viernes, 12 de febrero de 2010

Aeropuertos y vuelos que no aterrizan



Durante mi breve paso por la Escuela Nacional de Artes Plásticas, tuve la oportunidad de conocer "El Aeropuerto". Se trata de un terreno baldío, ubicado detrás de los talleres de escultura al que los estudiantes de artes visuales acudían para "elevarse" consumiendo hongos, marihuana, peyote y restos de algún solvente.

Como toda escuela, la ENAP tenía sus leyendas urbanas. Muchas de ellas incluían rumores en torno a los excesos psicotrópicos de estudiantes que habían perdido el control de la nave mientras despegaban del aeropuerto. Algunos tuvieron la suerte de aterrizar de emergencia en algún hospital, pero otros colapsaron en sus propios abismos interiores, como el estudiante totalmente drogado que se arrojó desde la pirámide de Tepoztlán durante una práctica profesional.

La anécdota me da pie a contar muy brevemente la historia del escritor mexicano Emiliano González, un autor de culto para los escasos lectores que conocen su obra. El hijo de la fallecida escritora Julieta Campos forjó una prometedora carrera innovando en el campo de la ficción con su original estilo narrativo y su universo personal, matizado por escenarios como la ciudad del otoño perpetuo, en donde eternamente son las cinco de la tarde.

Su primer libro de cuentos, “Los sueños de la bella durmiente” le valió obtener a sus escasos 23 años el premio Xavier Villaurrutia de 1978. Desgraciadamente, lo que se vislumbraba como una carrera promisoria, terminó derivando en una vida llena de claroscuros personales gracias a sus recurrentes viajes a bordo de la dietilamida tártriga, el derivado sintetizador del Ácido Lisérgico.

Aunque González se mantiene en activo, jamás retomó el nivel que le valió ser reconocido como uno de los autores latinoamericanos más innovadores. Quienes lo conocen personalmente, lo describen como un hombre misterioso, ausente y capaz de cambiar radicalmente de tema mientras habla.

Hay quienes como Albert Hoffman, tienen la suerte de volver del viaje lisérgico para describir un mundo en espiral lleno de formas y colores nuevos. Otros, como Syd Barrett, emprenden un viaje sin retorno a los hoyos negros del subconsciente personal.

Emiliano González habita un lugar a mitad de esos dos estaciones. Como si fuera un globo aeroestático que sube y baja, unido a tierra con un fino vínculo mental que en cualquier momento puede romperse y llevarlo a un plano similar a los mágicos escenarios que describe en sus historias.

No es necesario consumir narcóticos para emprender un viaje fantástico. Basta involucrarse en lo que sueña la bella durmiente para recorrer caminos que se extienden por los márgenes de la imaginación. Que tengan buen viaje.

10 comentarios:

Unknown dijo...

Neeee lo chido es viajar sin estimulos ficticios... lo demas son fredgaderas.... la literatura es desprenderse sin LSD... lo demas vale madresssss....

YoSabina dijo...

Existen las drogas naturales:

No dormir
No amar
Leer sobremanera
Vivir con tus ideales
Ser un soñador

Todas estas cosas te hacen diferente a la masa. Pero no un loco.

“Encontrarse en minoría, incluso en minoría de uno solo, no significaba estar loco. Había la verdad y lo que no era verdad, y si uno se aferraba a la verdad incluso contra el mundo entero, no estaba uno loco.” (George Orwell)

Buscando la verdad.

YoSabina

Guffo Caballero dijo...

Esa frase de Orwell que puso Sabina es un pinche mantra.

También me recordó al cuento este de Dostoyevski, Un Hombre Ridículo.

Cuánta cultura hay en Recolectivo, chingao... Propongo afilirnos a la SEP y educar a los chamacos de México.

Anónimo dijo...

Eso suena muy lindo, Sabina.
Lamentablemente no existe la "verdad"; al menos no como el ideal científico positivista, la verdad es un acuerdo. La verdad es cosa de mayorías, la locura surge de la anormalidad, de la diferencia, el que no forma parte de ese acuerdo, luego entonces, sí que padece de cierta locura(No necesariamente la locura que trabajan las disciplinas terapeúticas).

Anónimo dijo...

Propongo que la sep los eduque a ustedes.

Guffo Caballero dijo...

Por eso estamos como estamos: porque la SEP nos educó, snif.

YoSabina dijo...

Quisiera que me leyeran... quizá les guste mi forma de pensar.

YoSabina

Unknown dijo...

... quizá el texto sirva para romper el mito de la literatura esta plagada de seres desviados y drogos... ya basta de asociar las letras y la cultura con las ondas raras; también hay escritores y artistas fresas... digo...

La Nus dijo...

INDEPENDIENTEMENTE SI HAY ARTISTAS FRESAS O DROGOS LO QUE HAY EN COMUN ES LA INSPIRACIONA Y LAS GANAS DE ESCRIBIR Y EXPRESAR LIBREMENTE...

Anónimo dijo...

YoSabina dijo...
Existen las drogas naturales:

No dormir
No amar
Leer sobremanera
Vivir con tus ideales
Ser un soñador

Todas estas cosas te hacen diferente a la masa. Pero no un loco.


Esa mamada que es? pinche vieja pretenciosa.

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