.
Estos son los ejercicios en Recolectivo
Ejercicio 38: Refranero Popular
Ejercicio 33: Inocentes esperanzas
Ejercicio 31: Sueños de pueblo
Ejercicio 30: Héroes sin calle
Ejercicio 26: Egolatria Desinteresada
Ejercicio 25: Señales del Apocalipsis
Ejercicio 23: Miedo a los niños
Ejercicio 18: Otra forma de morir
Ejercicio 17: 27 de enero, 2059
Ejercicio 13: Recuento de daños
Ejercicio 12: Un toque de mota
Ejercicio 9: Rebelde sin causa
Ejercicio 7: Obsesiones infantiles
Ejercicio 6: Si tuviera una maquina del tiempo...
Ejercicio 4: Asústame panteón.
martes, 10 de marzo de 2009
Fotos Tamaño Infantil
Me fuí en el recorte de diciembre. El diario local donde trabajaba debía elegir entre el personal con mayores prestaciones o continuar con las prerrogativas gerenciales, que incluyen colegios privados para los hijos y 300 mil pesos mensuales para el director general. La crisis de los medios escritos es solo para los empleados; los dueños siempre tendrán magnates a quienes malvenderle sus principios éticos: pero me estoy desviando del tema.
Acabé trabajando en un estudio fotográfico, de los pocos que han sobrevivido a la digitalización, y el único que realmente se mantiene próspero. El dueño es padre de una fotógrafa artística muy pretenciosa y de una músico, talento local y orgullo de la familia. Ahora soy el más mediocre de mis hermanos: tomo y edito imágenes, mejoro la resolución y preparo videos, lo mismo que en el periódico, pero sin el glamour propio del gremio. No importa, ya no tengo pretenciones.
Ahora me sucede algo insoportable: no logro descontextualizar las fotos que edito. Antaño contemplaba muerte, sangrita y desmadre. Policías, detenidos y atropellados; lo más amable eran fotografías políticas de algún diputado regordete captado en plena declaración mientras sacude la papada y crispa los ojos enérgico. Yo no tenía nada que ver con sociales o espectáculo, y ahora en mi trabajo actual me siento humillado, y cada vez que contemplo las jetas de los clientes, en sus quinceaños, sus bodas, graduaciones o aquelarres ridículos, con sus arreglos, su exceso de maquillaje y sus sonrisas forzadas, me entretengo imaginando quienes son, que hacen, que harán.
Esa costumbre resalta la humillación de ser un pinche retratista, o el zoquete malvestido que corre por todo el salón social o patio, cámara en mano, arengando a la gente para que pose, para que sonría. A ver, sonrían, a la una, a las dos, listo. Luego llegar y en la computadora entretenerme viendo las caras de los recién casados, mientras pienso, o me imagino: cómo le gustará a ésta, quién engañara primero, cuánto durarán casados. Tengo 40 años: creo que es normal sentirse así cuando tus diminutas ambiciones profesionales se difuminan en un ataque de risa loca reprimida.
Lo que si, es que hace quince días abrí lo que queda del periódico donde trabajo - para criticar a los pocos fotógrafos que quedan - y me topé con un rostro familiar: Javier Hinojosa, de 20 años, detenido junto con Fulano y Merengano, en una casa de seguridad donde tenían secuestrado a Sutano de tantas, dueño de un lote de autos. Estaba en la mesa, tomando un café. Tranquilamente abrí mi viejo almanaque hasta hallar una foto mediana de un pequeño bebé sentado precariamente mientras sonríe y mira un punto de una esquina superior. El fondo es difuso, y era por aquellos años cuando experimentaba con la velocidad del obturador y el enfoque del lente. El niño y el joven regordete del periódico son el mismo, son Javier Hinojosa. Yo tenía su edad cuando tomé la foto que guardo en el almanaque. El tiempo lo convirtió en un manguera, en un secuestrador, mafioso de carrera truncada.
