lunes, 24 de agosto de 2009

Vagabundo


Seguramente el sol ya tiene un par de horas de haberse asomado tras ese monte y yo apenas voy abriendo los ojos. Tras estar acurrucado toda la noche en una banca del parque, estirar todos y cada uno mis músculos (tronando los huesos) es uno de los placeres que el vagabundear me da. Nada por hacer, ¿porque no tomarse su tiempo?

Úrgeme vaciar mi vejiga y lo hago en mis arbustos preferidos, los que rodean a un monigote grafiteado. El viento trae consigo un fuerte olor a podrido. Basura. De las ventajas de vivir en las periferias de la ciudad es que la gente olvida que acá también existe quien respire y tiran (u olvidan) recoger los desperdicios diarios.

Mi nariz busca y separa. Plástico no, calabazas tal vez. Ya nada de guisado de puerco cuyo olor aun conserva el ambiente. Desafortunadamente, algún bastardo llegó antes que yo. Seguramente fue alguno de esos que viven en esa casucha sin ventanas. Pobres idiotas que creen que por tener un techo son mejores que yo.

Alguna vez yo tuve un techo y una cama. Tenía comida caliente y diaria. Hasta que un día llegó él… Mis tripas suenan ahuyentando esos absurdos pensamientos. Ahora soy libre, ¡amo y señor de mis dominios! Los pocos que se atreven a desafiarme huyen ante mi rudeza. Soy respetado y temido. Huelo su miedo. Hace mucho tiempo que deje de ser una de esas piltrafas que tienen un horario y una rutina. Que comen siempre lo mismo. Comida…

Recorro mis puestos de garnachas preferidos. El olor a grasa me hace salivar. A veces, algunos se apiadan de mí y me comparten sus sobras. Aunque la mayoría me alejan con un ademán de asco y desprecio. Ya me he acostumbrado, supongo que mi pelo enmarañado y sucio no es la mejor presentación que he tenido.

No hay mucha suerte y tengo que esperar. Siempre dejan desperdicios en una esquina y con este calor, el hedor surge rápidamente. Aquí apesta a excremento, a sudor y a sangre. Hace que a algunos les irriten los ojos y comiencen a estornudar. Por eso, casi nadie me molesta cuando me quedo aquí.

Dormito en la sombra, esperando con eso engañar a mi panza. Con los ojos cerrados distingo aún más a la gente que pasa. El sudor amargo de los niños saliendo de la escuela, el semen recién vaciado en una chica en tacones, el gordo cebolloso, la vieja en sus miados. Duermo…

Despierto en un lugar muy lejano. Huele a sangre, a dolor y a desesperación. Los aullidos son insoportables. ¿Cómo llegué a esta cárcel? ¡Qué alguien me regrese a mi hogar! Aun no he comido, tengo que volver antes de que la basura se pudra. ¡Por favor señor, tengo que salir!

Ni si quiera me van a guardar un día. Por supuesto, mi facha de vagabundo no indica que tenga familia o alguien que venga por mí. Pero yo tuve placa y cartilla de vacunación. Juguetes y una cama acolchonada que tenía mi olor. Hasta que un día llegó el bebé apestando a leche y cacas.

Y una noche en la periferia, este perro peludo fue a dar.

14 comentarios:

La Rosy dijo...

Si, me cagan los que tienen hijos y tiran a sus perros.

PUTOS.

Nebulosa dijo...

Y lo peor es que algo tan terrible es tan común! Cuanto daño ha hecho la estúpida creencia de una superioridad intrínseca sobre los animales.

Dama Caguamas dijo...

Yo agregaría a lo de putos, pendejos. Como si fueran suplentes en lo que llegan sus hijos o se aburren de ellos.

Ejem.. ahora, este cuento me gustó.

¡Lánzalo a Lucas! dijo...

"...se tiene la creencia de que los animales no piensan porque no hablan, ¡pero los animales simplemente no hablan!"

-L. Wittgensten.

:O

Alther Ego dijo...

Soberbio Rox!! siempre tus post son lo mejor de la semana...

aunque te hayas anticipado a la primera imagen mental que me dio el titulo de esta semana... (defectos de ser "invitado")

Sabina dijo...

