de todos los intentos para que mi líbido se antepusiera a mis reflexiones de orate, los más notables, por lo malogrados, no me los dedico alguna chava, sino un patrón que tuve.
Su primer intento consistió en invitarme a cenar al final de una jornada fatigosa de trabajo. Yo llevaba varias horas enmarcando y embalando una exposición fotográfica que él pensaba lo iba a catapultar a la fama y a la fortuna. Esa vez confundí su anhelo de bajarme los calzones por recompensa de la chinga que me puse cortando vidrio.
– Eres muy especial – dijo mi patrón mientras ingería una cerveza.
Pensé que estaba alabando mi buen pulso.
Otra ocasión estaba yo en su casa de San Miguel de Allende configurando un router (mi patrón tenía la curiosa idea de que se haría millonario si se volvía el vigesimo noveno proveedor de internet del pueblo). Mientras me afanaba en poner orden a los quinientos cables que salían de ese vetusto router, mi patrón se paseaba en pelotas por toda la casa.
Pensé que era su día de lavandería.
El día que me enteré de sus propósitos fue cuando yo catalogaba su inmensa biblioteca.
"El ciclo reproductor del coyote mejicano durante los meses que no tienen R" leía yo un título. Mientras ponderaba si ponerlo en zoología o en humorismo mi patrón se plantó frente a mí. Tomó aire y anunció con grandilocuencia:
– Me gustas mucho y quiero que tengamos sexo.
Yo, por esa deformación mental de la que hablo al principio, ignoraba que provocara esas pasiones en mi patrón pero no me escandalicé. Al contrario, me hundí en profundas cavilaciones.
Mi patrón malinterpretó mi silencio.
– No tomas en serio lo que te digo – gimoteó.
– Nada de eso – repliqué. – Lo tomo muy en serio. Tanto que tengo que aclararte algo.
– ¿Queeé?
– No me gustas. Considero que te faltan nalgas, pechos y vagina y te sobran cien arrugas, tres décadas, un pito y un cromosoma Y.
Mi patrón se quedó helado. Supuse que nadie lo había desairado tan concisamente.
Parpadeó. Volvió a tomar aire. Abrió la boca. La cerró. Se dió media vuelta y se fue.
"Cuidado y crianza de plantas atrapamoscas" leí en el siguiente título.
No terminé de catalogar la biblioteca pues mi patrón me interrumpía con aburridísimos soliloquios: sobre el placer que sentía a la hora de que le metía el pito a sus parientes, sobre la incomprensión que lo embargaba de que alguien tan abierto no estuviera dispuesto a tener sexo con él, sobre Sócrates, Oscar Wilde y sus discípulos, etcétera.
– Confundes tener la mente abierta con tener un culo abierto – le contestaba.
Antes de mandarlo definitiva e irrevocablemente a la chingada, mi patrón se volvió muy devoto. Se dejó crecer la barba, empezó a usar sandalias y asistía a retiros budistas.
La última vez que me dirigió la palabra hizo gala de un catolicismo sinarquista que no le conocía:
– Me das mucha pena. Estás peor que un judío que va por la vida nomás con media biblia: tú vas por la vida negándote a tí mismo la otra mitad de la diversión.
Epílogo.
Hice bien en no explorar esa otra mitad de la diversión con mi patrón. Años más tarde me enteré que se volvió estrella de cine y que se extrañaron de su ausencia cuando lo esperaban para premiarlo.
Los encontraron, a él y a su acompañante en turno, con las cabezas abiertas a martillazos.
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A continuación nuestra lista de colaboradores:
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Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
13 comentarios:
Me hizo mucha gracia tu escrito, creo que lo haces bien y tienes buen ritmo. Te seguiré leyendo.
Lo que más risa me dio fue "No me gustas. Considero que te faltan nalgas, pechos y vagina y te sobran cien arrugas, tres décadas, un pito y un cromosoma Y"
"Confundes tener la mente abierta con tener un culo abierto"
jajajaja!
Excelente relato. Genial para empezar el dia :D
"Parpadeó. Volvió a tomar aire. Abrió la boca. La cerró. Se dió media vuelta y se fue."
Deberiamos hacer una recopliación de todos los Ibargüengoitismos que usamos, snif.
"No me gustas. Considero que te faltan nalgas, pechos y vagina y te sobran cien arrugas, tres décadas, un pito y un cromosoma Y"
Por lo menos no lloró. Buen relato.
despues de la declaracion seguiste trabajando con el tan a gusto?? bueno, creo que yo hubiera huido desde el "eres muy especial"
La primera parte de tu relato me ha pasado. Lo de los jotos no. Ni quiero.
Me gustó, el recolectivo está recuperando su toque.
Pues qué buen relato.
Lo de los martillazos no es cierto, ¿verdad?
Creo que de lo mejor que he leido!
Esta bastante bueno. Creo que no has perdido tu toque de ironía en una narrativa divertida.
Sigue asi estimado Huevo, Luis,o como te llames ahora.
Damn! Qué bonito cuento.
Hilarante.
Enhorabuena.
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