El fin de semana pasado me tocó trabajar en un quince años, en el salón Mezzanine, el que está por el bulevar Insurgentes. Comprobé lo ignorante o inocente que soy cuando llegaron unos cincuenta soldados y a punta de rifle y gritos comenzaron a arrearnos y separarnos en mujeres y hombres, sin importar edades. Al final, subieron con todos los hombres, incluidos adolescentes y pubertos, y acabamos en el cuartel militar Morelos. Ahí estaban invitados, meseros, músicos, cantineros, los del sonido y el único fotógrafo. Comenzaron a entrevistarnos; no a todos: se detuvieron cuando hallaron al lugarteniente que buscaban. Se lo llevaron a la Ciudad de México junto con dos policías estatales. Luego nos soltaron.
En la banqueta entendí que habiamos estado más de quince horas detenidos. Era de día y los familiares fueron recibiendo a los que soltaron, la mayoría empleados y adolescentes. No había sol, la tarde incipiente era de un azul gris, y pensé en un enorme foco de flash que languidecía en milésimas de segundo frente al cadaver inflado del último perro callejero de Tijuana. Parpadeé y supe que tendría que caminar hasta el bulevar para tomar un camión. Frente mio descubrí a media docena de mujeres compungidas que recibían a ocho adolescentes. En sus semblantes, mientras eran abrazados por sus madres, adiviné el orgullo elocuente y transgresor de dejar la infancia con la primer anécdota interesante de su recién estrenada vida delictiva. Ya podía verlos, presumiendo a todo pulmón en la secundaria la delicia de haber sido interrogados como capos, y probablemente inventando miradas amenazantes y palabras valentonas.
Caminé con pereza y planeé el resto de la tarde. Pasé por el parque de la Torre Aguacaliente, y entre sus jardineras me hallé un árbol de eucalipto. Tomé unos tallos cortos y los amasé en la mano, hasta que mis dedos emulsificaron recuerdos breves y pausados de mi infancia. Recordé cuando caí de una bicicleta bajando un cerro cualquiera de La Gloria y me rompí el brazo izquierdo. Volví a sentir el temor, el espanto de sentir mi brazo entumido y verlo enrojecido y polveado. Nunca será lo mismo ser niño en ésta ciudad, y no son palabras de viejo. Ahora hay que andarse con cuidado con la infancia tijuanense. Ya no sabemos en lo que se convertirán.
Etiquetas:
manuel,
Miedo a los niños
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Nuestros bloggers no los selecciona el azar, ni un dedo en el cielo, ni un niño de la lotería nacional; nosotros los seleccionamos de acuerdo a su peculiaridad y estilo de escribir. Recolectivo no es un blog abierto a cualquiera pero tendremos invitados.
A continuación nuestra lista de colaboradores:
Srta. Pelo Irritante adolescente con complejo de Peter Pan. De calvita sexy y gracioso caminar. Aspirante a mimo. Ha usado el mismo par de zapatos en los últimos 7 años y sólo se baña los domingos .Dicen que es rara: lo es.
Freddymatico Zimmerman. Blogger de orejas perfectas y patillas de taquero. Sarcástico engreído de comentarios corrosivos. Egocentrico jactancioso con pretenciones de macho-alfa, de piel sensible y todo poderoso. En constante contacto con su lado femenino.
Huevo Luis, nada más. Blogger venido a menos. De niño creía que Chinampa era una ciudad, pero ahora ya no está seguro. Lo acusan de ser un montón de cosas, casi todas ciertas. Él es Luis, nada más.
Salaverga. Sonorense jocoso con ínfulas de mafioso siciliano. La versatilidad y el garbo de un exiliado voluntario, que a vivencias propias, sabe que puede ser más frío el desierto de un país decadente y avaricioso, que el mismo Rio Bravo en los raudales de agosto.
Mulder. Mediocre heroe del canal 5. Desempleado de final de temporada. Escritor de lo anormal y cazador de lo paranormal. Valiente captor del Chupacabras. Fiel amante de Scully y perseguidor de extraterrestres furtivos.
