sábado, 22 de noviembre de 2008

La ruina



Cuando era chiquito me llamaban a la sala en las pedas y me pedían los adultos enormes que sumara cifras grandotas o me pedían que leyera el periódico al revés.

Las señoras me jalaban los cachetes y me decían que era un genio, que qué padre que me adelantaron de segundo a tercero de primaria por inteligente, qué suave que a los nueve meses ya hablaba y ordenaba mis carritos por tamaño. Usaba botitas miniatura y entendía pláticas de grandes.

Yo en mi adolescencia odié a mi padre y le dije que jamás iba a tomar ni fumar. Juré hacer las cosas bien, nunca pegarle a mis hijos y ser psicólogo.

En ese entonces no conocía a la ruina, y mis preocupaciones empezaban como a las siete de la tarde, en la secundaria, cuando se acababa Dragonball Z y ponían la rolita y salía Goku caminando en un atardecer, se me revolvía el estómago porque se hacía también tarde en la vida real y no había terminado la tarea.

A pesar de mi capacidad, fui un alumno mediocre.

Fue hasta después que conocí a la ruina, cuando se apartó la sensación de protección del mundo de los adultos y me encontré en él yo mismo. Las consecuencias de mis acciones se hicieron proporcionales directamente, y ya no hubieron cintarazos sino consecuencias reales.


Yo a veces me considero alcohólico, a veces no. Entiendo que se me facilita perderme y autodestruirme, y encuentro una satisfacción en la ruina que es difícil de explicar. Entiendo que mi ruina se pudo haber manifestado de cualquier forma bajo cualquier sustancia, esa furia que me consume en las madrugadas alcoholizadas que me llevan a hacer aquellas cosas- esas cosas que entiendo en el momento pero que no tienen explicación al día siguiente, cosas que entiendo porque la ruina está a mi lado.

La ruina está conmigo cuando peleo, en la forma tan absoluta y perfecta que brillo en el conflicto. Conflictos de odio y amor, peleas en la calle, arrastrándome en la banqueta cubierto en mi propia sangre o golpeando alguna puerta para que me abran.

La ruina me protege y me encuentra en los mejores y peores momentos, se manifiesta en el fondo de una botella vacía, en los mingitorios, en los espejos cubiertos de humo.

Me sonrie y me apoya a lanzarme en paracaídas en situaciones sociales adversas- me dice que le hable a esta persona, me susurra al oído que le pregunte a esa mujer si alguna vez se la han mamado.


La ruina llegó para llenar mis vacíos creados en mi infancia o adolescencia- la verdad no sé- pero sé que ha estado ahí mucho tiempo.

La ruina juguetea conmigo cuando manejo en un freeway lleno de luces borrosas a altas velocidades y a peores horas de la noche- me pregunta la ruina: qué si movieras un poquito el volante a la derecha?


Preocupado en un balcón me encuentra la ruina, me pega un par de palmadas en la espalda al verme preocupado y me dice la ruina: a quién le van a importar tus preocupaciones en mil años?

Me rio y no le refuto nada, sé que tiene razón.

La ruina es mi amiga y compañera, pero no está conmigo en todo momento como una buena amiga debe serlo.

La ruina me deja en las mañanas con el sol. No me avisa ni se despide nunca.


La ruina mi traviesa amiga no está conmigo cuando limpio una fiesta desordenada, o cuando busco un condón usado tirado y encuentro uno lindamente cerrado en el buró.

Cuando la ruina no está paso malos ratos. Sus despedidas me dejan vomitando en las mañanas con ceniza en la garganta, o me dejan tirado en una cama con mi cabeza a punto de implotar.

Me deja a veces, la ruina, limpiando costras de sangre de mi nariz o cara. Casi siempre me disculpo por ella.

Me deja con menos amigos y menos mujeres. La ruina me deja con la cartera vacía- no paga la cuenta nunca, mi amiga.



Pero mi amiga la ruina tiene amigos por todo el mundo. Entiendo que no puede estar conmigo siempre. He aprendido a compartir y a esperarla. No me importa ya justificarla en su ausencia.

