martes, 23 de junio de 2009

En boca cerrada



Dime con quién andas y te diré quién eres. Por años soñé con el día en que entraría a la universidad. Supongo que por eso recuerdo con claridad al grupo que me tocó el primer semestre: un montón de pseudoadultos tratando de hacer algo con su vida, con sus hormonas y con su tiempo, a fin de encontrar una justificación para quedarse en la casa paterna y continuar viviendo sin el pedo de pagar una renta o tener que trabajar. El primer día de clases les pasé revista, uno por uno: no teníamos nada en común.

El que con niños duerme, mojado amanece. Pero ni modo de soltarlo a bocajarro: bola de pendejos, sólo yo sé lo que quiero hacer con mi vida, sólo yo tengo vocación, y por lo visto sólo yo tengo que mantener una casa, un chamaco y a mí misma. Pero yo era cuatro años más grande que todos, la que entró tarde era yo; así que ni pedo, a sonreír y aguantar vara. 

Gallina vieja hace buen caldo. Tina era la típica maestra atrapada en los setentas: hablaba de equidad, era feminista, alzaba la voz cuando decía la frase “triunfo revolucionario” y creía de corazón en el EZLN. Siempre traía grupitos de alumnos revolotéandole; a las chavas las alentaba, les decía que ellas podían hacer lo que se propusieran, medio las adoptaba. A los chavos les daba alas y les coqueteaba de pasadita. Una vez tres tipos fueron a su casa a una “asesoría”; se oyó hablar de Tina en shorts durante las siguientes dos semanas.

Más vale pájaro en mano. Algo peor que llamarte Arnulfo, es llamarte Arnulfo y que te guste tu maestra, casi veinte años más grande que tú. Arnulfo todo el tiempo le veía las tetas a Tina, hablara ella de Flores Magón o de la petrolización de la economía. El tipo, a mitad de la clase, invariablemente se salía un rato, en lo que resultó ser ampliamente conocido como “chaqueta time”.

Agua que no has de beber… La buena de la clase se llamaba Gilda, una morenaza de Oaxaca. Se le lanzaba con fervor a un güerito coyoacanense que usaba botas todo el tiempo. El tipo le metió mano una vez y hasta ahí. En cambio otro fulano, José Luis, babeaba por la tipa en horario triple A. Un día la tal Gilda llegó con la misma ropa que el día anterior y con una sudadera de José Luis. El güerito puso cara de “pus sí” y la Gilda de “pa’ que veas”. El José Luis moría de amor.

Al mal paso, darle Gerber. Gilda acabó pariendo un chamaco cuando íbamos en cuarto semestre. 

Más vale una colorada que cien descoloridas. Un día, en plena campaña electoral, Cuauhtémoc Cárdenas fue a la universidad. Era 1994, la gente lo amaba. Tina particularmente; en el salón todo era admiración al patriarca y miradas de aprobación de la maestra para quien las lanzaba. De pronto una tipa, la fresa-cabeza-hueca que hay en todo grupo, la soltó: ella era príista. Su papá era funcionario público y todo lo que su familia tenía se lo debían al PRI, y estaba orgullosa de ello. Silencio de tumba. Miradas de furia de Tina. Miradas de sorpresa de algunos. Mirada de admiración de mi parte, la neta.

Palo dado ni dios lo quita. Ya entrados en detalles, el mismo día de la muestra de valor de la príista, mi amiga Margarita soltó la suya: le va al América.
Era más fácil perdonar a la del PRI.

De limpios y tragones están llenos los panteones. Había un tipo que en las mañanas iba a la escuela, en las tardes trabajaba limpiando oficinas, y en la noche se metía de todo. No iba en el grupo, él estudiaba psicología; pero era amigo de una chava del salón. Una vez en una fiesta se metió a bañar y se colgó de la regadera.

Del plato a la boca se cae la sopa. Empezamos el semestre 32. Pasamos al siguiente sólo 18.

Sólo las ollas conocen los hervores de sus caldos. Dando una segunda mirada, la cosa es esta: ni estaban tan pendejos, ni estaban tan perdidos, y al final seguramente algo teníamos en común. O será que el que con lobos anda, a aullar se enseña.

16 comentarios:

tazy dijo...

y también pasó la priísta?? las fresas dan gratas sorpresas de repente. mi roomie en gdl era la legalmente morenaza de la udg. fresísima pero la hice de izquierda...

y ella me enseñó eso del maquillaje...

qué cosas

Nikko 2.0 dijo...

Wow! Increíble post.

ge zeta dijo...

Qué buen post, un placer leere como siempre.

Y también me intriga saber si la priísta pasó jojo

Chilangelina dijo...

La priísta pasó. Entró a la universidad queriendo estudiar psicología, según recuerdo. Supe que se tituló en administración.
Para el breviario cultural, después de este post recordé que una vez, cuando me candidatearon para el consejo estudiantil en un momento en que se debatía el aumento de cuotas en la universidad pública, la tipa me dijo: "Yo te apoyaría, la verdad es que creo que nos hace falta una rocola en la cafetería". Así era ella: sencishita y sin complicaciones.

El Belo dijo...

Me fascinó el post. Que buen relato de todos los refranes adecuados cada uno con una situación. Felicidades.
Saludos.

mel dijo...

Muy buenpost. Siempre me atrapas en tus relatos, escribes muy bien, es mas.... no podrias postear dos veces por semana??

Anónimo dijo...

Excelente post.

Botica Pop dijo...

Esto es un escrito muy bien escrito. No sé como decirlo bien, pero qué bueno es.

cors dijo...

Tenía un gran comentario (creo), pero se borró y ahora estoy de malas.

Ya ni modo, un comentario ordinario para este extraordinario post.


PD: me encantan encantan los refranes.

La Rosy dijo...

¡De mis top post del mundo!

La última reflexión, acertadísima. ¡Chila para megablogger!

Conejitocisne dijo...

Haz de cuenta que me ví en los salones de la Facultad.

Pero acá ya no era Cárdenas, era más el Peje.

Nebulosa dijo...

un muy preciso uso de los refranes, no cabe duda que por algo están enclavados en la sabíduria popular. Buenísimo post.

El Contador Ilustrado dijo...

preciso y atinadisimo

Charra Frijolera dijo...

es uno de los post mejor estructurados que he leido en mi vida. Chidisimo chila. Ya mero es agosto, vienes?

ほし dijo...

si empezaron 32 y terminaron 18 suena difícil!
buenísimo post!!!

Kyuuketsuki dijo...

Chila: ya lo he dicho en otras entradas pero no puedo dejar de repetirlo. Que bonito escribes, en serio. Me gusta mucho como desarrollas tus historias. Cuando sea grande quiero ser como tú

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