lunes, 9 de febrero de 2009

Dulce coctel



Sus constantes infidelidades me llevaron a ese punto. Ya habían sido 3 años de terapias, llantos, recriminaciones, amenazas y perdones. Cada intento por confiar en él terminaba ante un mensaje de texto a media noche, una mirada lujuriosa para otra o una atención de más. Era mi último recurso, compréndame.

Las primeras noticias que tuve de la vasopresina acontecieron en el comedor del laboratorio. Y yo, a pesar de ser bióloga y buscar químicos agrícolas, comencé a investigar sobre hormonas animales, su secreción y absorción. Ya había tímidos avances en la investigación de esta hormona y sus usos en humanos, pero por razones “eticas” los investigadores no sabían más. Unos infieles todos, si se me permite asegurar. Sus razones “éticas” son, mejor dicho, egoístas.

Esa noche, sabía de dónde él iba a estar y con quien. No, no es necesario ponerles un detective privado. Los hombres son todos unos idiotas y creen que pueden ocultarnos sus aventuritas. Este idiota en específico se cree el dueño del mundo después de coger. Nadie lo baja de su nube y su altanería. También están las palabras nuevas que comienzan a usar. Y como olvidar los innumerables “si ya te había contado”.

Como siempre, esa noche llegó apestando a vagina, el muy descarado. ¿Demasiado fresa para bañarte en esos hoteles de paso donde llevas a tus putitas?. Pero había tomado mis precauciones: El agua estaba helada y no tenía más que bañarse a esas horas indecentes de llegar. Por supuesto, se resfrió.

Y junto con la penicilina le suministré un virus, que lo hizo mas receptivo a esta maravillosa hormona. Por supuesto, proporcionársela no iba a ser tan sencillo, por lo que comencé con la secreción natural: largas y constantes sesiones de sexo fueron la solución. Para asegurar mis ausencias, ponía camisetas con mi olor en su ropa y coche.

Los rápidos resultados me animaron. Llamadas constantes y atenciones que nunca antes había tenido para mí me sorprendieron. Me decía lo feliz que era a mi lado y teníamos sexo de manera mas tierna, pero a la vez, intensa. También comenzaron sus celos. Nunca antes había sido celoso -o de menos demostrado- por lo que me sentía muy halagada.

Él pensaba que en cualquier momento lo podía abandonar -atormentado por su pasado infiel- y decidió entrar al gimnasio. Mi gran oportunidad llegó cuando comenzó a inyectarse hormonas. Por supuesto, mi dotación de vasopresina iba en tan infatuoso cocktel.

Esa noche lo hicimos durante 5 horas, acompañados de palabras de lujuria y amor. De declaraciones y juramentos eternos. A la mañana siguiente, insistió en llevarme a mi trabajo. Me llevó el almuerzo y me recogió al salir. Y esa se convirtió en su rutina. Yo estaba tan feliz que no me dí cuenta que duplicó las calorías de mi dieta, polarizó los vidrios de mi coche y decoloró mis minifaldas y escotes. Ahora sé que también infectó mis cosméticos, lo que me hizo andar con la cara lavada por más de un mes.

Por supuesto, era extremadamente fiel. Pero la factura estaba apunto de llegar.

El modernísimo celular que me regaló traía configurado el Google Latitude, así que ante cualquier desvío de mi ruta, recibía una llamada amenazadora. Y por supuesto, le hacía un reenvío automático del log de mis llamadas y mensajes. Así como emails, ligas de navegación, búsquedas y cualquier traza de mi historial en internet. Yo no sabía nada de eso, la informática y los hackers son muy lejanos para mí.

En ese momento investigaba con un colega la reproducción de algunas bacterias en el maíz. Sin embargo, él dedujo que la reproducción era con mi colega y sin siquiera pedirme una explicación, lo mató.

Sé que lo que hice está fuera de todo marco legal que muy probablemente se me acuse también de asesinato... Sin embargo Señora Juez, ¿No habría tomado usted la oportunidad?

18 comentarios:

La Rosy dijo...

No, no me fumé nada. Ya hay experimentos con ratas.

Aquí la inspiración: Hormona de la fidelidad

Iris dijo...

regresaste, me alegro...... buenisimo tu relato.... ayudas a pedro torres con mujeres asesinas?

c-berto dijo...

jeje, yo pensé que te inspiraste en el documental que se transimitió ayer en el "discoberi"... muy bueno!

Martxele dijo...

Malesimo. Es un poco dispersa la investigadora, hormonas , quimicos agricolas y maíz, de todo sabe. Y el mensito infiel también es muy maquiavelico ¿no?

«danito» dijo...

Ahora resulta que el enamoramiento se puede inducir. Bah! Asi que chiste. snif!

Chido relato Rox!

Sorel dijo...

Hasta donde son capaces de llegar los celos, a mí me dan miedo.
Me gustó el relato felicidades!!!

Anónimo dijo...

pulgar arriba

Guffo dijo...

Muy chido, Roux

Buen inicio de semana.

Nebulosa dijo...

buen relato, buen ritmo. La conclusión de que todos seríamos capaces de hacerlo es interesante y le da un cariz diferente al debate moral sobre la supresión del albedrío.

Kuruni dijo...

¿Vasopresina? ¿netaaaaa? jajaja, voy a tener que chutarme el artículo.

Bueno el texto, aunque no le capte la relación con el virus... quedó chido. (y como que me recuerda cosas jajaja).

- [ ec ] - dijo...

que suave chido post!! un saludo

La Rosy dijo...

Anónimo5: No he visto esa serie, pero gracias!

Itzpapalotl: Me cachastes jajaja

Martxele: Uhmm no te compro la dispersión. Hay gente que sin ser NADA saca investigaciones cabronas. Einstein era bibliotecario cuando formuló su teoría de la relatividad. Hace poco salió una noticia de un Don que anda metido en la genética para curar a su hijo. Igual no hay pex que no te guste, simplemente si creo en la voluntad de la gente para aprender y sacar algo.

Danito: ese tema lo tocare en mi blog muajaja

Sorel: No me han tocado casos tan extremos, le exageré... pero seguro se da.

Rekiem, Guffito: tnx!

RAH: precisamente lo del libre albedrío es un temazo.

Kuruni: HOLA! Sip, en el artículo viene lo del virus

Dandy: Gracias, un saludo tambien

Falso Profeta x dijo...

Tóooooooomala! Qué golazo de texto. Había leído sobre la vasopresina antes, pero tú supiste adaptarla perfectamente a un escrito bastante creíble y realista. Muy chido.

Kuruni dijo...

¿En serio? Tons está todavía más interesante el asunto. No seas malita y pásalo.

Sobre la dispersión, es que no es común que alguien se dedique a tantas madres, pero si pasa. (yo si he visto montón de ejemplos de la vida real).

Goma Rosa dijo...

tu post me llevo a comentar acerca de los ratones en mi blog y acto seguido hubo una avalancha de comentarios mal pedo..

Unknown dijo...

Muy bueno. Me recordó una película de Polanski donde los celos y la relación enferma son lo que rulea: Bitter Moon.

Felicidades.

Anónimo dijo...

Ud. escribe con las patas y narra con la vagina. ¿Sí me sabes? Qué mal.

CNX Oaxaca dijo...

buen relato rox

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