Me lavo los dientes y me uno a la fila de títeres aburridos viendo el reloj, esperando el camión o que caiga algún meteorito.


***


Yo desafiante en mi infancia, con mis ojos brillando, le juré a mi padre: nunca voy a fumar ni tomar.


A mi amiga, la ruina, una vez le recordé esa anécdota y me confesó que se rió, viéndome desde la ventana.

29 comentarios:

Anónimo dijo...

!A la verga contigo, Salaverga!

Anónimo dijo...

Esto es un post rifado, no chingaderas... al leerlo me siento identificado, recuerdo haber pasado por todos los momentos que describes... y eso que tengo 23 años y apenas el mes que viene me voy a otro estado a vivir solo, es decir, la ruina me esta esperando con ansias... y la puedo ver... insisto, ya abre de nuevo tu blog wey.

Carlos (Caco) Mena dijo...

tssss buenisimo post, creo que ha sido el mejor de la semana.

Sascha! dijo...

Chale, la ruina es una vieja que te saca todo y no te da ni una cojida... que mal...

Anónimo dijo...

sales muy bien en esa foto salaverga... como cuantos años tenias? Te limpiabas solito o te ayudo yo? digo... te... o-o-ooarrr!

Noemí dijo...

La ruina me acaba de hacer darle una mamáda a una vieja a cambio de una cheve, besar a una rúca con una verruga en el cuello y cantar una rola de Ricardo árjona en un karaeoke, la ruina quiere que yo vaya a vomitar los jochos de 10 pesos que me chingué a las 12 mientras escuchaba a mis amigas coger en un baño, la ruina rules.

Anónimo dijo...

sotro pinche pedo vato...

weak dead: fight! dijo...

yo digo que deberias darte un tiro a la verga...

bueno no, pero si replantear tus objetivos en la vida (si es que existen), debe haber algo mas que solo sobrevivir una realidad nihilista

Guffo dijo...

Chingonsísimo...
De mis favoritos por mucho.
Saludos.

Anónimo dijo...

aqui hay mas de un emo en potencia...

admin dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

futa que bueno,

Unknown dijo...

Que chingon que identificas a la perra Ruina cada vez que te visita, te chinga y te deja tirado.

Tu obsesión infantil era no fallarle al juramento de no tomar ni fumar?

O tu obsesión infantil será el haber tirado tu vida a la chingada y hasta la fecha no poder hacer nada?

Dr. Freud

Anónimo dijo...

¿El tema es "obsesiones infantiles" o "la razón por la cual mi vida no vale ni mierda"?

Falso Profeta x dijo...

Pinches papas siempre le toman fotos a uno cagando, nada grato en el futuro.

Anónimo dijo...

Por qué le escribes al vulgo si ni siquiera sabe leer?

Anónimo dijo...

Quede muy impresionado, no tengo ya palabras.

Anónimo dijo...

Pinche salaverga

Eres grande

Azu dijo...

Esta muy bueno felicidades

La Rosy dijo...

que chido te quedo este post.
Una visión muy única del tema.

Delaredos dijo...

Buen post.

ZERO dijo...

Bravo por la necesidad compulsiva de joderse la vida.

Anónimo dijo...

Creo que ya sabes lo que opino.
Por cierto, te extrañé el fin de semana anterior a este.

+

Anónimo dijo...

Sala, excelso este post. Y lo peor es que me identifico con él. La ruina lucha constantemente por traer anarquia y desorden a tu vida.
Excelente, este post deberia estar en tu blog y no en este mugrero de recolectivo.

Voto por que vuelva tu blog.

Saludos

el agile es para mx dijo...

no mames!
está buenisssimo el post... me da la delicada impresión que así es la puta realidad.
Bravo!

Anónimo dijo...

jajaja te gusta la verga ajajajaja

Anónimo dijo...

uta maa!, caotico y bastante real!

una lecturita en una imagen a altas horas de la noche con la botella vacía.

salud!

Anónimo dijo...

Eras un bombon de chiquito! Que buen post. Y mira que casi no me gusta leer los tuyos pero este me encanto.

envoltorio dijo...

brillante

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