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Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
martes, 24 de marzo de 2009
Aenema 2.0
Estoy metido en una trinchera, la construcción más antigua de la guerra moderna. Creo que esa paradoja fue la que provocó que en el resquicio de un muro interior - donde mis compañeros y yo orinabamos - haya descubierto una ventana a mi recamara.
Por supuesto, no lo he compartido con nadie. Más que egoismo, me apena que mis compañeros de batallón vean mi cuarto, las colchas infantiles, los posters de bandas de rock que, a estas alturas, me parecen ridículas y cursis. Yo ya no creo en nada de lo que hay en mi recamara; unicamente creo en lo siguiente:
El fin del mundo jamás acontecerá. Nunca va llegar un día final, un apocalipsis concreto, y eso me aterroriza, me desazona tremendamente. Como si ahorita llegara Abraham y me dijera al oido: no vas a morirte en esta guerra, cabrón, pero vas a morir virgen.
Hace un par de meses entramos a lo que quedaba de Bellas Artes, y escondidos en la sala Siqueiros nos hallamos a un escuadrón de Gafes que mataron a cuatro de nosotros. Solo un buen bazucazo los detuvo, aunque luego pensé que se les había acabado la munición y se quedaron quietecitos, sudados, contando los minutos por que no podían gritar: ya vuelen ésto, con una chingada.
En los días posteriores yo también pensé en el final, y supe enseguida cuan único es para cada persona. Ellos no querían ser tomados prisioneros, ni tolerar la vejación indeterminada de una prisión militar, para luego vivir en un país ocupado.
Intenté buscar otras alternativas al asunto de los Gafes de Bellas Artes; me hubiera gustado que sobrevivieran. No sé para que. Uno nunca sabe para que vivimos o, peor aun, sobrevivimos. Pero a cualquiera le encanta el concepto: vivir y sobrevivir. Medité ésto mientras contemplaba mi recámara por el orificio de la trinchera. Hubiera querido que fuese un caleidoscopio para ver todos los muebles girar y mezclarse.
Mi madre y mi mujer me escriben y me preguntan si creo que toda esta guerra es el fin del mundo. Yo les digo que no, e intento explicarles mi teoría, del eterno retorno rebajado con agua. Como trago barato en una cantina infinita.
Esto va suceder, mujeres, y les explico: Vamos a ganar esta guerra. Yo voy a volver con ustedes, me pondré a trabajar, y aquí seguirá el conflicto, y la ocupación de éste y otros paises será un tema indefinido. Toda la propagación de muerte será instituida en cementerios, donde los que quedan podrán ir a visitar a sus difuntos después de nueve horas de trabajo.
Yo volveré a los puntos suspensivos que llamamos existencia. A ese simbolismo amargo, a la letanía de saberme bien y postergado, sentado en el porche o en la sala de mi casa para recordar que fui participe de otra oportunidad pérdida para terminar con todo.
Los hombres de negocios volverán a enriquecerse, y yo tendré que trabajar para alguno de ellos, y mientras conduzco desde mi casa al trabajo, o al supermercado, o al cine, o a mis vacaciones de siete días al año, me preguntaré como carajos hemos logrado sostener esta farsa, éste experimento de miedosos, que aterrorizados se protegieron en una coyuntura insípida llamado estado.
Hasta que acontezca otra guerra, una que nuevamente nos prometa el fin del mundo y los últimos días. Pero tampoco sucederán. Y los sobrevivientes de esa guerra futura regresarán a sus casas, a trabajar para procrear a las siguientes generaciones. A los siguientes expectadores de una película cuya final es inminente pero jamás definitivo.
Entonces concluyo que esos días aciagos de posguerra, esa tranquilidad multitudinaria y colectiva, los años de florecimiento, de crecimiento económico, de comodidad y de consumo conspicuo, son en verdad las únicas señales de un apocalipsis que jamás termina por llegar.