Rox: Cada lunes espero religiosamente que postees y desde el silencioso de google reader degusto tus escritos.
Hoy salí del closet de leerte, debido a que el post es bueno y porque estoy en la tercera noche de desvelos de la castrada del 3º de mis 5 hijos peludos.
Nadie de los cercanos a mi lo entienden, y no espero que lo hagan, tan sólo me encabrona las pelotas que no tengo que traten a los perros como criaturas inferiores, no lo son, la reproducción innecesaria de los perros y gatos (porque tmbién tengo un gatote hermosote y capadote)debería estar penada, pero eso sería pedir demasiado, ya que incluso hay gente que no debería reproducirse TANTO y otra que ni siquiera debería hacerlo.
Mis hijos, son más agradables que muchos de los humanos que desgraciadamente tengo que tratar.

Y si, a mi tb me cagan los que tienen hijos y tiran a sus perros.

La Rosy dijo...

Yo no discuto ni de política o de religión, pero cuando se trata de perros si brinco.

Y es que la gente ESPERA que sean humanos, que entiendan lo que es un buen comportamiento a la primera. cuando no lo hacen y los tiran, por "malos"

Los perros necesitan atención, educación y liderazgo. Son idiotas los que esperan que los respeten sólo porque son "humanos"

En fin, gracias a todos por comentar. cuiden a sus caniches

besos

Anónimo dijo...

Pues a mí me cagan aún más los pseudo-humanitarios que llevan a sus mascotas a capar. La sobrepoblación de perros y gatos es una estupidez comparada con la sobrepoblación y sobre-reproducción del ser humano. Como que a nosotros nos deberían capar de vez en cuando... ahhh pero no, mejor nos chingamos al perro, más lugar pa'l puto humano.

Yo hubiera tirado a la basura al bebé. Al fin de cuenta salen más caros.

La Rosy dijo...

A pesar de yo llamar "hijos" a mis perros, entiendo que son animales y que el control de su reproducción no es ni remotamente similar a la humana.

Aunque mucho homosapiens no debería reproducirse, no puedo estar a favor de un castrado. Aunque el tema se antoja mucho para un cuento... Quizá de alguien que oculta su rostro mmm ¬¬

Sabina dijo...

El anónimo escribió lo mismo que yo pero diferente.
Supongo que odia a los pseudohumanitarios porque él es igual.
Tss, Rox: ¿Los gazpachos están castrados?

marszoid dijo...

Cooncuerdo con el rechazo colectivo de tirar mascotas sólamente porque sus pseudo dueños son mentalmente incapaces de pensar en conseguirle un buen hogar o ya de plano organizarse para tener tanto al perro como al niño.

FUCK THEM.

Daniel dijo...

Caray, este texto pone el dedo en la llaga en un tema muy actual y relevante en nuestra casa. Nuestra querida Canica anda aprehensiva, sentimental, posesiva y celosa. Sin duda intuye o huele que en tres meses llegará alguien que le va a robar una buena dosis de nuestra atención. Durante 16 años Morris vivió en nuestra casa mejor que muchos perros mexicanos y todas las noches de su vida las durmió en una cama humana. Canica sigue sus pasos, pero la llegada del nuevo habitante amenaza con hacerla descender a la segunda división de la típica mascota mexicana y eso no puede permitirlo. Excelente texto. Llegador. Saludos DSB

Chilangelina dijo...

Lo que más me caló fue eso de "tirar" a sus perros.
¿Cómo puede alguien hacer eso, "tirarlos"? es algo que no entiendo. No puedo creer que las personas que le abren la puerta a su perro "para que se pierda", puedan dormir sin pensar dónde estará o qué estará haciendo. Ya no digamos por empatía; nomás por curiosidad.

En otras noticias: yo quiero conocer a los Gazpachos.

Saluditos, Rox.

La Rosy dijo...

Chila: yo vivo a las afueras de la ciudad y no sabes la cantidad de perros que hay que se notan de casa :( Pinche gente

Daniel: Yo lei con tristeza cuando contaste la agonía de su morris. Se que aunque venga el conejito, la canica tendrá su lugar. Es importante que ella lo sepa y que respete al nuevo miembro de la manada, quien porsupuesto tendrá un nivel mas alto.
Si no esta muy educada, habrá que empezar YA. Que no se suba a camas o lugares donde estará Iker, por ejemplo. Con cariño y perseverancia se puede.

Saludos!

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