NEB. Publicista frustrado prófugo de los yermos publicitarios y desertor de la semiótica. Amante de lo kitsch y buena onda. De repugnante y nauseabundo sentido del humor.
Yo soy Ella. Costeñita en el exilio. Alcohólica en proceso con la habilidad para permanecer dormida largas horas ininterrumpidas. Con tendencia a caer y accidentarse. Los internets la odian y ella odia el aguacate.
Caballero. Televiso y comunicólogo. Locutor y productor de obviedades inherentes. El maestro limpio de los blogs,
autentico portavoz del proletariado con tildes de barrio bajo. Burgués desidioso con aspiraciones de Zabludovsky.
Kabeza. Monero nacido en el desierto y exiliado en el asfalto. Fuma para esconder el bigote y dibuja porque no le queda de otra. Extraña las tortillas de harina, por eso adopto a la Tía Rosa.
Plaqueta. Como no daba una socializando ni bailando salsa, tuvo que abrir un blog. Se dice que cuando muera encontraremos sobres de Splenda regados entre sus pertenencias. Ama tanto a los hombres que le gustaría ser uno, aunque la idea de ligar con mujeres la asquea (pinches viejas). Abusa de los paréntesis (por ejemplo).
Guffo. Su mayor temor es ver a Cepillín sin maquillaje y una vez llego hasta el nivel del pretzel en Ms. Pac-Man. Ha tenido una vida provechosa y llena de triunfos, como podrán darse cuenta.
Changos. Fiel practicante de la ley del mínimo esfuerzo. Inconforme estudiante de ingeniería. Inconforme hijo de familia. Naco, inculto y borrachín. Torpe y descoordinado. Tipo de pocas palabras y aspiraciones. Indispuesto al desarrollo si este implica abandonar la comodidad de la sombrita.
Rox. Computita manipuladora. Se le vio por última vez con una caja de cartón de leche Lala en el aeropuerto acosando extranjeros. Señas particulares: Pecas en las nalgas y tendencia a morder. Padece de sus facultades mentales.
Canibal. Chamaco de rancho. Flaco, prieto, panzón y alcohólico. Cuasimisógino. Amante de la crítica a lo wey y del mundo porno. A veces llora en las mañanas, cuando recuerda la muerte violenta de su perro Jicotillo... pero ya lo está superando.
LaMaga. Monógama rehabilitada. Sobrevivió al ataque de sus propios tacones teiboleros (ya no hay lealtad en este mundo). Fanática de los cuentos (los reales, los ficticios, los propios, los ajenos y sobre todo los que le han regalado a título personal). Le gustan las películas repetidas y los planes malévolos. Las fuerzas superiores la odian.
Perdidos en acción.
Falso Profeta. Lanchero Escritor enmascarado de alta nobleza. Blogstar de naturaleza sobrevalorada. Proveniente de modesta cuna pero con afanes de opulencia. Porque su sangre, aunque plebeya, también tiñe de rojo.
7 comentarios:
Muy chingon.
Pero, ¿A poco tienes 40 años?
...
ahora los niños ya no te dicen mi papa es Superman,ahora te dicen mi papa es narco.
muy buen post.
Lamentablemente está realista. Este si me gustó :).
"El dueño es padre de una fotógrafa artística muy pretenciosa y de una músico, talento local y orgullo de la familia." En este punto me pregunté si estabas en Tijuana. La respuesta me llegó en el penúltimo párrafo.
Como siempre, eres un digno retratista de la realidad que te rodea. Me gusta el aire costumbrista que tienen tus posts.
Enhorabuena.
Jajajaja pinche alien tan delicadito
muy bueno
Jeje, un poco de ficcion por aqui y por alla en tu post pero no podria ser mas real. Me recuerda los comentarios en un post anterior, uno diciendo que todo lo escrito era verdad y otro diciendo que todo era ficticio. Muy buen post.
Publicar un comentario