La incompetencia del hombre es paradójica: Fracasará hasta en la única cosa que sabe hacer bien: destruirse. Y si lo logra, será cuando no quede un solo hombre en todo el universo.
Y es una verdadera tristeza, por que no habrá nadie para disfrutar de semejante acontecimiento.
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manuel,
Señales del apocalipsis
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Nuestros bloggers no los selecciona el azar, ni un dedo en el cielo, ni un niño de la lotería nacional; nosotros los seleccionamos de acuerdo a su peculiaridad y estilo de escribir. Recolectivo no es un blog abierto a cualquiera pero tendremos invitados.
A continuación nuestra lista de colaboradores:
Srta. Pelo Irritante adolescente con complejo de Peter Pan. De calvita sexy y gracioso caminar. Aspirante a mimo. Ha usado el mismo par de zapatos en los últimos 7 años y sólo se baña los domingos .Dicen que es rara: lo es.
Freddymatico Zimmerman. Blogger de orejas perfectas y patillas de taquero. Sarcástico engreído de comentarios corrosivos. Egocentrico jactancioso con pretenciones de macho-alfa, de piel sensible y todo poderoso. En constante contacto con su lado femenino.
Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
15 comentarios:
El Último fallo: ni siquiera poder exterminarnos decentemente.
Por eso, lo mejor es -Watchmen alike- un alien que en lugar de unificarnos, finiquite el trámite.
Melancólico? Nostálgico? ... no, solo de luto por la humanidad... asi me suena.
Con esta frase lo dices todo: "La incompetencia del hombre es paradójica: Fracasará hasta en la única cosa que sabe hacer bien: destruirse."
Bien. Pero, lo siento medio flojón.
Poss... sí, pero a mí me gustó :)
Interesante, imaginativo.
En general bien, pero coincido con los que dicen que estuvo medio flojón.
Al principio me recordó a Terminator 2, pero pues después le dio el giro.
Interesante relato con tintes de ironía, muy bien trazado el desenlace, que es predecible, pero por efecto mismo del texto.
Pero el final demerita mucho el trabajo. Me parece un pleonasmo o algo similar.
Si todo acaba con es frase gloriosa "La incompetencia del hombre es paradójica: Fracasará hasta en la única cosa que sabe hacer bien: destruirse".
Estaba bien, lo que sigue me parece sobrando, demasiado melancólico y una incongruencia del personaje!!!
Me recuerdas a mí cuando tenía 25 años.
Buaaaa, Manuel actualizo su post para que apareciera encima del mio!!!
Me hubiera gustado que le dieras más juego a los madrazos,a tus colchas infantiles, una carátula de Mad Max, un títere hecho con algún calcetín de lana, como escena de Fallout, igual este tema sobadísimo se prestaba al clissé. El final un poco confuso pero la paradoja es funcional. Y sí, lastimosamente después de tanto desmadre esto vuelve al punto de partida hasta que algún recurso pierda la capacidad de ser renovable.
P.D. Te regalo un botón rojo para destruir el mundo, con solo pincharlo caput ¿lo quieres?
Es justo lo que necesito, Borreguilla de mis corazones (como insecto, tengo varios): Un botón rojo que presionar... y lo presionaría dos veces, solo para estar seguro.
Oye, Chilanga de los Angeles, ni cuenta me había dado. Sorry, eh... si quieres, lo pongo abajo del tuyo (sin albur).
A todos los demás comentaristas: muy agradecido, muy agradecido, muuuuuy agradecido.
Me hubieran gustado más detalles.
Tu vigorexia te quita cullturosez, jaja
Jajaja.
Mamón.
A la mitad del texto lo iba a dejar de leer, pero llegué al final y deja decirte que me parece fantastico , jejej es neta.
Mierda de héroe mutilado,
mierda de héroe radiactivo,
Mierda de héroe muerto.
Moriréis como imbéciles,
Yo no pienso ir.
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